Editorial Alaire

El día que se te olvidó mi cumpleaños,
yo me hice viejo así de golpe,
no pesaban los años,
era tu ausencia.
Los científicos dirán que nada pesa cero.
Pero mienten.
Ni te conocen.

Ya no me asomo a tus medias de red por miedo a caerme,
ni a tu diario violeta donde solo soy
un montón de palabras que juegan
a la tregua del cariño.

Yo no quise ser un poema tuyo,
solo quise ser eso,
tuyo.
Pero no supe.

Ahora solo queda soplar las velas

a la de una: quiero olvidarla,

a la de dos: por favor

a la de tres:

fffffffuuuuuuu





*Si alguien tiene una palabra que se asemeje más a un soplido la agradecería.

Un poema de separación, con un final que le da un toque de humor. Un placer leerte
Un abrazo

Pilar

Creo que tu poema sería el compañero perfecto de otro ,"Dispersa".

No se vende el olvido y dudo que las velas de cumpleaños lo arreglen, a mi no me funcionan por más que me empeñe en soplar todos los dias, ni soplidos ni suspiros.
"Adios" es una palabra que suena a soplido, pero no sirve tampoco, ni tatuandosela en la piel.
Hay cosas mucho peores que olvidar la fecha de cumpleaños, olvidarse por ejemplo del nombre o no ser capaz de pronunciarlo... olvidar que esa persona es real...eso si que es malo.

Besos poeta!

El día que se te olvidó mi cumpleaños,
yo me hice viejo así de golpe,

Me hubiera encantado escribir esos dos versos...
El poema entero es precioso... pero esos dos versos uf, definen a la perfección el desamor...

Siempre un placer,

Carmen

Ernesto perez escribió:El día que se te olvidó mi cumpleaños,
yo me hice viejo así de golpe,
no pesaban los años,
era tu ausencia.
Los científicos dirán que nada pesa cero.
Pero mienten.
Ni te conocen.

Ya no me asomo a tus medias de red por miedo a caerme,
ni a tu diario violeta donde solo soy
un montón de palabras que juegan
a la tregua del cariño.

Yo no quise ser un poema tuyo,
solo quise ser eso,
tuyo.
Pero no supe.

Ahora solo queda soplar las velas

a la de una: quiero olvidarla,

a la de dos: por favor

a la de tres:

fffffffuuuuuuu





*Si alguien tiene una palabra que se asemeje más a un soplido la agradecería.

No tengo una palabra que se asemeje más a un soplido (menos a esta hora, estoy cansadísima, ya ni pienso) pero si llego a encontrarla te aviso, te prometo.
Me encanta tu estilo, Ernesto, esa forma de decir tanto desde lo cotidiano y de una manera tan directa. Siempre tengo la sensación de que estás contando algo al oído.
Me gustó mucho tu poema, me gustó mucho leerte.

Besos.

Debo coincidir con la señorita Aubriel, su poesía siempre cuenta cosas cotidinas de manera mágica, y digo mágica porque cada vez que bro un poema suyo tengo esta sensación que solo se asmeja la que siento cuando leo un cuento interesante. El cuento, como bien lo sabe, necesita mantener al lector expectante e interesado en un lapso corto (cosa que considero ha de ser realmente difícil), y usted lo logra siempre de forma magnífica.
Sí, siempre lo he visto a modo de trovador...de aquellos que contabn hostorias simples con ciert moraleja.
Si le soy sincera, no es de lo poemas que más me han gustado de su mano, pero este -por alguna razón extraña- se me antoja bastante descriptivo de determinada sensación que sí sintió tal y como lo ha plasmado.
Lo primero es cuestión de gustos nada más, así que le pido mil disculpas si cometo el error de ofenderlo, de ser así lo borraré desde ya. Lo segundo, pues, ya sabe, son meras interpretaciones de una opinóloga...que puede -y casi siempre está- muy equivocada.
Mi admiración y mi respeto siempre para usted...realmente ansío ver poemas suyos pra deleitarme con estas historias.

Decía Barthes que el discurso de la ausencia era históricamente femenino, porque en el hombre recaía el concepto de nómade, de cazador y demás. Y que cuando este discurso recae en un hombre, éste se feminiza, pero no en el sentido "invertido" del asunto, sino que es porque está enamorado.

Toda esta lata para decirte que este poema , Ernesto, se inserta dentro de una sensibilidad especial, por eso todas caen rendidas con estas cosas tuyas, lo cual es muy injusto para nosotros

Te sigo leyendo, siempre gratamente sorprendido.

Un abrazo

Martín Desormeaux.-

Fantástica obra deslumbrante. Final maravilloso.