Editorial Alaire

El sudor es tangible.
Me encamino hacia el cielo,
un planeta en silencio.
El silencio.
Ahí siguen las moscas
sobre el cristal opaco,
es la falta de higiene
de mi nuevo portero.
El chino que me vende
plátanos y espaguetis,
el ventilador enfría
sus tres dientes de oro.
Es eso, sólo eso,
paradigmas y miedos,
otra semana pasa,
es eso, nada nuevo.
Cuando nos enseñaron
a querer a los perros,
que el presidente manda,
aunque nada era cierto.
Un planeta en silencio.
Ha quedado patente:
no ha servido de nada.
Estar vivo. Estar muerto.
Era eso: el silencio.
Pero el sudor te llama:
cuando haces el amor,
cuando levantas peso.
El sudor te recuerda
que aún eres un cuerpo.
El chino, mi portero.
Todas las poesías
escritas en mil lenguas,
leidas en silencio.
Al final son sólo eso:
La noche está estrellada
Sí, puede ser, ¿Por qué no?

A veces lo único que nos recuerda que aún estamos vivos es el dolor del cuerpo. Este mundo se viene abajo, al principio fue lento, pero el derrumbe es inminente.
Se siente una especie de apatía en sus versos, como describiendo hechos ya sin resquicios de ganas de enojarse porque lo sabe...lo sabemos, todo ya está hecho, las cartas se han jugado y la partida está perdida.
Realmente es un buen poema, caballero.
Aún así, cierra con esperanzas...siempre he envidiado a quien aún la posee...quizás no todo esté pedidido después de todo.
Saludos.

hermoso poema, nostalgico
un abrazo

Muchas gracias, un abrazo.