Ahora te nombro
Publicado: Jue, 02 Jul 2009 10:47
Ahora nombro con nostalgia
a la sementera que fecundó tu trigo
y lo convirtió en copioso amor
el agua enamorada del arroyo.
La nombro y evoco a los zorzales
y a la solemne liturgia de la harina
amasando el pan candeal de tu cosecha.
Llegaste igual que generosa lluvia
amanecida en la alcoba de mi cuerpo,
para que la tierra se despierte fértil
y pueda nacer el humus de tu boca
(Allí el cereal de los labios madura
cuando refresca el sol su fiebre
en el hondo caudal de mi estiaje)
Hoy como ofrenda sólo de ti me queda
los temperos de la luna, donde
germinan cada noche tus semillas
y la cardencha que me culpa
de sufrir la soledad de su destierro.
Hasta tu nombre otra vez he regresado
mostrando mi corazón a la intemperie
porque el felino de la sangre me vigila
y una conspiración de dioses libertinos
cubren tu sexo de orquídeas y abedules
mientras bajo el palio de luz crepuscular
un orfeón de luciérnagas entona
un salmo de esperanza a la vida
porque la muerte es un lobo al acecho
que no puede clavar sus incisivos.
Te convoco ahora que desnudo
a la frágil memoria del olvido,
para llenarme con tu ausencia
porque suena un adagio tristre
y sus notas perennes se derraman
como un mar de espigas que se vierte
sobre las amplias parameras de mi pecho.
a la sementera que fecundó tu trigo
y lo convirtió en copioso amor
el agua enamorada del arroyo.
La nombro y evoco a los zorzales
y a la solemne liturgia de la harina
amasando el pan candeal de tu cosecha.
Llegaste igual que generosa lluvia
amanecida en la alcoba de mi cuerpo,
para que la tierra se despierte fértil
y pueda nacer el humus de tu boca
(Allí el cereal de los labios madura
cuando refresca el sol su fiebre
en el hondo caudal de mi estiaje)
Hoy como ofrenda sólo de ti me queda
los temperos de la luna, donde
germinan cada noche tus semillas
y la cardencha que me culpa
de sufrir la soledad de su destierro.
Hasta tu nombre otra vez he regresado
mostrando mi corazón a la intemperie
porque el felino de la sangre me vigila
y una conspiración de dioses libertinos
cubren tu sexo de orquídeas y abedules
mientras bajo el palio de luz crepuscular
un orfeón de luciérnagas entona
un salmo de esperanza a la vida
porque la muerte es un lobo al acecho
que no puede clavar sus incisivos.
Te convoco ahora que desnudo
a la frágil memoria del olvido,
para llenarme con tu ausencia
porque suena un adagio tristre
y sus notas perennes se derraman
como un mar de espigas que se vierte
sobre las amplias parameras de mi pecho.