Editorial Alaire

Rescato este poema antiguo, como recuerdo a una conversación con Julián Borao, en Madrid, en la que señalábamos la importancia de la "pasión",a la hora de enseñar.

Para todos los poetas dedicados a la docencia.







Me señaló un tesoro,
el mapa de un tesoro que esperaba
enterrado en los vértices del miedo.

Me indicó ese camino sin saberlo,
sin conocer el rastro que dejaba en cada afirmación
que, muy probablemente, ni él mismo se creía.

Tal vez ya se haya muerto,
y exprimiendo la ausencia de las aulas
insista en señalar la cruz donde excavar cada palabra.

El tiempo se ha comido sus facciones;
una barba tal vez,
una pata de palo
o un parche desgastado
asumiendo el vacío de mis ojos.


-Es fácil recordar cuando la imagen se viste en el ropero de la infancia,
pero sigue ondeando en este océano
su bandera de voz
casi pirata.

Yo encontré mis poemas,
justo antes,
olvidé su apellido para siempre.




Luis Oroz.

Recuerdo la conversación, Luis, en medio del tumulto de la noche de sábado madrileña, y me alegra que tú también. Creo, si no me equivoco, que me hablaste de un profesor que ejerció cierta influencia en tu interés por las letras. Decíamos que para enseñar no basta con la formación en conocimientos sino que hay que hacerlo con amor por lo que se enseña, con esa pasión que ayuda a transmitir. En fin, fue una conversación en la que creo que coincidíamos en puntos de vista sobre la docencia.
El poema es, objetivamente, muy bueno y, por lo que me toca como docente, emotivo (la dichosa palabra). Va directo al asunto y lo expone de tal manera que no puede sino encantar, además de tu habitual dominio de la cadencia poética. Te agradezco que lo hayas insertado así como por sentirme incluido en la dedicatoria.
Un fuerte abrazo, amigo, espero que tengamos ocasión de mantener nuevas conversaciones.
Julián Borao

Amigo Luis:

Como docente casi a punto de culminar mi periplo en la enseñanza, te agradezco la oportunidad de este poema que nos apunta a los muchas veces desorientados y desanimados profesores en la dirección de que lo que hacemos con entrega y con afecto, muchas veces tiene su fruto y favorece la ocasión feliz de resultados como éste, el de poder leer un hermoso y bien construído poema desde la experiencia del alumno. El poema, como he dicho y bien sabes, es extraordinario en sí mismo; pero en mi caso particular me lleva a la reflexión de que si todos los más de treinta y ocho años de enseñanza hubieran servido para que alguien escribiera aunque sólo fuera una estrofa o un verso de los que aquí dejas, daría mi trabajo por bien empleado. Voy a soñar que será así. Gracias, Luis.
Salud.

Me alegra, Julián, que hayas apuntado los detalles de la charla.
Yo le estoy profundamente agradecido a ese profesor, que posiblemente, nunca llegue a saber de su influencia sobre mi instinto poético.
Pero de buen nacido es ser agradecido, como dicen por mi tierra.

Espero que tengamos ocasión, compañero, de volver a compartir diálogo y poesía.

Mil gracias por tu paso, y este abrazo.

Luis Oroz.

Los nombres sólo son eso, nombres; y las facciones se arrugan con el tiempo. Tienes su impronta en tu memoria y su tesoro en tu estro, que a fin de cuentas es lo que importa.

Un abrazo

Marcos

Luis Oroz escribió:

Rescato este poema antiguo, como recuerdo a una conversación con Julián Borao, en Madrid, en la que señalábamos la importancia de la "pasión",a la hora de enseñar.

Para todos los poetas dedicados a la docencia.







Me señaló un tesoro,
el mapa de un tesoro que esperaba
enterrado en los vértices del miedo.

Me indicó ese camino sin saberlo,
sin conocer el rastro que dejaba en cada afirmación
que, muy probablemente, ni él mismo se creía.

Tal vez ya se haya muerto,
y exprimiendo la ausencia de las aulas
insista en señalar la cruz donde excavar cada palabra.

El tiempo se ha comido sus facciones;
una barba tal vez,
una pata de palo
o un parche desgastado
asumiendo el vacío de mis ojos.


-Es fácil recordar cuando la imagen se viste en el ropero de la infancia,
pero sigue ondeando en este océano
su bandera de voz
casi pirata.

Yo encontré mis poemas,
justo antes,
olvidé su apellido para siempre.




Luis Oroz.

Los niños, son capaces de imaginar las más audaces aventuras incluso en las aulas. No es extraño que el profesor, se vistiese con la piel del héroe de sus sueños. Siempre hubo un profesor especial, alguien que como en tu caso, tal vez sin saberlo, consiguió sacar lo mejor que había en ti. Ahora como adulto, no hace falta que nadie te guíe, ya lo has conseguido tú con creces. Precioso el poema y entrañable el reconocimiento. Besos

El tiempo dice si lo que sembramos da fruto con luz. En tu caso así fue y así nos lo das a disfrutar.
Qué gusto leerte
Abrazos
Pilar

[B][I]Rescato este poema antiguo, com[/I][/B][B][I]o recuerdo a una conversación con Julián Borao, en Madrid, en la que señalábamos la importancia de la "pasión",a la hora de enseñar.

Para todos los poetas dedicados a la docencia. [/I][/B]
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Me señaló un tesoro,
el mapa de un tesoro que esperaba
enterrado en los vértices del miedo.

Me indicó ese camino sin saberlo,
sin conocer el rastro que dejaba en cada afirmación
que, muy probablemente, ni él mismo se creía.

Tal vez ya se haya muerto,
y exprimiendo la ausencia de las aulas
insista en señalar la cruz donde excavar cada palabra.

El tiempo se ha comido sus facciones;
una barba tal vez,
una pata de palo
o un parche desgastado
asumiendo el vacío de mis ojos.


-Es fácil recordar cuando la imagen se viste en el ropero de la infancia,
pero sigue ondeando en este océano
su bandera de voz
casi pirata.

Yo encontré mis poemas,
justo antes,
olvidé su apellido para siempre.

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No sólo es un poema hermoso, Luis, es un poema que cuenta y cuenta bien.

Yo coincido contigo en eso de ponerle pasión a lo que hacemos, porque a la vez que se disfruta en el trayecto lo agradece después el resultado, y aquí tenemos una buena prueba de ello.

Este verso, [B]"insistía en señalar la cruz donde excavar cada palabra",[/B] que es precioso, no me encaja con el ritmo del resto, aunque puedo pensar que lo colocaste adrede en mitad del poema para romper el tintineo que puede causar un exceso de musicalidad. No lo sé, pero en cualquier caso, me he quedado admirado de tu obra.

Un placer leerte, amigo.

Un abrazo, poeta.

Julio González

Amigo Luis:

Como docente casi a punto de culminar mi periplo en la enseñanza, te agradezco la oportunidad de este poema que nos apunta a los muchas veces desorientados y desanimados profesores en la dirección de que lo que hacemos con entrega y con afecto, muchas veces tiene su fruto y favorece la ocasión feliz de resultados como éste, el de poder leer un hermoso y bien construído poema desde la experiencia del alumno. El poema, como he dicho y bien sabes, es extraordinario en sí mismo; pero en mi caso particular me lleva a la reflexión de que si todos los más de treinta y ocho años de enseñanza hubieran servido para que alguien escribiera aunque sólo fuera una estrofa o un verso de los que aquí dejas, daría mi trabajo por bien empleado. Voy a soñar que será así. Gracias, Luis.
Salud.

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Mil gracias, amigo.
Puedo entender perfectamente, ese "desasosiego" que con el tiempo puede llegar a adueñarse de uno.
Pero en la enseñanza, como en casi todas las profesiones, el amor por lo que se hace, da sus frutos.
En tu caso, no hay lugar a dudas, porque destilas esa sinceridad docente y personal.
Te aseguro que me hubiera encantado tenerte como maestro, aunque hubiera tenido trabajo extra, porque yo siempre fuí un pésimo estudiante.

Un abrazo cómplice, compañero.

Luis Oroz.

Marcos

Los nombres sólo son eso, nombres; y las facciones se arrugan con el tiempo. Tienes su impronta en tu memoria y su tesoro en tu estro, que a fin de cuentas es lo que importa.

Un abrazo

Marcos

Gracias por la visita, Marcos. El poema, a modo de homenaje tardío, intenta arrojar una gratitud uni-versal, seguramente todos tenemos a alguien en ese punto de inflexión, vida-poesía.

Un placer recibirte, compañero.
Mi abrazo.

Luis Oroz.

Todos recordamos aquel viejo profesor que de alguna manera nos orientó en la imprecisa conciecia de futuro que cabe en un adolescente.
Tus letras son siempre un lujo


Mi abrazo