Editorial Alaire

Reivindico mi derecho a la alegría,
a disponer de un amante si al llegar la madrugada
el deseo se desliza incontenible y se licua
poco a poco entre los muslos como el roció en la rosa.
Reivindico y me perdono
errores con iníciales y dosis justas de alcohol.
Reivindico mi silencio, la callada por respuesta,
no decir. Mirar y negarlo todo
con un vaivén de cabeza.

Ese perdonarse a una misma (perdonarse incluso la alegría y los deseos) me suena tan cercano que casi borro Amparo y pongo Carmen...

Cómo me gusta lo que dices...

Reivindicas la propia voluntad, tu derecho a sostener los hilos de esa marioneta en que a menudo tratan de convertirnos, o simplemente preferimos ser.
Y creo que tienes razón, al menos ese tomar conciencia , al menos ese saberse dispuesto a despertar.
Un placer, Amparo.

Luis Oroz.

Me encantan la frescura de tus versos, ese decir que tienes tan sincero
Un abrazo
Pilar

"mirar y negarlo todo"...
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Y casi sin mirar también.

Excelente, compañera. Un gusto visitarte.


Abrazo

Qué bueno este también. Me felicito por haber descubierto tu poesía.