Editorial Alaire

Me gustaba mirar por el ojo de las cerraduras
hablarle a los gatos
y a las muchachas que anunciaban buen tiempo
me gustaban los futuros de cristal triste aunque yo no lo sabía
los sabores a piel adolescente
en tardes rebosantes de la furia de agosto
me gustaban los sostenes negros y los besos como mares
en pie de guerra mientras cantaba Joan
la apología de los amantes obreros
me gustaba la pupila miel de aquella novia
y el gesto cardinal de sus caderas
las vísperas hermosas y los días bárbaros.
Me asustaba cualquier muerte.
Ahora ya nada importa
mido cada día como hierba fatídica y poemas imposibles
soy la presa de un galope de noviembre
las alas de los relojes prehistóricos tienen arrugas
y la vida no es libre nunca.
Sé que llegará una noche
donde los hermanos mayores se despidan para siempre
y el miedo haga añicos la esperanza
me pregunto cuando comenzará la caída
definitiva y si será liberación o derrota.
También cabe una respuesta:
voy a hacer como si no hubiese vivido
voy a reinventarme joven subterráneo
voy a pintarme los ojos de sorpresa
voy a coger la pistola de mi padre.

Unos versos tocados de Buñuel cantando una canción de Facundo Cabral acusando los años.
Buen dolor y buena muerte, siempre.
Siempre estamos a tiempo de volver a ser adolescentes retratando los pasos de ayer.
Me agradaron sobremanera estos versos, gracias por regalarnoslos.
Saludos.
Amparo

Valentin Martin,

Espero que esa pistola se quede donde debe estar
en silencio y para protección
solamente

Maravilloso poema, querido amigo

te felicito

un abrazo fuerte

Precioso... y es cierto que recuerda a cierto tipo de cine decadente (la palabra decadente me encanta, que conste, ella y su significado)... Me habló de la gran decepción que suponen todas y cada una de las vidas y como, a pesar de ello, los valientes siempre tienen ganas de vivir...

Un placer,

Carmen

Valentín me sigue pareciendo genial,
lo he leído hoy varias veces y cada ves me gusta más.
Bravo poeta eres grande.

Un besazo

Carmen

Hola Valentin

El poema en su lectura suena como una cascada, como una caída sin fin hacia ese verso final que me parece impactante y muy acertado. Me gustó. Un abrazo, amigo mío.
Mario.

Gracias por acercarte, Amparo, tu palabra siempre es una bienvenida.

Saludos para ti.

"...voy a coger la pistola de mi padre."

Un final abierto a la interpretación.

¿Para arrojarla a los insondables abismos, para pegarte un tiro o para pegárselo a la humanidad?

En el primer caso, esperanza; en el segundo, romanticismo; y en el tercero, desencanto y cobardía.

Leyendo los versos precendentes, me quedo con la segunda opción.

Saludos.

Marcos

Ricardo Serna, tu atención hacia mis versos es impagable. Gracias.

Recibe mi abrazo.

Gracias, Carmen, la decadencia siempre tiene una cara hermosa si se la sabe mirar.

Un beso.

El paso del tiempo no nos deja indiferentes. Precioso poema
UN abrazo
Pilar

Valentin Martin escribió:Me gustaba mirar por el ojo de las cerraduras
hablarle a los gatos
y a las muchachas que anunciaban buen tiempo
me gustaban los futuros de cristal triste aunque yo no lo sabía
los sabores a piel adolescente
en tardes rebosantes de la furia de agosto
me gustaban los sostenes negros y los besos como mares
en pie de guerra mientras cantaba Joan
la apología de los amantes obreros
me gustaba la pupila miel de aquella novia
y el gesto cardinal de sus caderas
las vísperas hermosas y los días bárbaros.
Me asustaba cualquier muerte.
Ahora ya nada importa
mido cada día como hierba fatídica y poemas imposibles
soy la presa de un galope de noviembre
las alas de los relojes prehistóricos tienen arrugas
y la vida no es libre nunca.
Sé que llegará una noche
donde los hermanos mayores se despidan para siempre
y el miedo haga añicos la esperanza
me pregunto cuando comenzará la caída
definitiva y si será liberación o derrota.
También cabe una respuesta:
voy a hacer como si no hubiese vivido
voy a reinventarme joven subterráneo
voy a pintarme los ojos de sorpresa
voy a coger la pistola de mi padre.

Maravillosa forma de vestir la desolación, donde hallo momentos sublimes en un todo que me parece bellísimo.
¡Qué fuerza! querido amigo Valentín, que es capaz de otorgarnos la desesperanza. Ay, de los poetas, hacen arte de las diatribas de una materia que inevitablemente se desgasta.
¡Jolines! A veces me pregunto, ¿por qué habremos de tener alma? ¿O entendimiento? Qué más da, la cuestión es que no llegamos a entender nada de nada. Y lo que venga, sea lo que sea, no podrá evitar lo que ha pasado.
Menos mal que nos queda la poesía. Ciertamente, es un gran bálsamo.
Y tu poesía permanecerá, porque está escrita con sangre; roja, rojísimos borbotones de la savia de la vida que nos ha tocado transitar.
Ha sido un auténtico placer leerte. Felicidades por el poema y hago votos para que la afirmación del portugués sea certera: los poetas somos unos fingidores...
Un fuerte abrazo.

Lara Albertus, mi amiga: gracias por tu atención y por ese gran corazón que te puede.

Un beso.

Un poema precioso con dos partes, la de los sueños del pasado y la de las realidades del presente y todo desde el rpima de la sencillez de lo que te gustaba.
Es chocante leerlo , impresiona la pasión que dedicas a tus versos.
me ha parecido genial,
Un cordial abrazo
Joan

Valentín, cada poema que te leo sube un escalón más hacia las alturas. Yo creo que estás en uno de los mejores momentos en cuanto a tu creación poética: profunda, irónica, manejable, muy consciente y conocedora de la mano que la crea; en fin rica en lo que a mí más me gusta.

Un muy fuerte abrazo.