Editorial Alaire

Ignacio Fajardo escribió:No te imaginas los recuerdos que me has traído. Y es que Lequeitio (lo escribo con grafía castellana) tiene para mi significados muy, muy personales ( y bonitos). Nunca olvidaré los paseos por el puerto, pasar el puente hasta Carraspio, o al otro lado el faro de Santa Elena... Además reivindico una Lequeitio otoñal, lluviosa y solitaria, arrantzale y calma, no la de gansos y turistas.

Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Nos haces mirar y revivir tu experiencia. Es grato seguirte
Un abrazo
Pilar

Hallie Hernández Alfaro escribió:Este comienzo me ha parecido un logro hermoso, José Manuel.

"Todavía quedan hombres detrás de la sombra;
detrás del barandado que mira al mar.
Después de la regata permanecen
aquellos que sólo
son del mar. "


Y la línea final tambiém me ha encantado; después de veleros y sol trasciende el espíritu de Vizcaya.

Un abrazo fuerte y enhorabuena!

Hallie

Julio González Alonso escribió:Vaya, vaya... ahora que hace tiempo abandoné la costumbre de asistir a las regatas... y fíjate si lo tengo fácil que las puedo ver desde casa; me refiero a las regatas que se celebran en el Nervión. Creo que después de tu emotivo poema costumbrista tendré que replantearme mis hábitos culturales, en la seguridad de encontrar la frescura y la belleza que nos dejas en tus inspirados versos. Un placer leerte siempre, José Manuel, y cuando tocas temas tan próximos, ¡qué te voy a contar! Con un abrazo.
Salud.

José Manuel Sáiz escribió:LEKEITIO (después de la regata)


Todavía quedan hombres detrás de la sombra;
detrás del barandado que mira al mar.
Después de la regata permanecen
sólo aquellos
que son del mar.
Abajo, sobre la cuesta, los remeros arrastran
hacia tierra las traineras.
Crujen las quillas contra la piedra (sorprende
la masculina disciplina de los hombres; asombra
la tribal costumbre de este pueblo).
La llovizna empapa y oscurece la silueta de un timón.
Las enseñas de los arrantzales exhiben
en alto sus colores: blanca y azul
la bandera de Lekeitio.

Me he quedado solo mirando al mar;
mirando el vuelo de las gaviotas sobre un cielo
gris profundo. No sé cuánto tiempo mirando
el mar y los pesqueros.

Se ha ido todo el mundo. Hace tiempo que se fueron
patrones y remeros; y aquellos que sólo
son del mar.
Suena una sirena. Las mujeres se persignan
al pasar junto a la iglesia. Descansan sobre la piedra
bocabajo las traineras. Me impresiona en tierra
la insólita longitud de los remos.

Regreso a mi automóvil.
El asfalto brilla delante del parabrisas.
Las calles son estrechas
y hay luces amarillas, abajo, en el embarcadero.
Me viene a la cabeza la pugna deportiva de la regata
y la soledad impuesta, después, a las traineras.

A menos de cien metros, junto al frontón,
está la carretera.
Me alejo del pueblo de Lekeitio.
Me llevo su tradición. Me embarga
el espíritu de Vizcaya.


--oOo--

(Arrantzales= pescadores en euskera)

MarRevuelta escribió:Transmites sensaciones tan reales que puedo sentirme en el lugar y oler y oír y sentir cada imagen como si la estuviera vivíendo. Preciosa tu mirada al fin de las regatas. Un abrazo.