Es ociosa la queja; la vida carece de libro de reclamaciones
Publicado: Mié, 29 Jul 2009 13:44
Me estremece
retroceder al origen,
y más allá,
el existir
siendo sólo una posibilidad.
Me turba, aún más,
en mi mente
lo inabarcable,
retroceder al insondable abismo,
al big bang
que abrió las puertas
a mi singular humanidad.
Y
si nada puede surgir de la nada,
todo mi ser se tambalea
ante la idea
de que todo sea
una eterna travesía.
Del principio sin comienzo,
del final sin continuidad,
del vacío y la eternidad,
de la muerte aparente,
de la nada y la vida en espiral,
de la mentira o la verdad,
me puede volver loco el pensar,
o seguramente
matar.
Echemos un órdago, un farol, rebelémonos;
pongamos las cartas boca arriba
en esta cruel y divertida partida.
En este macabro juego desarrollado
en tan sinuoso tablero,
nosotros, los peones,
en los escaques de la vida,
luchemos para vivir,
no matando, sino como
única estrategia y fin
el construir.
Burlemos al jugador
que nos maneja
cual marionetas.
Dios no tiene un libro
donde anotar nuestras quejas.
Cortemos los hilos
y seamos protagonistas de esta
maravillosa y cruel
tragicomedia.
¿Quién sabe
si fugaz o eterna?
retroceder al origen,
y más allá,
el existir
siendo sólo una posibilidad.
Me turba, aún más,
en mi mente
lo inabarcable,
retroceder al insondable abismo,
al big bang
que abrió las puertas
a mi singular humanidad.
Y
si nada puede surgir de la nada,
todo mi ser se tambalea
ante la idea
de que todo sea
una eterna travesía.
Del principio sin comienzo,
del final sin continuidad,
del vacío y la eternidad,
de la muerte aparente,
de la nada y la vida en espiral,
de la mentira o la verdad,
me puede volver loco el pensar,
o seguramente
matar.
Echemos un órdago, un farol, rebelémonos;
pongamos las cartas boca arriba
en esta cruel y divertida partida.
En este macabro juego desarrollado
en tan sinuoso tablero,
nosotros, los peones,
en los escaques de la vida,
luchemos para vivir,
no matando, sino como
única estrategia y fin
el construir.
Burlemos al jugador
que nos maneja
cual marionetas.
Dios no tiene un libro
donde anotar nuestras quejas.
Cortemos los hilos
y seamos protagonistas de esta
maravillosa y cruel
tragicomedia.
¿Quién sabe
si fugaz o eterna?