A veces el pistoletazo de salida no suena como es debido
Publicado: Mié, 23 Sep 2009 20:02
A veces el pistoletazo de salida no suena como es debido,
y somos muchos, quizás demasiados,
los que quedamos pegados en la cola del asfalto.
Yo, ¡cómo no!
pertenezco a ese elenco de piel destripada,
andarín de pies descalzos y dedos escamados,
de ojos rojos blasfemos y labios retorcidos,
que siempre intenta buscarse un hueco,
un tirón, una posición que le dé holgada ventaja,
aunque por bandera tan solo disponga de un pañuelo
y por patria, un algo rediseñado en un atlas.
Así, manejo el sustento del cansancio,
la abertura diagonal de los rayos solares,
el rezo de un santo protector,
que nunca se, nunca supe, donde encontrarle.
Y barajo los naipes con las cartas
que dirigen mi viento,
la salud, el alma, el corazón y el entendimiento.
Y, un día tras otro, piso la raya de salida,
esperando con impaciencia y esperanza,
que hoy, se me de otra oportunidad,
la necesaria, la auténtica, ¡la definitiva!
Y hoy, también le pido al cielo
que no me deje pegado a la cola del asfalto.
Ya se ven las primeras luces de vida,
pronto, volverá a sonar el pistoletazo de salida,
quiera Dios, que sea, como es debido.
y somos muchos, quizás demasiados,
los que quedamos pegados en la cola del asfalto.
Yo, ¡cómo no!
pertenezco a ese elenco de piel destripada,
andarín de pies descalzos y dedos escamados,
de ojos rojos blasfemos y labios retorcidos,
que siempre intenta buscarse un hueco,
un tirón, una posición que le dé holgada ventaja,
aunque por bandera tan solo disponga de un pañuelo
y por patria, un algo rediseñado en un atlas.
Así, manejo el sustento del cansancio,
la abertura diagonal de los rayos solares,
el rezo de un santo protector,
que nunca se, nunca supe, donde encontrarle.
Y barajo los naipes con las cartas
que dirigen mi viento,
la salud, el alma, el corazón y el entendimiento.
Y, un día tras otro, piso la raya de salida,
esperando con impaciencia y esperanza,
que hoy, se me de otra oportunidad,
la necesaria, la auténtica, ¡la definitiva!
Y hoy, también le pido al cielo
que no me deje pegado a la cola del asfalto.
Ya se ven las primeras luces de vida,
pronto, volverá a sonar el pistoletazo de salida,
quiera Dios, que sea, como es debido.