LA ALTERACIÓN DEL PRISMA (astenia lisérgico-primaveral)
Publicado: Vie, 29 May 2009 18:32
Desde que empezó esta estrambótica guerra
me empiezan a ocurrir múltiples cosas,
es por ello que he aprendido a hibernar cada mañana
para alcanzar mis mejores momentos de aislamiento.
Ahora me rocío de gasolina y me incrusto en crucifijos en llamas,
coagulando las vivencias que deambulan por mi sangre,
es el alimento tanatológico que apacigua mis recuerdos
para cortar de raíz,
toda construcción aparentemente lógica
y mis cándidos intentos de aproximación a la moral.
Toda una estrategia para distanciarme del ruido piadoso
que resuena en disfrazadas plegarias
y en el lodo codicioso de la fe.
Pero solamente soy lo que deshago en el mundo;
hago leve lo pesado de esta cómica estructura,
ahora fundo cofradías de místicos y licántropos
de faquires alquimistas y de lectores cuadrúpedos
sobre los cuales provoco múltiples trampas e incógnitas.
Me gusta abrir las ventanas al lenguaje cadencioso de la lluvia,
y al grito devastador que brote de algún volcán
de una isla virginal con robinsones sicóticos
para reforzar con fuerza las líneas defensivas de mi leve humanidad.
Y en otras dependencias más sofisticadas donde diseño “verdad”,
pueden ver con nitidez, cómo administro plasma gnóstico
a aletargados sapos y a escleróticas princesas
y a todo tipo de fauna que pulula bajo este maltrecho sol
que eyacula con su fuego la superficie cautiva de la noche.
Mi primera recreación la hice posible tras oír los espasmódicos relinchos
que perpetraron Los Beatles.
luego, me dispuse a alterar el encadenamiento racional
donde confluyó la síntesis dialéctica de Hegel;
más tarde con la angustia existencial de Kierkegaard,
como terapia que pudiera aliviar su indisposición al alba.
Después lo intenté con la momia vanidosa de Lenin,
con fondos de una colecta de nostálgicos “soviets”.
Por último, hice la experiencia con la idea petrificada de Dios
y todas sus entidades auxiliares.
Tras todo ello, comenzaron a reproducirse en desmesura
las ovejas, los Mc Donalds, las ideologías
y toda suerte de adoradores de Baal y Obama.
Sé que la gente de adiposidad geométrica que suda sus purgaciones
en sus grises escondrijos no me cree,
pues no expongo sacrificios humanos en las ofertas de un “hiper”,
ni se me irritan las mucosas de esta astenia lisérgico-primaveral
producida en este vasto declive de un moribundo Occidente;
pero fluye en mi el desorden del fluido lumínico- reverberante
de la “alteración del prisma”,
que purifica mis flujos y me libera de códigos constrictos
desde un “set” de observación, orientado a la planicie del caudal
de las descripciones puras.
También contemplo a surfistas mutilados,
remontando dunas en desiertos vecinos,
y saco viejos papiros y cosmologías de soles obedientes
de sacra procedencia
que extiendo por el suelo y disecciono sus miasmas
para así mostrar con nitidez la esencia cautiva de las cosas,
donde se fraguan las grandes mutaciones
como preludio de ceremonial nihilista
del nacimiento de la “fenomenología”
y sus tóxicas deidades,
con su pérfida llamada en un eco silencioso de epiléptica sentencia
donde gobierna el tumulto deleznable de la herrumbre
del refugio clandestino de la “narcolibertad”.
Nésthor Olalla
______________________
Sigo derogando leyes.
me empiezan a ocurrir múltiples cosas,
es por ello que he aprendido a hibernar cada mañana
para alcanzar mis mejores momentos de aislamiento.
Ahora me rocío de gasolina y me incrusto en crucifijos en llamas,
coagulando las vivencias que deambulan por mi sangre,
es el alimento tanatológico que apacigua mis recuerdos
para cortar de raíz,
toda construcción aparentemente lógica
y mis cándidos intentos de aproximación a la moral.
Toda una estrategia para distanciarme del ruido piadoso
que resuena en disfrazadas plegarias
y en el lodo codicioso de la fe.
Pero solamente soy lo que deshago en el mundo;
hago leve lo pesado de esta cómica estructura,
ahora fundo cofradías de místicos y licántropos
de faquires alquimistas y de lectores cuadrúpedos
sobre los cuales provoco múltiples trampas e incógnitas.
Me gusta abrir las ventanas al lenguaje cadencioso de la lluvia,
y al grito devastador que brote de algún volcán
de una isla virginal con robinsones sicóticos
para reforzar con fuerza las líneas defensivas de mi leve humanidad.
Y en otras dependencias más sofisticadas donde diseño “verdad”,
pueden ver con nitidez, cómo administro plasma gnóstico
a aletargados sapos y a escleróticas princesas
y a todo tipo de fauna que pulula bajo este maltrecho sol
que eyacula con su fuego la superficie cautiva de la noche.
Mi primera recreación la hice posible tras oír los espasmódicos relinchos
que perpetraron Los Beatles.
luego, me dispuse a alterar el encadenamiento racional
donde confluyó la síntesis dialéctica de Hegel;
más tarde con la angustia existencial de Kierkegaard,
como terapia que pudiera aliviar su indisposición al alba.
Después lo intenté con la momia vanidosa de Lenin,
con fondos de una colecta de nostálgicos “soviets”.
Por último, hice la experiencia con la idea petrificada de Dios
y todas sus entidades auxiliares.
Tras todo ello, comenzaron a reproducirse en desmesura
las ovejas, los Mc Donalds, las ideologías
y toda suerte de adoradores de Baal y Obama.
Sé que la gente de adiposidad geométrica que suda sus purgaciones
en sus grises escondrijos no me cree,
pues no expongo sacrificios humanos en las ofertas de un “hiper”,
ni se me irritan las mucosas de esta astenia lisérgico-primaveral
producida en este vasto declive de un moribundo Occidente;
pero fluye en mi el desorden del fluido lumínico- reverberante
de la “alteración del prisma”,
que purifica mis flujos y me libera de códigos constrictos
desde un “set” de observación, orientado a la planicie del caudal
de las descripciones puras.
También contemplo a surfistas mutilados,
remontando dunas en desiertos vecinos,
y saco viejos papiros y cosmologías de soles obedientes
de sacra procedencia
que extiendo por el suelo y disecciono sus miasmas
para así mostrar con nitidez la esencia cautiva de las cosas,
donde se fraguan las grandes mutaciones
como preludio de ceremonial nihilista
del nacimiento de la “fenomenología”
y sus tóxicas deidades,
con su pérfida llamada en un eco silencioso de epiléptica sentencia
donde gobierna el tumulto deleznable de la herrumbre
del refugio clandestino de la “narcolibertad”.
Nésthor Olalla
______________________
Sigo derogando leyes.