La tarta de los momentos

[Alejandro Costa López]

Hay momentos en la vida,
que la tarta se reparte en varias porciones,
y, a pesar de que demasiadas son devoradas por los gusanos,
las otras, endulzan el paladar más exigente.
Esos momentos son los iluminados,
los educados, inolvidables, y hasta, que ironía,
los felices.
Son esos momentos donde la cuchara resbala
sin apenas encontrar obstáculos,
son momentos,
donde el azúcar es capaz de aderezar de dulzor al café,
que el cigarro parece relajar más,
y su humo, ambienta con delicadeza
el ambiente relajado de la morada.
Hay momentos en la vida que son especiales,
momentos que el tiempo no es capaz de controlar,
que las agujas del reloj, señalar no se atreven,
que el cielo, se ahuyenta, el invierno, se abriga,
el verano, desparrama las gracias sobre la fina acera de arena,
momentos, que se ahogan en la espuma de una ola moribunda,
en el polen desparramado de una marchitada flor.
Siempre quedan momentos escritos en diarios,
donde las marcas del pasado son las arrugas del presente,
donde reírse, parece haber pasado de moda
y la pasarela de antaño está demasiado lejana,
pero son momentos que se encuentran en cualquier lugar,
en el rostro de un retrato sin finalizar,
en una sonrisa sin esbozar, una foto velada,
un vela sin cera, un adiós sin retorno,
un hola sin respuesta.
Pero son momentos, acaso vagabundos, baldíos,
hirientes, e incluso, también inolvidables,
todo depende de saber elegir la porción correcta.

La digestión hará el resto.

[Administración Alaire]

Sube para su lectura.

[Óscar Distéfano]

Un derroche de buenas imágenes que describen muy bien esos momentos. Ha sido grato detenerme en tu poema. Mis aplausos.

Un abrazo.
Óscar

[Mario Martínez]

Hola Alejandro.
Pues será cuestión de disfrutar esos momentos (los que nos correspondan), antes de alguien se nos adelante y se los coma.
Me gustó el poema. Abrazos.
Mario.

[Javier Cañas Belmar]

Hay momentos en la vida,
que la tarta se reparte en varias porciones,
y, a pesar de que demasiadas son devoradas por los gusanos,
las otras, endulzan el paladar más exigente.
Esos momentos son los iluminados,
los educados, inolvidables, y hasta, que ironía,
los felices.
Son esos momentos donde la cuchara resbala
sin apenas encontrar obstáculos,
son momentos,
donde el azúcar es capaz de aderezar de dulzor al café,
que el cigarro parece relajar más,
y su humo, ambienta con delicadeza
el ambiente relajado de la morada.
Hay momentos en la vida que son especiales,
momentos que el tiempo no es capaz de controlar,
que las agujas del reloj, señalar no se atreven,
que el cielo, se ahuyenta, el invierno, se abriga,
el verano, desparrama las gracias sobre la fina acera de arena,
momentos, que se ahogan en la espuma de una ola moribunda,
en el polen desparramado de una marchitada flor.
Siempre quedan momentos escritos en diarios,
donde las marcas del pasado son las arrugas del presente,
donde reírse, parece haber pasado de moda
y la pasarela de antaño está demasiado lejana,
pero son momentos que se encuentran en cualquier lugar,
en el rostro de un retrato sin finalizar,
en una sonrisa sin esbozar, una foto velada,
un vela sin cera, un adiós sin retorno,
un hola sin respuesta.
Pero son momentos, acaso vagabundos, baldíos,
hirientes, e incluso, también inolvidables,
todo depende de saber elegir la porción correcta.

La digestión hará el resto.

La vida es una tarta condimentada con buenos y malos momentos...todo depende de la digestión a que haces mención...sugerente y original poema Alejandro...grato darle un pellizco a ella...un afectuoso abrazo.

javi