Editorial Alaire

No mires tan al fondo,
allí se difuminan la verdad y el peligro.

En la cueva sagrada de una edad infinita, se descuelga tu piel
y suenan tus palabras como insectos perdidos,
como un vibrar de pájaros
sobre el abismo de cualquier deseo.

El eco de la vida reverbera en tus ojos,
anuncia su prisión en cada perspectiva
y convierte lo efímero en perenne.

¡Agita tus pestañas!
(son la mano imposible que sujeta la materia lumínica,
la celda que retiene en cada guiño al asesino de la oscuridad)
y no mires al fondo;
el que mira muy lejos acaba siendo víctima de su propia distancia.

Aprende a ver el todo que la obviedad esconde
y tendrás el poder de lo insignificante;
aquello que se expande,
como un beso,
por las grietas eternas de un minuto caído.

Ya arrojaste tu fuerza, como un ancla,
sobre el azul de la melancolía,
por eso eres feliz,
por eso crece el miedo en el desierto de tus esperanzas.

Mírate…
estás huyendo en círculos ahora,
eres consciente,
alígero,
temible
como el instinto viejo del murciélago
suspendido en la luz de su ceguera.


Luis Oroz.

Excelente poema, querido amigo Luis.
Volveré con más tiempo para comentar ciertos aspectos que me parecen relevantes, como iré de nuevo al último trabajo de Ferreiro; de los buenos.
En fin, a mi juicio, no haces más que progresar. El ritmo es fantástico, la estética redonda. Buenos versos por doquier, ya sabes, un poema de los buenos, jajajaja.
Seguiremos, colega.
Abrazotes.

No sabría dar una respuesta al poema , pero me gusta mucho. He de analizar su fondo
Ha sido un verdadero placer leerte
Un abrazo
Pilar

Me he quedado suspendida en las lianas transparentes de este poema que lleva, si señor, fuerza de titanes!!!!

Enhorabuena y que lluevan los aplausos.

Hallie

Luis Oroz,


Mírate…
estás huyendo en círculos ahora,
eres consciente,
alígero,
temible
como el instinto viejo del murciélago
suspendido en la luz de su ceguera.
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Fantástico poema

el lenguaje y el verso exacto

te felicito

Un abrazo fuerte, querido amigo

Pues yo sí miro al fondo, y allí te veo cavar en lo más cercano y circunstancial y con tu varita mágica convertirlo en poesía. Es una tarea muy difícil sacar oro donde parece sólo haber plomo, pero los buenos mineros huelen el bello metal o con su marmita son capaces de convertirlo todo en oro.
Tú aquí en este magnífico poema nos das algunas de las claves de la búsqueda en la Odisea de lo cotidiano

Un fuerte abrazo, querido chef.

Hola Luis, amigo mío.
Me encantó el poema, me suena a:"no mires tanto al abismo, no sea que el abismo termine mirándote a ti".
Siempre es un placer deleitarme con tu versar, amigo mío, un placer.
Un fuerte abrazo.
Mario.

Querido poeta Luís es curioso...he leído dos veces su poema en diferentes días y he recibido distinta visión en ambas...será que tengo algo de cobardía...

Bendiciones hasta allí

Maricruz

Rafel Calle

Excelente poema, querido amigo Luis.
Volveré con más tiempo para comentar ciertos aspectos que me parecen relevantes, como iré de nuevo al último trabajo de Ferreiro; de los buenos.
En fin, a mi juicio, no haces más que progresar. El ritmo es fantástico, la estética redonda. Buenos versos por doquier, ya sabes, un poema de los buenos, jajajaja.
Seguiremos, colega.
Abrazotes.

Muchas gracias, amigo, tu opinión siempre es importante, porque miras con una gran profundidad.
Ya sabes, búsqueda por el placer de buscar, no de encontrar. Seguimos en el intento.
Encuentro el poema algo hermético, pero a veces uno no puede luchar con lo que le nace.

Un fuerte abrazo, compañero.

Luis Oroz.

Pilar Morte

No sabría dar una respuesta al poema , pero me gusta mucho. He de analizar su fondo
Ha sido un verdadero placer leerte
Un abrazo
Pilar

Tal vez el título sea la pista de despegue, donde uno puede encontrar el nexo poético.
te agradezco el esfuerzo, amiga, la relectura es un lujo para cualquier pota que se precie.
Un sincero abrazo, Pilar.

Luis Oroz.

El poema, amigo Luis, es una maravilla.

El lenguaje exacto para hacer frente al terror.

Conceder a la utopía el valor absoluto de algo cierto es un inmenso error.

El poema es una condena definitiva, rotunda.

Un trabajo de gran valor.

Un abrazo,

Esteban

No mires tan al fondo,
allí se difuminan la verdad y el peligro.

En la cueva sagrada de una edad infinita, se descuelga tu piel
y suenan tus palabras como insectos perdidos,
como un vibrar de pájaros
sobre el abismo de cualquier deseo.

El eco de la vida reverbera en tus ojos,
anuncia su prisión en cada perspectiva
y convierte lo efímero en perenne.

¡Agita tus pestañas!
son la mano imposible que sujeta la materia lumínica,
la celda que retiene en cada guiño al asesino de la oscuridad,
y no mires al fondo;
el que mira muy lejos acaba siendo víctima de su propia distancia.

Aprende a ver el todo que la obviedad esconde
y tendrás el poder de lo insignificante;
aquello que se expande,
como un beso,
por las grietas eternas de un minuto caído.

Ya arrojaste tu fuerza, como un ancla,
sobre el azul de la melancolía,
por eso eres feliz,
por eso crece el miedo en el desierto de tus esperanzas.

Mírate…
estás huyendo en círculos ahora,
eres consciente,
alígero,
temible
como el instinto viejo del murciélago
suspendido en la luz de su ceguera.

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El poema Oroz alcanza su mayoría de edad. Huye de sí mismo.
En la escapada, se aleja del reverbero popular que habita en la poesía de la experiencia. Contrariamente a lo que parece, a mí, la poesía de la experiencia me resulta demasiado ostentosa. Quiero decir que quienes la practican (me refiero a los consagrados) se jactan demasiado de una supuesta sencillez buscada y hallada. Que se busque no me parece mal, pero que se encuentre me parece fatuo, inoportuno, incierto. Lo genial puede ser sencillo, si bien, lo sencillo no tiene por qué ser genial.

Sin embargo, hablando de Oroz, no abandona del todo su inclinación a la poesía de la experiencia. Ahí, en ese punto, encuentro una posición estilística equilibrada, que dará sus frutos, los está dando, en una conjunción de sencillez y magia; lealtad a las raíces, sin obsesiones; introspección fetal del habla; el destino metafórico y la revelación alegórica, todo ello bien mezclado para servirnos una cadena rítmico-semántica hermosísima y de gran calidad.

Luis Oroz se está convirtiendo en un virtuoso de la técnica poética, que, con su proverbial sensibilidad, recrea un estilo realmente puntero, a medio camino entre esa corriente de la experiencia y la poesía simbólica, que engalana el discurso literario hasta convertirlo en alegoría plena y bien hallada.

No hay perfección, mejor que no la haya; a mí la perfección no me gusta, porque sé que alcanzarla no es sinónimo de buena poesía, y sé que la perfección es una casualidad, nada más que eso. En todo caso, no sé de una obra que sea perfecta en todos sus órdenes, porque son muchos los detalles. Llega un momento en que si estiras de aquí, destapas de allá.

Resulta que cuanto más sabes, más te alejas de la perfección total. Puede parecer paradójico, pero llega un momento en que no basta decir bien; tienes que decir mucho y tienes que decir distinto, o, de lo contrario, el poema no te servirá. Eso, lo que dices, lo condiciona todo.

Hay, sin embargo, una técnica aplicada con esmero, sensibilidad y talento.
El equilibrio fónico resuelto con habilidad. (La eufonía es algo que se va adecuando con el paso de los poemas, partiendo de unas condiciones mínimas, por supuesto.)
El ritmo es sensacional. Oroz tiene un oído milimétrico (la cosa rítmica es innata,
con eso se nace, o se carecerá).

En fin, en mi opinión, Luis Oroz es un poeta recomendable. Para mí, es un auténtico privilegio trabajar a su lado.

Abrazos.

Un magnífico trabajo, Luís. Muchos versos se han quedado resonando en mi cabeza. Me encantaron las imágenes y esa forma tan clara y precisa de decir, tan tuya. Un enorme placer leerte, amigo, siempre lo es.

Un abrazo muy fuerte

Susana

Pues eso, que me quedo sin palabras.
Besos.

Luis Oroz escribió:No mires tan al fondo,
allí se difuminan la verdad y el peligro.

En la cueva sagrada de una edad infinita, se descuelga tu piel
y suenan tus palabras como insectos perdidos,
como un vibrar de pájaros
sobre el abismo de cualquier deseo.

El eco de la vida reverbera en tus ojos,
anuncia su prisión en cada perspectiva
y convierte lo efímero en perenne.

¡Agita tus pestañas!
son la mano imposible que sujeta la materia lumínica,
la celda que retiene en cada guiño al asesino de la oscuridad,
y no mires al fondo;
el que mira muy lejos acaba siendo víctima de su propia distancia.

Aprende a ver el todo que la obviedad esconde
y tendrás el poder de lo insignificante;
aquello que se expande,
como un beso,
por las grietas eternas de un minuto caído.

Ya arrojaste tu fuerza, como un ancla,
sobre el azul de la melancolía,
por eso eres feliz,
por eso crece el miedo en el desierto de tus esperanzas.

Mírate…
estás huyendo en círculos ahora,
eres consciente,
alígero,
temible
como el instinto viejo del murciélago
suspendido en la luz de su ceguera.


Luis Oroz.

¡Qué maravilla, Luis! ¡Qué maravilla!

Besos y mi admiración.