Compromisos

[Ignacio García]

Mi compromiso con la justicia es poco más importante que un pestilo.
Camino entre las calles como una babosa de algo más de 75 kilogramos
recorriendo distancias kilométricas mirando los escaparates.
Mi compromiso con el amor es poco más importante que una luciérnaga
en un helecho de la primera planta de la torre Picasso.
El Sol da a la una de la tarde a mis ojos.
Quien ideó el reloj debía ser un hipocondriaco.
A las ocho de la tarde, hora peninsular, me llamarás
para pedirme perdón.
Pero yo ya no quiero la redención de nadie.
Y aún menos de una puta chiflada que ha perdido toda capacidad
de comprender la existencia de la antimateria.
Todas las mujeres que me han amado, en algún momento,
me han visto como a un héroe, después como a un selenita,
al final como a un átomo.
No soy tan diferente a una jarra de cristal,
al sombrero que llevo,
al cargador de un teléfono móvil.
He aprendido, eso sí, un idioma latino
y negocio con mis congéneres
por dinero, sexo, comida o alcohol.
Tener plantas es jugar a ser Dios
y el agnosticismo me haría dudar de mi propia existencia.
Pero dejémonos de pucheros
y vamos a celebrar lo importante:
que hoy a las ocho te voy a dar la del pulpo,
que le miro los dientes a los adictos al caballo
para olvidarme de tus lágrimas de cocodrilo.
Somos animales, átomos,
y mi compromiso con la humanidad es poco más importante que el de un conejo.

[Luna de Nos]

Mi compromiso con la justicia es poco más importante que un pestilo.
Camino entre las calles como una babosa de algo más de 75 kilogramos
recorriendo distancias kilométricas mirando los escaparates.
Mi compromiso con el amor es poco más importante que una luciérnaga
en un helecho de la primera planta de la torre Picasso.
El Sol da a la una de la tarde a mis ojos.
Quien ideó el reloj debía ser un hipocondriaco.
A las ocho de la tarde, hora peninsular, me llamarás
para pedirme perdón.
Pero yo ya no quiero la redención de nadie.
Y aún menos de una puta chiflada que ha perdido toda capacidad
de comprender la existencia de la antimateria.
Todas las mujeres que me han amado, en algún momento,
me han visto como a un héroe, después como a un selenita,
al final como a un átomo.
No soy tan diferente a una jarra de cristal,
al sombrero que llevo,
al cargador de un teléfono móvil.
He aprendido, eso sí, un idioma latino
y negocio con mis congéneres
por dinero, sexo, comida o alcohol.
Tener plantas es jugar a ser Dios
y el agnosticismo me haría dudar de mi propia existencia.
Pero dejémonos de pucheros
y vamos a celebrar lo importante:
que hoy a las ocho te voy a dar la del pulpo,
que le miro los dientes a los adictos al caballo
para olvidarme de tus lágrimas de cocodrilo.
Somos animales, átomos,
y mi compromiso con la humanidad es poco más importante que el de un conejo.

Hay poemas que inspiran cierta clase de comentarios digamos... formales, algunos, un saludo y algo más, otros, como éste, dejan sin saber bien qué decir. Supongo que todo lo dice el texto y huelgan las palabras.
Gracias, Luna de Nos.-

[Amparo Guillem]

Nuestro compromiso con la Humanidad suele ser bastante inestable, porque depende básicamente de nuestro ombligo.
Saludos.
Amparo

[Ricardo Serna G]

Ignacio García,

Interesante poema, querido amigo
somos pequeños
ante el mundo..

magnífico


Un abrazo fuerte

[Ignacio García]

Gracias, un abrazo.

[Mario Martínez]

No soy tan diferente a una jarra de cristal,
al sombrero que llevo,
al cargador de un teléfono móvil.

Ciertamente, todo es materia, incluso nosotros... pero de ahí a a ser un cargador de móvil.
En fin, quién sabe, si proporcionamos energía a los demás para seguir viviendo, quizá también podamos serlo.
Un poema que cuando menos me pareció interesante. Un abrazo.
Mario.