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NO CONOZCO A NADIE

Publicado: Mar, 08 Sep 2009 17:00
por Liz Barrio


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Le dijo que escribiera su nombre y no levantara la vista. Alguien se acercó y le dio un beso. ¡Un beso! Nadie lo había besado desde que era un jovencito de cara, corazón y manos tristes. Cuando se miraba esas manos pensaba que nunca comprendería por qué en las palmas siempre encontraba colores sin nombre, armonías inauditas y un rastro de último vuelo del colibrí que todas las mañanas venía al jardín de su casa a eso de las once.

Recordó entonces a su madre. Era una mujer hermosa, con los ojos iluminados y el alma apagada. Tenía la costumbre de cantar cuando cocinaba y siempre miraba por la ventana y se fumaba un cigarrillo mientras afuera llovía. No la volvió a ver desde aquel día en que sin aviso alguno, se la llevaron dos pensamientos y un apuro impetuoso de dicha y libertad. Él no sabía entonces que soñar a veces cuesta frágiles dolores que al menor toque se derraman por el alma inquietando otros sueños menos vivos pero más asequibles.

“Te dije que no me miraras. Dame tu mano derecha”. Extendió la mano y el dolor fue tan agudo y exacto que el desmayo arribó como una bendición inesperada pero bienvenida. Le pusieron enfrente una libreta vieja y sucia.

–Lee y dime si reconoces algún apellido.

Cerró los ojos, las hojas aleteaban suave, despaciosamente, y de pronto sintió el ruido en las sienes y el golpe rotundo y seco en la cara.

-¡Abre los ojos!, cabrón. ¿Te estás haciendo el listo?

Abrió los ojos y miró. Ahí estaba el nombre de su única amiga, aquélla que un día ya en la secundaria, le quitara la virginidad a fuerza de caricias sin seudónimo, de roces y gemidos en voz alta que a él le parecieron provocadoramente sublimes.

También encontró al maestro Saavedra, adicto a Brahms, al ron y a la charla interminable pero amena sobre la poesía y sus virtudes terapéuticas si se administran al espíritu tres sonetos de Quevedo y “Alma desnuda” de Alfonsina Storni, antes de acostarse.

Macedonio y Mael, los gemelos con quienes compitió por la beca para terminar sus estudios de cello en Linz y luego en Viena. Pobres, nunca le perdonaron que sus dedos tocasen cuerdas y almas con la misma facilidad, elegancia y clemencia con las que mandó a la mierda todo y se volvió a su patria buscando adagios y allegrettos que nunca nadie conoció porque jamás una doble pausa le permitió sembrarlos en el pentagrama que dibujó sobre el océano Atlántico.

Otra bofetada. Esta vez dolió menos. Ya la esperaba (sabía que se estaba deteniendo demasiado en sus evocaciones), y entonces, sus ojos se paralizaron. Ahí estaba. A un lado del nombre decía: “Finalizada”.

Laila Baucells. Era ella. ¿Sería posible? ¿Ahí? ¿En ese lugar de espasmos entre la angustia lacerante y las condenas irremediables y grotescas?

Sintió el beso de nuevo. Le besó también la frente y las manos. Esas manos irisadas, rebosantes de música, de suspiros amparados entre fantasías y cálidos impromptus. Manos ahora bañadas de dolor, de real y ensangrentada deshonra y desesperanza.

Desdobló uno a uno los recuerdos y la ausencia. Sintió dócilmente la tan añorada ternura de una lágrima simple y fugaz sobre la esencia de esa memoria que había mantenido fría y apática lo mejor que le había sido posible. Fue un momento de lucidez, de fina y blanda dicha. Se comparó, indignado, con el dictador, con el pelele en cuyo raído ser ya nadie se atrevía a escupir con la consciencia autónoma y honesta.

Apretó la confianza a su pecho, acalló las antiguas voces que lo atormentaron mucho más que el verdugo impenetrable y eclipsado que con saña lo torturaba y, entonces, cedió. Cedió por fin al perdón, al indulto que significó más luz y felicidad que todos esos años de irritable y molesta indiferencia intentando olvidar el abandono indigno, inmerecido.

Miró impasible y de frente al hombre torvo que se disponía a cortarle el último dedo. Miró aquellas manos ásperas, rústicas, elementales y dijo, obscureciendo el grito horrendo, ya sin ese miedo abyecto corriendo con su sangre por el suelo:

-¡No! Ya le dije que no conozco a nadie.

Publicado: Mié, 09 Sep 2009 12:16
por MarRevuelta
Precioso y conmovedor relato. Mezcla de poesía y sin razón. Me ha emocionado la valentía de tú protagonista. Volveré más veces. Besos que te lleguen.

Publicado: Mié, 09 Sep 2009 16:56
por Liz Barrio
MarRevuelta escribió:Precioso y conmovedor relato. Mezcla de poesía y sin razón. Me ha emocionado la valentía de tú protagonista. Volveré más veces. Besos que te lleguen.


Mucho me alegra y mucho agradezco este generoso comentario MarRevuelta. Bienvenida siempre.
Besos para ti,

Publicado: Mié, 09 Sep 2009 20:26
por Marcos de la Mancebía
Lo leía y pensaba en Víctor Jara.

Yo habría cantado, así fuere el cara al sol. Lo sé, soy un cobarde.

Un beso.

Marcos

Publicado: Mié, 16 Sep 2009 6:49
por Liz Barrio
Marcos de la Mancebía escribió:Lo leía y pensaba en Víctor Jara.

Yo habría cantado, así fuere el cara al sol. Lo sé, soy un cobarde.

Un beso.

Marcos


No lo sabemos Marcos. En realidad el alma tiene rincones que no conocemos, algunos claros otros no tanto, pero sí puedo decir que aprendemos a reconocernos hasta que compartimos con otros vida; la vida que vierte su luz y sombra a diario, y donde la voluntad humana es capaz de brillar si la dejamos, si le permitimos alzar su voz esplendorosa.
Gracias por leerme. Abrazos para ti,

Re: NO CONOZCO A NADIE

Publicado: Mié, 16 Sep 2009 20:44
por Lidia Romero
Impactante relato Liz. Tiene muchísima fuerza de principio a fin y su lectura revuelve al recordar un pasado que resulta todavía cercano. Los recuerdos que le llegan a través de los nombres que lee nos ayuda a conocerlo a él, saber algo de su vida y nos deja con ganas de reconocerlo.
Me ha gustado mucho la construcción de tu relato y la lectura me deja con el alma en vilo.
Felicidades, artista.

Con cariño.

Lidia

Re: NO CONOZCO A NADIE

Publicado: Vie, 18 Sep 2009 19:33
por Liz Barrio
Lidia Romero escribió:Impactante relato Liz. Tiene muchísima fuerza de principio a fin y su lectura revuelve al recordar un pasado que resulta todavía cercano. Los recuerdos que le llegan a través de los nombres que lee nos ayuda a conocerlo a él, saber algo de su vida y nos deja con ganas de reconocerlo.
Me ha gustado mucho la construcción de tu relato y la lectura me deja con el alma en vilo.
Felicidades, artista.

Con cariño.

Lidia


Gracias por este espléndido comentario Lidia. Me honra y alegra saberte por acá.
Besos y mi cariño,

re: NO CONOZCO A NADIE

Publicado: Sab, 19 Sep 2009 9:34
por José Manuel Sáiz
Vaya!, no entro mucho a este foro de relatos cortos y cada vez que lo hago me encuentro algún trabajo que me sorprende.
Originalísimo y con un final impactante. Un verdadero placer el haberme adentrado en estos campos.
Un abrazo, amiga.
J. Manuel

Publicado: Mar, 22 Sep 2009 8:09
por Pedro Ferreira
Ya sabes lo que pienso de tu relato, Liz. Me pareció magnífico, muy original y con mucha fuerza.
Besos fuertes como abrazos.
Desde la bahía.

Re: re: NO CONOZCO A NADIE

Publicado: Jue, 24 Sep 2009 18:52
por Liz Barrio
José Manuel Sáiz escribió:Vaya!, no entro mucho a este foro de relatos cortos y cada vez que lo hago me encuentro algún trabajo que me sorprende.
Originalísimo y con un final impactante. Un verdadero placer el haberme adentrado en estos campos.
Un abrazo, amiga.
J. Manuel


Mucho me alegra y mucho aprecio que hayas asistido a esta prosa, poeta.
Gracias por detenerte en mis letras. Bienvenido siempre.
Abrazos y un beso para ti,

Publicado: Lun, 28 Sep 2009 8:20
por Liz Barrio
Pedro Ferreira escribió:Ya sabes lo que pienso de tu relato, Liz. Me pareció magnífico, muy original y con mucha fuerza.
Besos fuertes como abrazos.
Desde la bahía.


Querido amigo, muchas gracias. Es siempre muy importante para mí tu opinión.
Besos fuertes como abrazos,

Publicado: Sab, 24 Oct 2009 19:06
por Aubriel Camila de la Prad
Liz querida ... qué gusto raro queda en el alma al terminar de leer este cuento! Agri-dulce. Estoy hablando de las sensaciones que produce leerlo.
Es excelente, Liz, en todo sentido.

Besos, mi cariño y APLAUSOS.

Publicado: Jue, 29 Oct 2009 17:12
por Liz Barrio
Aubriel Camila de la Prad escribió:Liz querida ... qué gusto raro queda en el alma al terminar de leer este cuento! Agri-dulce. Estoy hablando de las sensaciones que produce leerlo.
Es excelente, Liz, en todo sentido.

Besos, mi cariño y APLAUSOS.


Gracias Aubriel, es mi privilegio saber que asististe a este relato y mucho te agradezco esos aplausos con mayúscula que me llenan de alegría.
Recibe un gran abrazo y un besito,

Publicado: Jue, 14 Mar 2013 0:24
por Hallie Hernández Alfaro
Sube para disfrute de los lectores de Alaire.

Un beso y un abrazo, compañera.

Publicado: Vie, 15 Mar 2013 19:50
por Liz Barrio.
Hallie Hernández Alfaro escribió:Sube para disfrute de los lectores de Alaire.

Un beso y un abrazo, compañera.

Siempre agradecida contigo, querida Hallie.
Te envío un beso y un abrazo con mi cariño