Editorial Alaire

Necesito las voces para acallar la mía,
el pacto del silencio con ruidos que me salve
del desván que recoge equipajes profundos,
y los deja en mi piel confundiendo los ojos.

Necesito otras voces para escapar del miedo,
la muerte del camino que deshabita el reino,
y deja en la duda, al filo del fracaso,
las llagas sin defensa manando en solitario.

¿Cuántos guiños les faltan a los pájaros,
cuántas notas en su canción
para no volar broza abajo,
cuántas respiraciones para vencer la muerte?

No hay ritmo que adelante el paso a la vida
invirtiendo el sentido, la escala que desafina las raíces

Brillan espejos donde los rostros mueren
y buscan perfiles que no asienten en mármol,
el eco que no arroje cenizas en el paso.

Necesito otras voces
porque la paz del silencio no doblegó el miedo de mi vientre

Amiga Pilar, es un lujo llegar a estos versos en los que la serenidad y la firmeza se ofrecen en perfecto equilibrio. Excelente poema, armonioso en el ritmo, perfecto en el lenguaje, convincente en la expresión, emotivo en el decir. Un lujo y un orgullo inaugurar los comentarios de este trabajo.
Salud.

Pilar Morte,

Otras voces llegan
y se adueñan del interior
la nuestra se pierde
entre tanto ruido

a veces es necesario el silencio
para
descubrir la riqueza de las mismas


Magnífico poema, querida amiga

Un abrazo fuerte

Pilar Morte escribió:Necesito las voces para acallar la mía,
el pacto del silencio con ruidos que me salve
del desván que recoge equipajes profundos,
y los deja en mi piel confundiendo los ojos.

Necesito otras voces para escapar del miedo,
la muerte del camino que deshabita el reino,
y deja en la duda, al filo del fracaso,
las llagas sin defensa manando en solitario.

¿Cuántos guiños les faltan a los pájaros,
cuántas notas en su canción
para no volar broza abajo,
cuántas respiraciones para vencer la muerte?

No hay ritmo que adelante el paso a la vida
invirtiendo el sentido, la escala que desafina las raíces

Brillan espejos donde los rostros mueren
y buscan perfiles que no asienten en mármol,
el eco que no arroje cenizas en el paso.

Necesito otras voces
porque la paz del silencio no doblegó el miedo de mi vientre

Esplendido poema Pilar. Siempre que te leo logras que me hunda en tus palabras y que nade sumergido por tus versos. Creas microclimas muy tuyos. Este poema lo siento como un pedido de ayuda, no desesperado, pero sí urgente. Necesitamos otras voces que vengan a apagar las nuestras, a silenciar el grito interno de la muerte que nos aturde; el canto de los pájaros y las cosas, sí, las cosas también deben acariciarnos de vez en cuando el alma.
Me encantó Pilar, siempre es un placer leerte.

Julio González Alonso escribió:Amiga Pilar, es un lujo llegar a estos versos en los que la serenidad y la firmeza se ofrecen en perfecto equilibrio. Excelente poema, armonioso en el ritmo, perfecto en el lenguaje, convincente en la expresión, emotivo en el decir. Un lujo y un orgullo inaugurar los comentarios de este trabajo.
Salud.

Tu generosidad en el comentario me abruma, pero lo agradezco y me alegra. El lujo es tenerne en mi ventana

Por cierto, ya no sales en verde cuando entras. ¿Ya no valoras?

Bravo, Pilar, unos versos directos, un poema dotado de una fuerza innegable y una palabra poética que se vierte de una manera magnífica.
Un fuerte abrazo.
Julián Borao

cuántas respiraciones para vencer la muerte?

Todos necesitamos de otras voces, quien diga lo contrario miente... Me he enamorado del verso de arriba...

Un placer leerte. Te mando un beso grandote,

Carmen

porque la paz del silencio no doblegó el miedo de mi vientre

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Excelente final

Parece que no quieres gritar en solitario.

Te cedo mi voz y aunque apenas perceptible seguro contribuirá a doblegar el miedo.

Un beso.

Marcos

Ricardo Serna G escribió:Pilar Morte,

Otras voces llegan
y se adueñan del interior
la nuestra se pierde
entre tanto ruido

a veces es necesario el silencio
para
descubrir la riqueza de las mismas


Magnífico poema, querida amiga

Un abrazo fuerte

Gracias , Ricardo, por acercarte al poema y dejar tu valorada huella
Abrazos
Pilar

Pilar Morte escribió:Necesito las voces para acallar la mía,
el pacto del silencio con ruidos que me salve
del desván que recoge equipajes profundos,
y los deja en mi piel confundiendo los ojos.

Necesito otras voces para escapar del miedo,
la muerte del camino que deshabita el reino,
y deja en la duda, al filo del fracaso,
las llagas sin defensa manando en solitario.

¿Cuántos guiños les faltan a los pájaros,
cuántas notas en su canción
para no volar broza abajo,
cuántas respiraciones para vencer la muerte?

No hay ritmo que adelante el paso a la vida
invirtiendo el sentido, la escala que desafina las raíces

Brillan espejos donde los rostros mueren
y buscan perfiles que no asienten en mármol,
el eco que no arroje cenizas en el paso.

Necesito otras voces
porque la paz del silencio no doblegó el miedo de mi vientre

"¿Cuántos guiños les faltan a los pájaros,
cuántas notas en su canción
para no volar broza abajo,
cuántas respiraciones para vencer la muerte?"

Coincido con Fermín, Pilar, creás microclimas, se entra en ellos, se transitan tus poemas en puntillas.
Bellísimo, Pilar querida!

Un abrazote.

Apreciada Pilar, bello poema!! El silencio trae la reflexión a tus versos. Siempre es grato pasar por tus versos. Un abrazo, Eduardo.

"Necesito otras voces
porque la paz del silencio no doblegó el miedo de mi vientre"

... ciertamente el miedo constituye uno de los mayores y peores oprobios en la vida; has trazado, Pilar, un buen poema del cual cojo y dejo constancia con estos dos versos:

"No hay ritmo que adelante el paso a la vida
invirtiendo el sentido, la escala que desafina las raíces "


...versos muy, muy buenos y logrados, en los que yace o descansa - creo yo - buena parte del poema; un buen quehacer, compañera, de lo cual me alegro mucho; Orión

Pilar Morte escribió:Necesito las voces para acallar la mía,
el pacto del silencio con ruidos que me salve
del desván que recoge equipajes profundos,
y los deja en mi piel confundiendo los ojos.

Necesito otras voces para escapar del miedo,
la muerte del camino que deshabita el reino,
y deja en la duda, al filo del fracaso,
las llagas sin defensa manando en solitario.

¿Cuántos guiños les faltan a los pájaros,
cuántas notas en su canción
para no volar broza abajo,
cuántas respiraciones para vencer la muerte?

No hay ritmo que adelante el paso a la vida
invirtiendo el sentido, la escala que desafina las raíces

Brillan espejos donde los rostros mueren
y buscan perfiles que no asienten en mármol,
el eco que no arroje cenizas en el paso.

Necesito otras voces
porque la paz del silencio no doblegó el miedo de mi vientre

Cuánta sensibilidad en tu poema, Pilar. El "miedo" nos protege, estoy convencida que cada día seremos más "valientes", tu ya tienes ganada la batalla. Besos cuajados de recuerdo.

Necesito las voces para acallar la mía,
el pacto del silencio con ruidos que me salve
del desván que recoge equipajes profundos,
y los deja en mi piel confundiendo los ojos.

Necesito otras voces para escapar del miedo,
la muerte del camino que deshabita el reino,
y deja en la duda, al filo del fracaso,
las llagas sin defensa manando en solitario.

¿Cuántos guiños les faltan a los pájaros,
cuántas notas en su canción
para no volar broza abajo,
cuántas respiraciones para vencer la muerte?

No hay ritmo que adelante el paso a la vida
invirtiendo el sentido, la escala que desafina las raíces

Brillan espejos donde los rostros mueren
y buscan perfiles que no asienten en mármol,
el eco que no arroje cenizas en el paso.

Necesito otras voces
porque la paz del silencio no doblegó el miedo de mi vientre.

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El poema, querida amiga Pilar, no tiene desperdicio, tan hermoso como dicente. Estoy de acuerdo en esa acertadísima opinión de Fermín -que también secunda Aubriel- cuando se refiere a tu habilidad para crear microclimas.
Jolines, microclimas de pasión que calientan el tiempo inaprensible, el ido a la memoria del futuro.
Recordar cuando éramos otras cosas. Quizá la condición de un ave tozuda, arraigada y valerosa; recordar a los pájaros que encendían los candiles del alma, ahora, cuando el pretérito es una levedad que fuerza el invierno de las alas.

Ay, la proclividad de los silencios que anidan en los rincones de la fe desarreglada, son cigüeñas que rasgan el cascarón donde se han incubado.
Y llega la noche y la mudez desnuda de los pájaros. Pero quedan los jilgueros en las ramas del dios de un nuevo día. Recuerdan que soñamos porque tenemos derecho todavía.

Bueno, los poetas somos gente que vive con la realidad de las voces que anidan a su paso. Eternidad sin tiempo para llenar los silencios del espacio. O eso creo.

Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema. Si te digo que me gusta tu verso te estaré engañando. Sólo soy un ferviente admirador de tu bellísima visión de los azules que vuelan. Esos que jamás se fueron.

Un fuerte abrazo.