Editorial Alaire

Martín Desormeaux escribió:la debo querer- pienso
mientras resisto al sedante
que quitará el dolor,
para quedarme a oír sus quejas
regaños y llantos
mientras afirmo con fuerza
lo que queda de mi hígado


y todo se mezcla
con ausencia, abandono
y descuidos de la verdad
y duele, el lado izquierdo de mis costillas
que tal vez se esfuma
y yo creo que duele, pero es que ella también se esfuma
entre discursos interrumpidos
que repiten los mismos nombres:
ella hecha de mis mejores pedazos
ella Alejandra Pizarnik
inundada de pájaros y noche
ella la borradura
al borde del papel


yo no sé explicar
el significado del incendio de su cuerpo
encerrándome las pupilas,
pero la debo querer -pienso
porque nunca antes tiré mi vida al piso
por nadie
ni milité en el lado
de los quieren una casita en la playa
porque a ella le gusta la playa


y es tan compartida esta ceguera
que van creciendo árboles
tras cada aviso de muerte
anunciado en letras gigantes por su voz
y me muerde las orejas
y sigue llorando
como Frida Kahlo que moja los pinceles de silencio


era yo sólo una sombra
antes de lo luminoso de sus vestidos
así que la debo querer -pienso
y seguir creyendo que el dolor
es nada más un país donde ella no existe

Martín Desormeaux escribió:la debo querer- pienso
mientras resisto al sedante
que quitará el dolor,
para quedarme a oír sus quejas
regaños y llantos
mientras afirmo con fuerza
lo que queda de mi hígado


y todo se mezcla
con ausencia, abandono
y descuidos de la verdad
y duele, el lado izquierdo de mis costillas
que tal vez se esfuma
y yo creo que duele, pero es que ella también se esfuma
entre discursos interrumpidos
que repiten los mismos nombres:
ella hecha de mis mejores pedazos
ella Alejandra Pizarnik
inundada de pájaros y noche
ella la borradura
al borde del papel


yo no sé explicar
el significado del incendio de su cuerpo
encerrándome las pupilas,
pero la debo querer -pienso
porque nunca antes tiré mi vida al piso
por nadie
ni milité en el lado
de los quieren una casita en la playa
porque a ella le gusta la playa


y es tan compartida esta ceguera
que van creciendo árboles
tras cada aviso de muerte
anunciado en letras gigantes por su voz
y me muerde las orejas
y sigue llorando
como Frida Kahlo que moja los pinceles de silencio


era yo sólo una sombra
antes de lo luminoso de sus vestidos
así que la debo querer -pienso
y seguir creyendo que el dolor
es nada más un país donde ella no existe