Editorial Alaire

Los espacios tienen dedos
y es algo de todos sabido
No prensiles ni simiescos sino tensos dedos
que rozan con su indensidad el fulcro
sobre el que pivotan.
Son esos dedos los que determinan los valores
-inexactos- de la variable cosmogoniométrica
Y si no era así cuando mis ojos soñaban
ahora puede serlo
o quizás tampoco.
Los dedos de los espacios son uno por cada millón
de manos de los dioses, pero son millones
las manos de los millones de dioses.
El navegante utilizará un dedo cuando quiera
regresar guiándose desde el infinito.
Confiadamente a través de la maraña de líneas.
El señalador digital reconocerá siempre el dedo
que marcará su ruta.
Los espacios tienen dedos que se hunden con certeza
en los ojos de la luz allende la confusión sin cegarlos
y es algo de todos sabido.
Las memorias átomodactilares de los ordenadores
guardan fiel registro de todos los dedos conocidos
hasta la fecha
Pero cada microinstante uno nuevo manifiesta su presencia
¿Cómo entonces es posible
confinarlos en memorias?
Eso es cosa de los ordenadores y
de los guardianes de la litúrgia
Y si no era así cuando mis sueños fluían
ahora puede serlo
o quizás tampoco.

Bien dicho, Mario Linares Ferrer. O al menos así era cuando mis ideas fluían, ahora puede serlo y si no, ni modo.

Ha sido un verdadero placer.

Te saludo con afecto.

Te agradezco, como no te imaginas, tu atención. Nunca seré un poeta, pero puede que haga algunos amigos. Todo es cuestión de empeño.
Gracias de nuevo
Un abrazo

El dedo de Dios, el designio divino transportado a manos inseguras y a un botón sin corazón.
Me ha gustado mucho tu poema.

Un abrazo.

Original temática... creo que es un poema que merece más lecturas (algunos versos me piden otro ritmo, pero no me hagas caso, serán cosas mías).

Un placer,

Carmen

Gracias por vuestras amables palabras.
Carmen, aunque sean cosas tuyas seguro que tienes razón.
Un abrazo