Editorial Alaire

Leyes naturales, y como tales,
sujetas a la evolución científica
mediente paradigmas
que progresivamente
las van demostrando falsas.
Así es como Antonio me explica
tres de las visicictudes
que tienen los domingos
en mi vida.
Las discusiones paternofiliales.
El eterno retorno, semana a semana,
de la misma congoja, del mismo llanto.
La maldición femenina.
Las últimas tres mujeres que me han besado
se despedían para ir a ver a sus novios.
Y yo,
tengo tan poco que ver
en todo esto.
Nietzsche, mi padre, mis exnovias.
Son la misma cosa
(Y yo ya me he hartado de la poesía
universal, en la que el hombre es
la misma cosa que un árbol)
No es más que una abstracción simbólica:
Todos y cada uno de nosotros
estamos solos y
sentimos la necesidad de creernos
mapaches, o loros,
o champiñones.
De todas formas, Antonio
está practicándole el Ki a una muchacha
sentados en una plaza
a las cuatro de la mañana.
Y a mi todo me parece muy tonto.
Me pongo a cuatro patas
y ladro,
y muerdo si tengo la oportunidad.
Y os pongo a cuatro patas.
Y ladramos, los dos,
mi amor, dame un cachorrito.
Un gran filósofo, un gran padre o una gran exnovia
de los que pueda sentirme orgulloso
para siempre.

Ignacio, un poema el tuyo que me ha gustado mucho.

Ese humor mordaz, ese escepticismo que recorre sus versos diáfanos, su acertado ritmo.

Un placer de lectura, un cordial saludo.

Qué buen poema, Ignacio. Cuanta verdad galopa las palabras, cuánto acierto humano hecho poesía.

Enhorabuena!

Hallie

Si, hay veces que el hartazgo se nos llena de palabras y en ellas no encontramos mas asidero en la razón que la inercia de no ser y buscamos entonces en el sinsentido cómo aferrarnos en la otredad que nos anima.

Exultante y animoso.

Ha sido un verdadero placer entrar en este torbellino de palabras.

Que el dolor es la santísima trinidad y que somos más perros de lo que merecemos. Es un buen poema, que es capaz de mantener el juego-propuesta del principio hasta el final.

Saludos.

Martín Desormeaux.-

Rizas el rizo de lo inrizable... Una lección de vida, o eso creo...

Y encantada, además, de leerte.

Un Beso,

Carmen

Gracias a todos. Un abrazo.

He recogido con placer el sentido de tu poema. Aplausos
Un abrazo
Pilar

He leído todos tus poemas en Alaire, y elegir un poema tuyo es como elegir un tema de The Clash o de los Midnight Oil.
¡Vaya pedazo de Poeta...!

Genial, un poema para dedicarle muchas lecturas, sin dudas, un magnífico trabalo. Enhorabuena.

Una lúcida visión poética en tono despiadadamente sarcástico.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Abrazos y salud.

Ignacio García escribió:Leyes naturales, y como tales,
sujetas a la evolución científica
mediente paradigmas
que progresivamente
las van demostrando falsas.
Así es como Antonio me explica
tres de las visicictudes
que tienen los domingos
en mi vida.
Las discusiones paternofiliales.
El eterno retorno, semana a semana,
de la misma congoja, del mismo llanto.
La maldición femenina.
Las últimas tres mujeres que me han besado
se despedían para ir a ver a sus novios.
Y yo,
tengo tan poco que ver
en todo esto.
Nietzsche, mi padre, mis exnovias.
Son la misma cosa
(Y yo ya me he hartado de la poesía
universal, en la que el hombre es
la misma cosa que un árbol)
No es más que una abstracción simbólica:
Todos y cada uno de nosotros
estamos solos y
sentimos la necesidad de creernos
mapaches, o loros,
o champiñones.
De todas formas, Antonio
está practicándole el Ki a una muchacha
sentados en una plaza
a las cuatro de la mañana.
Y a mi todo me parece muy tonto.
Me pongo a cuatro patas
y ladro,
y muerdo si tengo la oportunidad.
Y os pongo a cuatro patas.
Y ladramos, los dos,
mi amor, dame un cachorrito.
Un gran filósofo, un gran padre o una gran exnovia
de los que pueda sentirme orgulloso
para siempre.

Wow, Ignacio Garcia, cuanto me alegra que Hallie haya traído de vuelta a la luz que le corresponde esta obra poética y filosófica. Mi admiración y con deseos que vuelvas a donde sin duda perteneces y brillas, poeta. Un abrazo, ERA

Muy buen poema de Ignacio García, me gustó mucho.
Abrazos y salud

¿Quién fue el guapo que inventó el domingo y sus vicisitudes?
De las tuyas me queda la maldición femenina, tengo una solamente, con la que discuto día sí y día no. Cuando a ella la apetece fastidiarme el día que bien puede caer en domingo.
Muy bueno este poema.
Un abrazo.