Conflagraciones (revisado)
Publicado: Mié, 16 Sep 2009 22:50
I
¿Será crónico el hiel mordisco del lobo?
¿Podrán sanarse las malvas de mi jardín de luz,
o es que acaso ya se ha muerto todo blanco?
Hoy refulgen los prados de lo oscuro,
hoy hierve el barro
y se hace asfalto la verdura.
La carne es más carne,
el hueso es más hueso.
Hoy los ojos sudan siglos de letargos
y redimen su sed.
Es su hora, es la hora de ver con un crisol de tierra;
es el tiempo del negro que bulle
y besa toda visión.
II
Extraversión:
Almas carcomidas, enroscadas en los órganos,
autentica voluptuosidad de las selvas,
masas de sangre devorándose las mascaras,
lenguas cavando las tumbas de sus bocas
y sus dioses,
cánceres florecientes
correteando entre palabras de rigor,
lascivia en labios de goma, gentes
huyendo del grito de sus ciénagas.
A menudo posturas, sonrisas, vestidos, voces,
gestos, parvas, silencios, coitos, humo, iras;
pero a espaldas de sus mareas, de sus fuegos originales,
de sus vestíbulos azules.
Introspección:
Una bruma sombría avanza sobre los trigales,
una poderosa ola de cuervos inunda los jóvenes poblados,
la hierba se me abruma con la noche,
y la nieve se me calcina con el día.
El veneno dentellado galopa en las venas
y cultiva tumores en las fresas de mis vientos,
mis aguas se hacen hierro, se derriten los peces,
la fiebre desafina mis arpas
y solo retumba el paso del río ahogando la paz de los cantos.
III
Es el desplome de todo lo virgen,
de todo lo casto,
ya nada queda en mí de impoluto, de brutal.
El mundo es preconcebido, licuado, numerado,
mis dientes no soportan masticar la cruda carne del universo,
por eso dos leones custodian mi rostro.
De lo puro
solo resistirá una bóveda de niño
recostada sobre una corona de espinas,
y un fresco puente de plata
hacia una matriz de seda.
Todo otro lirio perecerá.
Fermín Lasarte
¿Será crónico el hiel mordisco del lobo?
¿Podrán sanarse las malvas de mi jardín de luz,
o es que acaso ya se ha muerto todo blanco?
Hoy refulgen los prados de lo oscuro,
hoy hierve el barro
y se hace asfalto la verdura.
La carne es más carne,
el hueso es más hueso.
Hoy los ojos sudan siglos de letargos
y redimen su sed.
Es su hora, es la hora de ver con un crisol de tierra;
es el tiempo del negro que bulle
y besa toda visión.
II
Extraversión:
Almas carcomidas, enroscadas en los órganos,
autentica voluptuosidad de las selvas,
masas de sangre devorándose las mascaras,
lenguas cavando las tumbas de sus bocas
y sus dioses,
cánceres florecientes
correteando entre palabras de rigor,
lascivia en labios de goma, gentes
huyendo del grito de sus ciénagas.
A menudo posturas, sonrisas, vestidos, voces,
gestos, parvas, silencios, coitos, humo, iras;
pero a espaldas de sus mareas, de sus fuegos originales,
de sus vestíbulos azules.
Introspección:
Una bruma sombría avanza sobre los trigales,
una poderosa ola de cuervos inunda los jóvenes poblados,
la hierba se me abruma con la noche,
y la nieve se me calcina con el día.
El veneno dentellado galopa en las venas
y cultiva tumores en las fresas de mis vientos,
mis aguas se hacen hierro, se derriten los peces,
la fiebre desafina mis arpas
y solo retumba el paso del río ahogando la paz de los cantos.
III
Es el desplome de todo lo virgen,
de todo lo casto,
ya nada queda en mí de impoluto, de brutal.
El mundo es preconcebido, licuado, numerado,
mis dientes no soportan masticar la cruda carne del universo,
por eso dos leones custodian mi rostro.
De lo puro
solo resistirá una bóveda de niño
recostada sobre una corona de espinas,
y un fresco puente de plata
hacia una matriz de seda.
Todo otro lirio perecerá.
Fermín Lasarte