Editorial Alaire

Cuando en la paz del campo me despierta
la tenue claridad de la mañana
de par en par detrás de mi ventana
contemplo un corazón que abre su puerta.

Su inmensa soledad me desconcierta
un prado todo verde me reclama
con la gota indecisa de una rama
que amamanta a una flor recién abierta.

Al fondo se desliza un riachüelo
que a la jara que asoma su sonrisa
su filo de cristal sirve de espejo.

Y al percibir la plata de mi pelo
el beso tierno y tibio de su brisa
siento la placidez de hacerme viejo.

Realmente da paz tu soneto. Un placer leerte
Un abrazo
Pilar

Te han salido ahí esos códigos del dichoso editor, que dificultan la lectura, pero aún así lo he leído y me gusta tu soneto de alegría, donde evocas un pasado sin nostalgia. Vivir el presente. Yo creo que sólo te haces viejo por fuera.

Un abrazo.

Marcos

Pilar Morte escribió:Realmente da paz tu soneto. Un placer leerte
Un abrazo
Pilar

Querida Pilar, gracias por tus palabras,

Un abrazo.

Marcos de la Mancebía escribió:Te han salido ahí esos códigos del dichoso editor, que dificultan la lectura, pero aún así lo he leído y me gusta tu soneto de alegría, donde evocas un pasado sin nostalgia. Vivir el presente. Yo creo que sólo te haces viejo por fuera.

Un abrazo.

Marcos

Hola Marcos, aunque lo he editado varias veces, no consigo que desparezcan, muchas gracias por tus palabras, efectivamente solo se hace viejo por fuera y nunca por nuestra culpa, ese dichoso tiempo nos la tiene sentenciada.

Pero cada segundo debemos gozar lo que tenemos, si sólo nos preocupamos de nuestros achaques, no veriamos la flor mamando ni a la jara riendo ni el riachuelo ni sentiriamos la caricia de la brisa.

Un abrazo.