Editorial Alaire

Después de entenderlo
como el agua en días de agosto,
en las yemas de tus dedos,
o en tu lengua.
El calor,
es inútil y pegajoso, espanta,
se mece en la piel
y acaba siendo sangre que nos hiere
en el sueño,
deja plumas en la almohada
y se queda.
Máscara de sal que abraza como un niño
que pesa y resbala entre las piernas.
Imposible salir.
Está el mundo allá afuera
el aire quema y somos dos.
Somos dos, el calor y la noche.
Somos uno, el calor
y amanece.

Con el que estoy pasando esta noche, tu poema se hace descripción pura, gota de sudor, efecto ardiente. Al paso que voy, terminaré la noche como dice tu poema. ¡Al menos nos queda la poesía!.

Un beso con cariño que te llegue y te refresque.

Sabes que tu poema me recordó la película Un tranvía llamado deseo? Ese calor infernal que hace que los sentimientos y las pasiones se hagan más visibles y violentas... Y lo que nos queda todavía, tocaya...

Un beso hasta mi casi sur,

Carmen

Hola Carmen.

A parte del espectacular final, que además da sentido a todo el poema. Me parede que alo largo de tus versos has hecho unas descripciones de unos estados de animo, de un calor que tanto puede ser exterior como interior. Y cuadno digo interior me refiero a un calor que es rabia.
No sé, quizás he leído más de lo que has escrito, pero ha sido un placer leer un poema como este.
Un fuerte abrazo
Joan

Intenso, íntimo de palabras Carmen. Arde tu ventana.

abrazos en este medio día de sábado

Un final hermoso y gratificante, Carmen.

Enhorabuena por tus letras.

Hallie