Caballos al galope
Publicado: Jue, 09 Jul 2009 21:57
Como los míseros roedores
envolvemos el clan del anonimato
bajo la tutela esparcida de los bípedos voladores
y el rezo, sacrílego,
cuando fenece en los campos de fuego
y se esconde tras las cortinas del exilio.
Varios caballos galopan
al son de la esencia que los protege,
mientras el mundanal ruido
esparce aullidos de lobos en ayunas.
Todo, es savia convertida
en melaza de miel
y arrugas extranjeras y desorbitadas.
Los cuellos de las camisas
adornan su interior con sudor difuminado,
dividiendo el eslabón
que enlaza las ballestas almidonadas
con la fuga del reino nervioso y descerebrado.
Es, en ese instante,
cuando se parapeta la arena humedecida de un reloj,
cuyo tiempo caducó antes de invocar
los gazpachos envenenados de la tormenta.
Y es ahí, cuando todo comienza,
cuando todo se descubre,
y atado, palidece y se despide,
casi como aquellos míseros roedores,
volátiles e impacientes,
que casi no se dejan ver.
envolvemos el clan del anonimato
bajo la tutela esparcida de los bípedos voladores
y el rezo, sacrílego,
cuando fenece en los campos de fuego
y se esconde tras las cortinas del exilio.
Varios caballos galopan
al son de la esencia que los protege,
mientras el mundanal ruido
esparce aullidos de lobos en ayunas.
Todo, es savia convertida
en melaza de miel
y arrugas extranjeras y desorbitadas.
Los cuellos de las camisas
adornan su interior con sudor difuminado,
dividiendo el eslabón
que enlaza las ballestas almidonadas
con la fuga del reino nervioso y descerebrado.
Es, en ese instante,
cuando se parapeta la arena humedecida de un reloj,
cuyo tiempo caducó antes de invocar
los gazpachos envenenados de la tormenta.
Y es ahí, cuando todo comienza,
cuando todo se descubre,
y atado, palidece y se despide,
casi como aquellos míseros roedores,
volátiles e impacientes,
que casi no se dejan ver.