Hay un paso que todos debemos dar
Publicado: Mié, 23 Sep 2009 1:27
Hay un paso que todos debemos dar,
un paso infatigable, irreconocible, a veces criminal.
Un paso donde no existen cielos de color azul,
gris o blanco natural,
ni donde las mordazas oprimen palabras,
ni deja de ahogarnos el oxígeno putrefacto,
ni el mar arrolla todo a su paso.
Hay un paso inequívoco, paralelo, transversal
o con formación geométrica,
no se destruye envuelto en llanto,
ni se antoja vencedor o perdedor de una partida.
Es elemento químico de naturaleza,
pero no posee fórmula que lo describa,
huye, galopa, no se resiste, no se esconde,
con él se marchita la primavera,
ennegrece el blanco invierno,
ciega el sol del cálido verano,
con su frío,
construye un otoño decapitado y siniestro.
Es vientre de nodriza, bisturí de carnicero,
aroma de sediento, jugo venenoso del saciado.
Es balance con resultados,
aunque poco importen ya,
es luna de pimienta y espejo sin vaho,
sentimientos sin dueño
y palabras secas con punto final.
Es irreverente, erótico, cruel y mercenario,
ese minúsculo factor de tiempo
que no posee inteligencia
para separar al rico del pobre, al débil del fuerte,
al desamparado del portento,
a la piel de la carne,
a la sangre del cuerpo,
al alma del corazón,
a una simple sonrisa de un llanto agonizante…
Carnet de vida caducado,
pasaporte para “hoy” en vigor.
No trates de evitarlo,
da igual el color de tu calzado…
un paso infatigable, irreconocible, a veces criminal.
Un paso donde no existen cielos de color azul,
gris o blanco natural,
ni donde las mordazas oprimen palabras,
ni deja de ahogarnos el oxígeno putrefacto,
ni el mar arrolla todo a su paso.
Hay un paso inequívoco, paralelo, transversal
o con formación geométrica,
no se destruye envuelto en llanto,
ni se antoja vencedor o perdedor de una partida.
Es elemento químico de naturaleza,
pero no posee fórmula que lo describa,
huye, galopa, no se resiste, no se esconde,
con él se marchita la primavera,
ennegrece el blanco invierno,
ciega el sol del cálido verano,
con su frío,
construye un otoño decapitado y siniestro.
Es vientre de nodriza, bisturí de carnicero,
aroma de sediento, jugo venenoso del saciado.
Es balance con resultados,
aunque poco importen ya,
es luna de pimienta y espejo sin vaho,
sentimientos sin dueño
y palabras secas con punto final.
Es irreverente, erótico, cruel y mercenario,
ese minúsculo factor de tiempo
que no posee inteligencia
para separar al rico del pobre, al débil del fuerte,
al desamparado del portento,
a la piel de la carne,
a la sangre del cuerpo,
al alma del corazón,
a una simple sonrisa de un llanto agonizante…
Carnet de vida caducado,
pasaporte para “hoy” en vigor.
No trates de evitarlo,
da igual el color de tu calzado…