Editorial Alaire

Entra la noche

J. M. Caballero Bonald


Entra la luz por todas las fisurasde nuestra habitación. Crea una celdacon barrotes tristísimos de carney limosnas deformes de los párpados.
Entra la luz a tientas,y muerde la inocencia de las formascon la potencia de su soledad.
Las sombras se reúnenen otras latitudes forestales,se alían contra el sol y la mirada,contra la juventud de la geografía.
Entra la luz despacio,se aparea en los árboles y el hombrecon semen de respuestas olvidadasy oxígeno gastado en el silencio.
Se extiende en la península del día,rodeada por agua de la nochea levante y poniente,a babor de la sangre acuchillada.
El istmo del placer la amarra al tiempo,coagula sus heridas cartesianasen el templo mortal del mediodía.

Precioso polimétrico, querido amigo, que ha sido un placer leerte.
''Se extiende en la península del día'',
Es bello, pero si fuera un alejandrino sería el único.
El ritmo es notable a lo largo del poema.
Yo diría que, en algunas estrofas, no iría mal una pizca de ligazón fonética.
Por lo demás el poema me ha gustado.
Recibe un fuerte abrazo.

Maravillosos tus versos,
leerlos es un placer.
ABrazos

Juanmi,

tienes la virtud de combinar imágenes contradictorias, qeu otencian el resultado emocional

como en este espléndido final de tu poema

El istmo del placer la amarra al tiempo,coagula sus heridas cartesianasen el templo mortal del mediodía. un besazo, compi...........Pilar

*


me encantan estos versos, contenido y forma. Gracias, fue un placer



Spin

Me quito el sombrero ante estas entradas de luz que últimamente te leo en poemas. Maravilloso, muy bien llevado con imágenes alucinantes. Te felicito paisano

Un beso

A raudales y de nuevo.
Abrazos mediterrçaneos, por ejemplo

Alejado en el tiempo, no puedo más que dar las gracias a Rafael Calle, a Lila Manrique, a Pîlar Iglesias (que se la echa de menos), a Lourdes Spin y a Rosario Alonso (que también se la echa de menos)

Y a ti, concha un abrazo gordo y la versión más actualizada del poema


Entra la luz por todas las preguntas
de nuestra habitación. Crea una celda
con barrotes tristísimos de carne
y sentencias deformes de los párpados.

Entra la luz a tientas
y muerde la inocencia de las formas
con la lujuria de su soledad.

Abre la juventud, rompe los años
gastados en la noche que se escapa.

La honradez de dos cuerpos que se quieren.

La alianza del sol y la geografía,
los bosques degollados
por su propia ceguera..

Entra la luz despacio.
Se aparea en los árboles sin nombre
que buscan un bautismo en cada sombra.

En las raíces de una luna nueva.

Entra la luz inédita.
Se extiende en la península del día,
rodeada por agua
a levante y poniente femenino,
a babor de la sangre acuchillada.

El istmo del placer la amarra al tiempo,
coagula sus heridas cartesianas
en el templo mortal del mediodía.