HUELLA SIN CAMINO
Publicado: Mié, 23 Ene 2008 4:44
HUELLA SIN CAMINO
"El tremendo resoplar de latidos que cubre cielos y pare almas es el letargo de los venideros prestos a la muerte" .
Cuerpo deshabitado,
ya raíz en mí,
ya polvo sumiso para el mundo.
Tu cuerpo ante la nada andará con piernas ajenas,
que le darán soporte a la vida en otros.
Tu cuerpo vacío de tí mismo,
que vaciló ante la muerte
a la que conmovió,
cuando ningún lugar concilió contigo.
No pudiste detener el sobrecogimiento del estertor celeste,
y quedaste mudo,
mudo de razones para andar.
Nunca pisoteó tan fuerte el canto elegíaco de la vida
como ahora que no soporto el peso de tus manos
ni tu latido responde al mío.
¡Se quedó en suspiro suspenso, sibilante y astroso!
Tú, embarazado de estaciones apresuradas,
tiemblas ya en el recuerdo,
y me sangras en pupilas decantadas en esparto digerido:
mi lágrima ancestral.
Tu corazón palpitante de lado a lado
sucumbió a la agonía de no saber habitar,
y de perdurar sólo remendando el espacio de tu pecho.
Ya no tengo corazón,
se me quedó menguada el alma con tanta tristeza,
con tanta herida abierta en arenas y olvidos.
Tiembla el pensamiento,
se me estremece la vida,
y la nada con su sonrisa universal
trae la tarde arrastrando ese rumor plañidero del eco eterno,
cambiando de semblante ante la mirada que quien ya no mira.
¡La nada es algo próximo, nos ronda!
Me dispongo a no ser.
Reclamo que se detenga el sol.
Siento la soledad como nunca
hilvanarme el desamparo,
y no puedo por más ahogar el desaliento,
despedazado en minúsculos retales de tiempo
que me hacen casi no existir.
¡Mi tristeza existe más que yo!
"El tremendo resoplar de latidos que cubre cielos y pare almas es el letargo de los venideros prestos a la muerte" .
Cuerpo deshabitado,
ya raíz en mí,
ya polvo sumiso para el mundo.
Tu cuerpo ante la nada andará con piernas ajenas,
que le darán soporte a la vida en otros.
Tu cuerpo vacío de tí mismo,
que vaciló ante la muerte
a la que conmovió,
cuando ningún lugar concilió contigo.
No pudiste detener el sobrecogimiento del estertor celeste,
y quedaste mudo,
mudo de razones para andar.
Nunca pisoteó tan fuerte el canto elegíaco de la vida
como ahora que no soporto el peso de tus manos
ni tu latido responde al mío.
¡Se quedó en suspiro suspenso, sibilante y astroso!
Tú, embarazado de estaciones apresuradas,
tiemblas ya en el recuerdo,
y me sangras en pupilas decantadas en esparto digerido:
mi lágrima ancestral.
Tu corazón palpitante de lado a lado
sucumbió a la agonía de no saber habitar,
y de perdurar sólo remendando el espacio de tu pecho.
Ya no tengo corazón,
se me quedó menguada el alma con tanta tristeza,
con tanta herida abierta en arenas y olvidos.
Tiembla el pensamiento,
se me estremece la vida,
y la nada con su sonrisa universal
trae la tarde arrastrando ese rumor plañidero del eco eterno,
cambiando de semblante ante la mirada que quien ya no mira.
¡La nada es algo próximo, nos ronda!
Me dispongo a no ser.
Reclamo que se detenga el sol.
Siento la soledad como nunca
hilvanarme el desamparo,
y no puedo por más ahogar el desaliento,
despedazado en minúsculos retales de tiempo
que me hacen casi no existir.
¡Mi tristeza existe más que yo!