Editorial Alaire

.
[B]SUBMARINA[/B]


Y sin decir nada me decías.

Te dejabas flotar celeste al aire,
burbuja fugaz rota de luces,
brisa casual que en mi estallaba.

Si algún amor hubo más paciente
no tendrá de tu espera la certeza
ni ese beso inexistente tan profundo,
que era verte y no ver lo que guardabas.

Submarina abisal entre almohadones
extendías tus sedales caprichosos
como alambres en las oscuras copas
aburridas de sus hombres,
distraídos tiburones fluorescentes.

La experiencia infantil de tu mirada
fue carnada suficiente a mis hambrunas.

Y allí mordí de tu peligro tres rincones
que me quitaron la sed y un mar de dientes.



...

.




Interesante zambullida, amigo Ignacio. Bravo, poeta!

Abrazos - Iben



.

me gusta la intención marina...´

Saludos.

¿Quién era el pescador?
Siempre es un gran placer perderse en tus letras. Besos

Gracias Iben por poner estos versos a navegar.

Un abrazo.

Gracias María por pasear entre mis versos marinos.

Un beso con cariño.

Interesante asociación entre el mundo marino y la sensualidad. Me gustó el poema. Un abrazo.

Era pescadora y su cebo eran miradas vestidas de inocencia. Sabía mover el sedal con delicada suavidad y siempre, siempre, atrapaba algún merluzo (tal vez como yo).

Un beso y gracias por tu comentario grato.

Gracias Ramón por tu lectura y comentario.

Un abrazo.

Poesía, mar y amor han ido siempre de la mano. Pero no siempre se consigue con ello la armonía poética. Tus versos me han parecido armónicos y bellos.
Un abrazo, Ignacio.
J. manuel

Es como si aquel primer amor inocente fuera en realidad un sueño abisal. Así lo recuerdo yo también, de alguna manera, ahora que lo dices. Como un mecerse de algas y sonido apagado de profundidades. Me ha encantado descubrirlo.

Gracias José Manuel por tu grato comentario.

Un abrazo.

Muchas gracias Pablo por tu generoso comentario. Me alegro de que te haya gustado.

Un abrazo.

Submarina abisal entre almohadones
extendías tus sedales caprichosos
como alambres en las oscuras copas
aburridas de sus hombres,
distraídos tiburones fluorescentes.

Buenos versos.
un abrazo

Hermoso poema, amigo Ignacio, por el cual se desliza una voz que quiere transmitir de una forma personal, quiere ser el eco de su autor. A mi juicio lo consigue. Muy bien la alegoría con el mar y ella, en una simbiosis semántica bellísima.

Por otro lado, el ritmo es demasiado primario. No es un secreto que el ritmo "primario", o sea, el ritmo libre, es el más natural y es el que pretenden los poetas como fin supremo, como la meta. Pero no es el principio.
Una manera de ganar desenvoltura, variedad, sorpresa, etc., en la cosa rítmica, sería dejar los versos de una longitud dispar, es decir, versos largos, cortos, medianos, combinados entre sí.

Dado que tus versos ya tienen una estética bastante lograda, sería conveniente mantenerla en cualquier combinación, aun en los versos cortos.

En fin, ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema.
Un cordial abrazo.