Un colchón de paja con la infancia recostada
Publicado: Lun, 17 Ago 2009 23:07
De cabeza anidé en la cueva de las nostalgias,
en las del ayer,
las de la infancia,
las de los instantes indefinidos y saludables,
las de amores y desvarios.
Anidé entre los marcos donde las astillas
ejercían de decoración de los retratos en blanco y negro,
y anidé en el torbellino de los harapos,
las miserias que dejó grabada la infancia,
los sonajeros de maíz agusanados,
los pañales de algodón deshilachado,
y aquellos colchones,
de paja y borra,
que quedaban ligados a mi figura.
Anidé los oráculos de la incertidumbre,
viajeros extravagantes entre horas de supervivencia.
Y anidé en los brazos y en las manos
capaces de llenar de paz mis desconsuelos,
en aquellos cinturones afilados,
que en su doblez,
insistían en hacerme entender
lo que nunca tuvo sentido en mi interior.
Anidé en el recuerdo,
en lo que añoré y hoy por hoy
enterré en el panteón de las indiferencias.
Hoy, aquí, sentado entre estas paredes,
canosas y deterioradas,
cierro los ojos en espera de que los sueños
y la fantasía despierten en realidad,
y reclamen al tiempo su mejor pasado.
Sería como un colchón de paja
con la infancia recostada y despierta,
brillando en un día cualquiera.
en las del ayer,
las de la infancia,
las de los instantes indefinidos y saludables,
las de amores y desvarios.
Anidé entre los marcos donde las astillas
ejercían de decoración de los retratos en blanco y negro,
y anidé en el torbellino de los harapos,
las miserias que dejó grabada la infancia,
los sonajeros de maíz agusanados,
los pañales de algodón deshilachado,
y aquellos colchones,
de paja y borra,
que quedaban ligados a mi figura.
Anidé los oráculos de la incertidumbre,
viajeros extravagantes entre horas de supervivencia.
Y anidé en los brazos y en las manos
capaces de llenar de paz mis desconsuelos,
en aquellos cinturones afilados,
que en su doblez,
insistían en hacerme entender
lo que nunca tuvo sentido en mi interior.
Anidé en el recuerdo,
en lo que añoré y hoy por hoy
enterré en el panteón de las indiferencias.
Hoy, aquí, sentado entre estas paredes,
canosas y deterioradas,
cierro los ojos en espera de que los sueños
y la fantasía despierten en realidad,
y reclamen al tiempo su mejor pasado.
Sería como un colchón de paja
con la infancia recostada y despierta,
brillando en un día cualquiera.