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Cuando un despertar latió
Publicado: Mar, 28 Jul 2009 21:45
por Javier Dicenzo
Cuando un despertar latió
Me invadió una lluvia sangrienta,
una tormenta de pájaros impiadosa.
Susurró la música suicida de las maldiciones.
Los huertos perecieron.
La muerte aterciopeló los destinos.
Mil lágrimas dulces enjugaron las heridas,
pasión, ilusión, despertar.
El llanto maldijo al pueblo
a toda esta ciudad de caracoles y víboras.
La luz encegueció las palabras
cuando un despertar latió.
JAVIER DICENZO
re: Cuando un despertar latió
Publicado: Mar, 28 Jul 2009 22:11
por Pilar Morte
Un despertar triste, pero de versos hermosos
Un abrazo
Pilar
re: Cuando un despertar latió
Publicado: Mar, 28 Jul 2009 23:24
por julián borao
Mucho simbolismo en ese despertar, Javier. Me ha gustado la forma tan personal de describirlo.
Un abrazo afectuoso.
Julián Borao
Publicado: Mié, 29 Jul 2009 3:24
por Javier Dicenzo
Pilar: Si hay tristeza en mi despertar ese es el destino.
javier
Publicado: Mié, 29 Jul 2009 3:50
por Noemi Sánchez
Me encanta leerte porque siempre esta tan bien dicho que me imagino toda tu letra, es un placer encontrar tu letra.
Un abrazo.

Publicado: Mié, 29 Jul 2009 19:35
por Javier Dicenzo
Noemí te estáré leyendo, un abrazo
javier
Publicado: Mié, 29 Jul 2009 19:36
por Javier Dicenzo
Julian: Gracias por todo, mi estilo es muy particular y trabajo para lograr eso.
javier
Re: Cuando un despertar latió
Publicado: Vie, 04 Oct 2024 10:59
por Concha Vidal
Te retomo el poema, Javier, a veces resulta muy grato leerlos de nuevo.
Abrazos mediterráneos.
Re: Cuando un despertar latió
Publicado: Sab, 19 Oct 2024 13:08
por Ricardo López Castro
Me ha gustado mucho este discurso y tú buen poema en forma y fondo.
Felicidades.
Abrazos y felicidad!
Re: Cuando un despertar latió
Publicado: Dom, 20 Oct 2024 12:09
por E. R. Aristy
Javier Dicenzo escribió: ↑Mar, 28 Jul 2009 21:45
Cuando un despertar latió
Me invadió una lluvia sangrienta,
una tormenta de pájaros impiadosa.
Susurró la música suicida de las maldiciones.
Los huertos perecieron.
La muerte aterciopeló los destinos.
Mil lágrimas dulces enjugaron las heridas,
pasión, ilusión, despertar.
El llanto maldijo al pueblo
a toda esta ciudad de caracoles y víboras.
La luz encegueció las palabras
cuando un despertar latió.
JAVIER DICENZO
Me conmueve este despertar herido donde los huertos han perecido. La realidad circundante es ese mundo que perece en el vientre de la víbora. El cierre del poema, aunque ambiguo, ofrece un silencio, una meditación, un salto del corazón por haber amanecido vivo ( creo que el símbolo de la luz nos permite ver la circunstancia tal cual, y a la vez más allá, otras realidades posibles). Tu genuina poética es parte de la luz. Abrazos, Javier.