LOS REYES DEL MUNDO
Publicado: Jue, 02 Abr 2009 11:46
LOS REYES DEL MUNDO
Mendigos somos todos, y príncipes … Tal vez
Pero para mendicidad verdadera
La de este corazón que malvive
En el patio trasero de sus sueños
Conviviendo en lamentable amancebía
Con sus dos novias eternas:
Concupiscencia y Ambición.
-------
A veces,
Desde la lúcida atalaya
De algún palacio del Desánimo,
Observo con cuanto cuidado y celo
Acarrea hasta su mísero refugio
Unos cartones de afecto
Que encuentra en las esquinas
Para abrigarse las carencias
En las noches de lluvia.
Y otras le veo sonreír
Con los ralos dientes negros
Y los ojos aniñados
Al goteo de algún recuerdo helado
Que se limpia con la manga,
Y que afea su conciencia
Como una estalactita de moco
Que llevara milenios engordando
En una caverna.
Me conmueve el modo
Con que apura las migajas del mendrugo
De aquel antiguo Amor,
Y cómo roe con parsimonia
En ese pan tan duro
( Que parece hecho de hueso)
Con la pobre ayuda de encías
Casi desnudas ya.
¡ Es un ser tan frágil
Que ha de mantenerse al margen
De cualquier mirada franca
Para no quebrarse de mera simpatía!
De ahí que rumie en soledad
Su propia soledad
Y no se arrime a nadie
A menos que allí lata
Otro pordiosero como él
Que se quiso rey del mundo.
¡ Y con cuanto amor defiende
Ese rincón donde mora
Sucio y húmedo,
Cual si fuera trono abandonado
Y no agujero inmundo
Donde acumular toda la basura
Recogida a lo ancho y largo
De un callejón de olvido
Que no tiene salida!
----------
Mendigos somos todos, y príncipes … Quizás.
Pero para majestad legítima
La de ese maloliente Diógenes
Que se ríe a solas
Cuando cae la helada
De los días idos,
Y sólo llora a pleno sol …
--------------------------------------
Santiago, 20/ 10/2008.
Mendigos somos todos, y príncipes … Tal vez
Pero para mendicidad verdadera
La de este corazón que malvive
En el patio trasero de sus sueños
Conviviendo en lamentable amancebía
Con sus dos novias eternas:
Concupiscencia y Ambición.
-------
A veces,
Desde la lúcida atalaya
De algún palacio del Desánimo,
Observo con cuanto cuidado y celo
Acarrea hasta su mísero refugio
Unos cartones de afecto
Que encuentra en las esquinas
Para abrigarse las carencias
En las noches de lluvia.
Y otras le veo sonreír
Con los ralos dientes negros
Y los ojos aniñados
Al goteo de algún recuerdo helado
Que se limpia con la manga,
Y que afea su conciencia
Como una estalactita de moco
Que llevara milenios engordando
En una caverna.
Me conmueve el modo
Con que apura las migajas del mendrugo
De aquel antiguo Amor,
Y cómo roe con parsimonia
En ese pan tan duro
( Que parece hecho de hueso)
Con la pobre ayuda de encías
Casi desnudas ya.
¡ Es un ser tan frágil
Que ha de mantenerse al margen
De cualquier mirada franca
Para no quebrarse de mera simpatía!
De ahí que rumie en soledad
Su propia soledad
Y no se arrime a nadie
A menos que allí lata
Otro pordiosero como él
Que se quiso rey del mundo.
¡ Y con cuanto amor defiende
Ese rincón donde mora
Sucio y húmedo,
Cual si fuera trono abandonado
Y no agujero inmundo
Donde acumular toda la basura
Recogida a lo ancho y largo
De un callejón de olvido
Que no tiene salida!
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Mendigos somos todos, y príncipes … Quizás.
Pero para majestad legítima
La de ese maloliente Diógenes
Que se ríe a solas
Cuando cae la helada
De los días idos,
Y sólo llora a pleno sol …
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Santiago, 20/ 10/2008.