Un paseo en la noche
Publicado: Dom, 30 Ago 2009 1:03
Paseando hasta el amanecer,
con las puertas casi cerradas
y el sonido asustado,
ataviado con las sombras nocturnas,
con el alma al descubierto
y el cuerpo desnudo.
Paseando bajo pasos cortos,
pensativos, casi parados,
paseando con la soledad y la esencia de la noche,
descubriendo cielos sin ventanas,
imágenes donde parece haber caducado el tiempo,
donde es mi tiempo el que se mueve contra la gravedad.
Paseando con la verdad,
con el macuto del desencanto.
Paseando por la margen del río,
por los adoquines guardianes de la historia.
Paseando por mi ayer,
sin nada ni nadie que lo evite.
Paseando agarrado por la mano ausente de mi madre,
de la ruda piel de mi padre,
de su agreste voz,
salpicando la dulzura
y la melodiosa palabra con la que ella me acaricia.
Paseando bajo una fina lluvia,
un frío anticuado
y algunas farolas que piden a gritos un cambio.
Todo, es una intención de llamadas,
de recuerdos, capítulos e imágenes
guardadas en los poros de la piel,
en la retina de los ojos,
en el vasto pasaje
inyectado en mi interior,
todo, parece tanto,
y apenas es tan largo, tan corto,
como una simple madrugada.
Paseando durante la noche
el tiempo retrocedió en el tiempo,
más mi piel no fue capaz de simularlo.
Esperaré sentado hasta el amanecer,
abrigado para protegerme del frío.
Confío en no mojarme demasiado.
con las puertas casi cerradas
y el sonido asustado,
ataviado con las sombras nocturnas,
con el alma al descubierto
y el cuerpo desnudo.
Paseando bajo pasos cortos,
pensativos, casi parados,
paseando con la soledad y la esencia de la noche,
descubriendo cielos sin ventanas,
imágenes donde parece haber caducado el tiempo,
donde es mi tiempo el que se mueve contra la gravedad.
Paseando con la verdad,
con el macuto del desencanto.
Paseando por la margen del río,
por los adoquines guardianes de la historia.
Paseando por mi ayer,
sin nada ni nadie que lo evite.
Paseando agarrado por la mano ausente de mi madre,
de la ruda piel de mi padre,
de su agreste voz,
salpicando la dulzura
y la melodiosa palabra con la que ella me acaricia.
Paseando bajo una fina lluvia,
un frío anticuado
y algunas farolas que piden a gritos un cambio.
Todo, es una intención de llamadas,
de recuerdos, capítulos e imágenes
guardadas en los poros de la piel,
en la retina de los ojos,
en el vasto pasaje
inyectado en mi interior,
todo, parece tanto,
y apenas es tan largo, tan corto,
como una simple madrugada.
Paseando durante la noche
el tiempo retrocedió en el tiempo,
más mi piel no fue capaz de simularlo.
Esperaré sentado hasta el amanecer,
abrigado para protegerme del frío.
Confío en no mojarme demasiado.