Editorial Alaire

Perdona esta boca que te miente
son palabras de hielo en el desierto
poco dura el impacto de su imagen.
Has de saber
que equivocan la elección del tiempo
el lugar y también
equivocan el verbo.
Perdona esta boca que te miente
son palabras de arcilla
formas que no mantienen coherencia
abstractas soledades
preñadas de razones secas
sin vida que ofrecer a una causa supuesta.
Es un ruego al amor
a este amor que no controla fuerzas
que se rinde al encuentro imperdonable de la ira.
No las tengas en cuenta.

La palabra también tiene el poder de la traición, cuando se queda corta, cuando no alcanza, cuando se hace la piadosa, cuando se revela insumisa y nos deja tirados en la cuneta.

Mil abrazos
Marian

Tienes razón Marian. Esa es una de las partes más podrida de la palabra, una de las más dolorosas de sufrir sin duda y puede que también de juzgar. Besos bonita.

La palabra lacera, pero también acaricia.
La palabra es reflejo de la realidad.

Un beso.

Marcos

Hola Aigua
Seguramente es más fácil perdonar las palabras que los actos, amiga mía, pero eso va en cada cual.
Me gustó el poema. Abrazos.
Mario.

Gracias Marcos. La palabra es un arma de doble filo, desde el momento que sale de nosotros deja de pertenecernos. Corre el riesgo de ser mal interpretada, manipulada, y ya no digamos si pasa por diferentes bocas o manos. No es lo más exacto que dispone el ser humano, no es lo más determinante, todo lo contrario muchas veces y en estos tiempos, cada vez lo es menos. Un beso.

Gracias Mario. Sí, coincido contigo, perdonar los actos es mucho más complicado. Sin palabras podríamos comunicarnos, los gestos serían la sustitución, los gestos, los actos. Creo que están mucho más arraigados, se pueden sentir más profundamente. En el acto intervienen de forma directa otros sentidos y en estos tiempos, otras repercusiones. El acto deja huella, se puede digamos, visualizar. La palabra sin más, y de forma directa, sin intermediarios, como en el caso del poema, carece de ese poder. Un beso.