Editorial Alaire

Si mueren las palabras será más fuerte el llanto,
se quebrarán los pechos en las sombras
y, tristes e ignoradas, desertarán las aves.
Y seguirán sonando el humo y sus hogueras,
y sonará el violento rugido del metal,
diamantes como grava entre los dedos,
monedas de sollozos en los vientres,
corolas monocromas insensibles.
Y no poder jamás decir te amo,
miradas extasiadas, miradas infinitas,
palabras enterradas en densos cementerios,
y sangre, manantiales de sangre apasionada,
que bulle, que palpita y rompe y brota
e invade las estancias del pálido recuerdo
como al terrible mar lo invade un alba.
Y ya no habrá poemas, sólo lágrimas,
suspiros sordomudos, risas ebrias,
lamentos impregnados de silencio,
candores malheridos, largas noches.
Pero en la niebla oscura de la idea,
mi sueño encarcelado volará:
si mueren las palabras, persistirá el amor.

Buen poema, Jerónimo; en mi opinión, de los poemas mejor construídos que he leído últimamente. Mi enhorabuena.
Salud.

Marcos Andrés Minguell escribió:En efecto, si murieran las palabras nos convertiríamos en simples animales, Usémoslas tan bien como tu lo haces en tu poema...

Gracias por tu elogioso comentario, Marcos. La palabra nos hace humanos y nos capacita para unirnos y así alcanzar ese mundo universal con que soñamos.

Un abrazo.

Jerónimo, un poema que fluye lentamente, capturando versos de gran valía, en los que la emoción palpita como si le estuviera pasando a cualquiera que te lea. A mí, al menos, me ha pasado. Y me ha encantado que me pase.

Un abrazo.

Una maravilla Jerónimo. Sin palabras tendríamos en los dedos mordazas.. te lfelicoto. Estos versos ufff, me encantan

palabras enterradas en densos cementerios,
y sangre, manantiales de sangre apasionada,
que bulle, que palpita y rompe y brota
e invade las estancias del pálido recuerdo

Impresionante poema, Jerónimo.

Se clava en tus versos esa necesidad vital de comunicarnos, toda esa fuerza que estalla entre las manos, entre los dientes, como un volcan de sentimientos igneos.

Y no poder jamás decir te amo,
miradas extasiadas, miradas infinitas,
palabras enterradas en densos cementerios,
y sangre, manantiales de sangre apasionada,
que bulle, que palpita y rompe y brota
e invade las estancias del pálido recuerdo
como al terrible mar lo invade un alba.

Ya sabes que siento debilidad por la palabra que lleva una emoción palpable, por la voz capaz de derramar algo de sí, bajo la capa, muchas veces impermeable, de la gramática.

Fantástico poema, con toda sinceridad.

Un abrazo, monstruo.

Luis Oroz.

Jerónimo: he tenido la suerte de poder leerlo muchas veces antes de llegar aquí, y de apreciar su arte como uno de los más sólidos y ejemplares de la red, pero aún así se le ve en continuo crecimiento.

No conozco de técnicas, lo sabrá usted, pero conozco de sentir, y sé reconocer una pluma de altura cuando la veo. Este poema es otro ejemplo de ello, tiene versos inolvidables, en su conjunto es un despliegue de sensibilidad y ese final es simplemente maravilloso.


Un abrazo y mi admiración.

Julio González Alonso escribió:Buen poema, Jerónimo; en mi opinión, de los poemas mejor construídos que he leído últimamente. Mi enhorabuena.
Salud.

Ante un comentario como este, mi respuesta ha de comenzar así:

"Querido amigo:"

La verdad, Julio, es que es de los elogios más bellos que me han dirigido. Y viniendo de un poeta como tú, el elogio es doblemente gratificante. Nunca lo olvidaré.

Gracias.

Un abrazo.

Jerónimo, un poema excelente con una fuerza que te arrastra hasta el final. Me encanto. El cierre perfecto y rotundo.

Mi enhorabuena. Te dejo mi admiración y mi amistad. Un fuerte abrazo.

Susana

Muy hermoso lo que dices y el cómo lo has dicho sobre todo. Aunque la palabra no exista... nada, nada acalla al amor. Pero cuando se dice así, pues emociona. Me ha gustado mucho. Mis saludos yrespetos.

Juanmi Jerónimo escribió:Jerónimo, un poema que fluye lentamente, capturando versos de gran valía, en los que la emoción palpita como si le estuviera pasando a cualquiera que te lea. A mí, al menos, me ha pasado. Y me ha encantado que me pase.

Un abrazo.

La emoción, ah, la emoción, querido Juanmi. ¡Qué difícil encontrar el camino por donde hacerla llegar a los demás! Me hace muy feliz comprobar que, en este caso, he sabido conducirla hacia ti.
Te agradezco mucho este comentario y no quiero marcharme hoy sin hacerte patente que, después de haber leído todo lo que tienes publicado aquí (o casi todo), he quedado maravillado con tu poesía. Si no fuese así, no diría nada.
Un abrazo.

Vuelvo para decirte que tu poema ha motivado nuevos intentos, creo que es lo más valioso que puede dejar un poeta.
Crear inspiraciones ajenas.

Un abrazo.

Luis Oroz.

Rosario Alonso escribió:Una maravilla Jerónimo. Sin palabras tendríamos en los dedos mordazas.. te lfelicito. Estos versos ufff, me encantan

palabras enterradas en densos cementerios,
y sangre, manantiales de sangre apasionada,
que bulle, que palpita y rompe y brota
e invade las estancias del pálido recuerdo

Y a mí me encanta que a ti te encanten. Así siento que esos versos han alcanzado el objetivo para el que fueron creados.
Te agradezco mucho tus palabras, Rosa. Palabras que me ayudan y que guardo en mi memoria.

Un beso.

Es evidente, Jerónimo, que tenemos una visión estética muy distinta y, que por lo mismo, valoramos de distinta manera el uso de ciertos recursos en el poema, lo que a la larga nos lleva a escribir de forma tan diferente. Lo anterior, no es una crítica, al menos no en este caso, porque creo que eso le hace bien finalmente al arte de la escritura y, bueno, quería decirte después de todo lo anterior, que le he dado unas cuantas lecturas a tu poema, y me parece notable, desde la emocionalidad que expresa, hasta la forma en que lo hace, el uso de los elementos naturales, de los sustantivos y la medida adjetivación, así como el desgarro y la conclusión, todo positivo. A mí, en lo personal, la constante crítica de lo prosaico o lo “versaico” me da lo mismo, veo poesía, mucha, en este poema, y eso es lo que venía a decirte. Un gusto.

Un abrazo fraterno desde mares chilenos, Benjamín.