Editorial Alaire

Mario Martínez escribió:Hola Samantha.
Un poena muy logrado, con hermosas imágenes y que se acopla perfectamente al de quien quisiste homenajear. Abrazos, amiga mía.
Mario.

Pilar Morte escribió:
Hermoso poema que te desliza con placer hasta el final
Un abrazo
Pilar

Samantha Fernandez escribió:
Dueto armónico
creado por Ernesto NoveloZoma Galería Yucatán[RIGHT]
"De todos aquellos espíritus, existe uno sólo. Uno. [/RIGHT][RIGHT]Que sonriente ante el vuelo de las verdes conjeturas, [/RIGHT][RIGHT]discurre de a poco, silbando en su horizonte,[/RIGHT][RIGHT]como esperando verme envejecer"[/RIGHT][RIGHT]-Eduardo R. de la Cruz- [/RIGHT]

A Eduardo R. de la Cruz


Entre la tristeza de los pájaros
hay un silencio que se vuelve humo
que convierte en agua
el rumbo por donde las auroras escurren los minutos

Te vi bajar cargando la tinaja
con el monte cubriéndote el ocaso
cuando el cenzontle entona entre la Ceiba
una canción de cuna -tonada del viento en las estepas-

Tú, el firmamento
por donde los dioses proclaman la venganza
para arrastrar al mundo al hoyo apocalíptico
que se aproxima Eduardo, y nos alcanza

Después aquel espíritu
pátina en lo estático
figura tallada en una fecha que todo lo consume
discurre de a poco, silbando en su horizonte, como esperando verme envejecer.*

envejecida subir a la montaña
aventar al poema verlo caer precipitadamente
-avalancha de hierbas enredadas-

luego la bóveda celeste rendirá su culto a la muerte



*del poema “El Espantapájaros” de Eduardo R. de la Cruz

Eduardo R. de la Cruz escribió:

Samantha Fernandez escribió:
Dueto armónico
creado por Ernesto NoveloZoma Galería Yucatán[RIGHT]
"De todos aquellos espíritus, existe uno sólo. Uno. [/RIGHT][RIGHT]Que sonriente ante el vuelo de las verdes conjeturas, [/RIGHT][RIGHT]discurre de a poco, silbando en su horizonte,[/RIGHT][RIGHT]como esperando verme envejecer"[/RIGHT][RIGHT]-Eduardo R. de la Cruz- [/RIGHT]

A Eduardo R. de la Cruz


Entre la tristeza de los pájaros
hay un silencio que se vuelve humo
que convierte en agua
el rumbo por donde las auroras escurren los minutos

Te vi bajar cargando la tinaja
con el monte cubriéndote el ocaso
cuando el cenzontle entona entre la Ceiba
una canción de cuna -tonada del viento en las estepas-

Tú, el firmamento
por donde los dioses proclaman la venganza
para arrastrar al mundo al hoyo apocalíptico
que se aproxima Eduardo, y nos alcanza

Después aquel espíritu
pátina en lo estático
figura tallada en una fecha que todo lo consume
discurre de a poco, silbando en su horizonte, como esperando verme envejecer.*

envejecida subir a la montaña
aventar al poema verlo caer precipitadamente
-avalancha de hierbas enredadas-

luego la bóveda celeste rendirá su culto a la muerte



*del poema “El Espantapájaros” de Eduardo R. de la Cruz

Ayer mismo, Marina; conversaba con Mario Meléndez, en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Hay hechos poéticos que no tienen palabras, porque su conjugación no las abarca, no las solidifica, y no es posible hacerlo; para mí, la conversación con el poeta, y este poema, se circunscriben en esa misma naturaleza. El humo, esa bruma espesa, ese torrente que nos obnubila también suele ser el preámbulo de lo venidero, de la claridad. Del mismo modo solo atino a darte las gracias, por esta bella recreación de los recuerdos que nos viven y de los recuerdos que nos vendrán.

Eduardo.