Editorial Alaire

Luis Oroz escribió:(A la conciencia de hijo, con el paso del tiempo)



No importa que resbale hoy por sus labios el orden de la noche,
la fiesta de los cuerpos,
el placer de la nada sobre el sueño.
La ilusión que construyen las miradas
cuando pliegan dos vidas como cartas urgentes,
ha levantado civilizaciones.

No importa cómo cruzan el destino tus palabras de hoy
sobre la indiferencia de sus días.

Ni siquiera el amor nos pertenece.

La herencia de la piel se cobra a plazos,
igual que una promesa que no puede cumplirse
pero que sigue atándose al misterio.
Así, cuando el lazo se rompe
y las cartas se abren desplegando la urgencia de las eternidades,
se invierten los idiomas,
se transforman,
los párpados se abren a la luz de los focos
y la mirada extiende las palabras,
como una alfombra roja,
para que pasen,
desnudos de gala,
los invitados de tu soledad.



Luis Oroz.

Luis Oroz escribió:(A la conciencia de hijo, con el paso del tiempo)



No importa que resbale hoy por sus labios el orden de la noche,
la fiesta de los cuerpos,
el placer de la nada sobre el sueño.
La ilusión que construyen las miradas
cuando pliegan dos vidas como cartas urgentes,
ha levantado civilizaciones.

No importa cómo cruzan el destino tus palabras de hoy
sobre la indiferencia de sus días.

Ni siquiera el amor nos pertenece.

La herencia de la piel se cobra a plazos,
igual que una promesa que no puede cumplirse
pero que sigue atándose al misterio.
Así, cuando el lazo se rompe
y las cartas se abren desplegando la urgencia de las eternidades,
se invierten los idiomas,
se transforman,
los párpados se abren a la luz de los focos
y la mirada extiende las palabras,
como una alfombra roja,
para que pasen,
desnudos de gala,
los invitados de tu soledad.



Luis Oroz.

Luis Oroz escribió:(A la conciencia de hijo, con el paso del tiempo)



No importa que resbale hoy por sus labios el orden de la noche,
la fiesta de los cuerpos,
el placer de la nada sobre el sueño.
La ilusión que construyen las miradas
cuando pliegan dos vidas como cartas urgentes,
ha levantado civilizaciones.

No importa cómo cruzan el destino tus palabras de hoy
sobre la indiferencia de sus días.

Ni siquiera el amor nos pertenece.

La herencia de la piel se cobra a plazos,
igual que una promesa que no puede cumplirse
pero que sigue atándose al misterio.
Así, cuando el lazo se rompe
y las cartas se abren desplegando la urgencia de las eternidades,
se invierten los idiomas,
se transforman,
los párpados se abren a la luz de los focos
y la mirada extiende las palabras,
como una alfombra roja,
para que pasen,
desnudos de gala,
los invitados de tu soledad.



Luis Oroz.

Luis buen poema nos dejas. Versos que llegan con un mensaje que transmite sugerente estética literaria y resultan un placer su lectura

saludos

Lo he leído varias veces, querido amigo, y comprendo cuanto dices, pero en cualquier espíritu que no sea disforme, existe la creencia definida. Debe ser un SER existente y posible, a todas luces, que lo rige todo, porque el amor te pertenece sin invertir el idioma. Este poema, que tanto me ha gustado, no puede crear un pesimismo nuevo, una nueva negación, porque en él, casi sin querer, vislumbras poseer otra ilusión de que algo de nosotros (de ti), aunque fuera para mal, quedaba. Un poema extraordinario, propio de quien sabe lo que es poesía.
Mis más cálida felicitación y mi más amigable abrazo.

Es un alivio y una satisfacción leerte siempre, Luis. Cada día me gusta más el tono mesurado, intensamente lírico, de unos versos que siempre cuentan algo, nos enseñan algo, nos acompañan en algo, experiencias, reflexiones, pensamientos solitarios de parque, enismismamientos... con la oportunidad de las metáforas traídas como necesarias en el momento oportuno, una habilidad solamente al alcance de los grandes y autenticos poetas. Y no son palabras gratuitas.

¿Cómo va tu libro de poemas? He releído algunos poemas de un trabajo que se me antoja intenso y equilibrado, entre muchas otras cosas... Con un abrazo.
Salud.

Luis, tu poema me deja sin palabras, siento que todo lo que pueda decir de él va a saber a poco.

Mis aplausos, entonces, muchos y muy fuertes.