Editorial Alaire

Juanmi Jerónimo escribió:Un magnífico poema, Ramón, con imágenes ciertas. Se nota el desgarro en todo el recorrido de tus letras. Y el final es arrollador.

Un saludo.

Pilar Iglesias de la Torr escribió:Ramón, posees esa cualidad, de penetrar hasta dentro con tus poderosas imágenes, y esa forma de surrealismo acerado, de toda tu poética

Soy ese miedo
fugaz que te dirige la palabra,

un besazo, querido amigo.............Pilar

Soy ese miedo
fugaz que te dirige la palabra

Ramón Carballal escribió:Dejo las botas a un lado, la noche
llega inmensa y exige territorio.
Ayer todo lo ocupaba tu mirada,
mi casa era un regalo en tus pupilas
y un tibio calor acariciaba las ventanas
como pidiendo el desnudo de una herida.
Hoy es pálida la distancia cuando ya no
tiene un punto, un remoto signo en qué
mirarse. La última vez tu cuerpo fue nube,
siempre en viaje. Desde mi rincón la silueta
de tu voz se acostumbra a no verme. Soy ese miedo
fugaz que te dirige la palabra, ya toda tú perfil desnudo,
quieta como un sueño de piedra, tú con
tus dedos amargos, asida al sol de una ventana,
prendida a la seda de esa cortina que divide en dos
tu cuerpo insomne. Nada podrás contarle a la noche,
afila pues tus pupilas, deja que el brillo de un rayo
golpeé profundo y me abra hasta el límite.
Que no venga tu carne a ocupar mi deseo, quédate en
la negrura, sé fantasmal olvido, calla como callan
los pájaros muertos, abiertos en cruz a su sola demencia.

Julio González Alonso escribió:Discurso contínuo y continuado con el que nos agarras en el primer verso para no despegar la vista ni el aliento hasta el último. Felicidades, Ramón.
salud.

Luis Oroz escribió:

Soy ese miedo
fugaz que te dirige la palabra

Un poema que extiende sus raices mas allá de la lectura, dejando al pensamiento con la "boca" abierta.

Un abrazo, ramón.

Luis Oroz.

Marian Heredia escribió:

Ramón Carballal escribió:Dejo las botas a un lado, la noche
llega inmensa y exige territorio.
Ayer todo lo ocupaba tu mirada,
mi casa era un regalo en tus pupilas
y un tibio calor acariciaba las ventanas
como pidiendo el desnudo de una herida.
Hoy es pálida la distancia cuando ya no
tiene un punto, un remoto signo en qué
mirarse. La última vez tu cuerpo fue nube,
siempre en viaje. Desde mi rincón la silueta
de tu voz se acostumbra a no verme. Soy ese miedo
fugaz que te dirige la palabra, ya toda tú perfil desnudo,
quieta como un sueño de piedra, tú con
tus dedos amargos, asida al sol de una ventana,
prendida a la seda de esa cortina que divide en dos
tu cuerpo insomne. Nada podrás contarle a la noche,
afila pues tus pupilas, deja que el brillo de un rayo
golpeé profundo y me abra hasta el límite.
Que no venga tu carne a ocupar mi deseo, quédate en
la negrura, sé fantasmal olvido, calla como callan
los pájaros muertos, abiertos en cruz a su sola demencia.

Me alegra encontrarte
en este espacio de letras
para seguir compartiendo
y disfrutando de tus obras
Besos amigo

Raúl Castillo escribió:¡Guau! Con tu acostumbrada maestria engarzas los sentidos del lector y no le sueltas hasta el espectacular cierre. Gracias por compartir esta sensacional entrega.
¡Un fuerte abrazo león!

Rosario Alonso escribió:Ramón, para quitarse el sombrero. El uso de la retórica genial, con imágenes contundentes que nos llevan a esa vertiente oscura que deja el recuerdo cuando todo es nostalgia. Me has dejado flipá, en serio.

Un abrazo