Editorial Alaire

Baja la niña de la tarde
cargada de sal
hacia la boca.
Escucha su voz,
es blanca como su frente
y menuda como los pupitres de la memoria.
Viene la niña de falda plisada
y de nombre verdadero
a pagar su deuda.
Observa,
como describen sus dedos
mi locura.

Bueno, ya sabes que cada uno hace su lectura: Así que esa niña eres tú, la sal son tus lágrimas, y tu deuda es el recuerdo. Así lo entiendo y así me gusta. Podría estar dedicado a alguien que tú recuerdas de la infancia. Pero como eso se sale de mi posibilidad de análisis, me quedo con lo dicho.

Un beso a tí y a la niña.

Hola, Carmen, es un poema precioso y deduzco como el compañero Ignacio, idéntico parecer.
Un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles

Tal vez juegues con ventaja Ignacio, me lees desde siempre.

Un abrazo grande, y agradecido.

Las grandes esencias vienen en frascos pequeños.

Pero los niños no tienen deudas, son ellos los acreedores.

Un abrazo.

Marcos

Ay, Carmen, me impresionó mucho el final del poema. Es muy fuerte y muy bueno.

Enhorabuena y aplausos!

Hallie

José Manuel F. Febles escribió:Hola, Carmen, es un poema precioso y deduzco como el compañero Ignacio, idéntico parecer.
Un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles

Gracias José Manuel.
Un abrazo grande.

Hay niños que nos deben el haber crecido.

Gracias Marcos. Un abrazo

Bello y sugerente este poema que nos dejas. Versos que me han gustado y los disfruté leyendo

saludos

raf

Ay, Carmen! Me noqueaste con este poema!
Es ESPLENDIDO.

Besos y felicitaciones.

Gracias por tus palabra Hallie.

Un abrazo

Rafael Valdemar escribió:Bello y sugerente este poema que nos dejas. Versos que me han gustado y los disfruté leyendo

saludos

raf

Gracias Rafael por detenerte en mis versos.

Un abrazo

Ay Aubriel! Tú me noqueaste a mí con tu comentario.

Un abrazo y gracias.

Qué gusto recrearse en estos versos. Un placer
Un abrazo
Pilar

Hola Carmen.
Un breve precioso, amiga mía. A veces el recuerdo duele.
Abrazos.
Mario.