hay noches...
Publicado: Mié, 25 Mar 2009 1:21
Hay noches en que los sonidos
se reconocen con tal claridad
que parecen descubrirse con la percepción
de los sentidos un animal salvaje.
El murmullo lejano de voces
tornándose en repentino estruendo
al abrirse la puerta del bar
que deja escapar los ecos de música,
que inundan las solitarias calles
como un vomito sanguinolento
con manchas de humo y hedor a alcohol.
El taconeo lejano de unos pasos
a los que inmediatamente pongo sexo.
El ronroneo del motor de un coche
de policía pasando despacito.
El siniestro silbido del batir de las negras alas
de los demonios que persiguen a una ambulancia.
El chapoteo húmedo de una manguera remota
que borra las pisadas del día hasta convertirlas en barro
cayendo como una cascada de cadáveres por la cloaca.
Los sucios pensamientos y las bonitas palabras
que viajan en la parte de atrás de los taxis,
apurándolos para que no respeten los semáforos
con muestras esdrújulas de mal disimulada ansiedad.
Hay noches que no necesito salir
para saber que estáis haciendo,
ni de que habláis y, mucho menos, en que pensáis.
se reconocen con tal claridad
que parecen descubrirse con la percepción
de los sentidos un animal salvaje.
El murmullo lejano de voces
tornándose en repentino estruendo
al abrirse la puerta del bar
que deja escapar los ecos de música,
que inundan las solitarias calles
como un vomito sanguinolento
con manchas de humo y hedor a alcohol.
El taconeo lejano de unos pasos
a los que inmediatamente pongo sexo.
El ronroneo del motor de un coche
de policía pasando despacito.
El siniestro silbido del batir de las negras alas
de los demonios que persiguen a una ambulancia.
El chapoteo húmedo de una manguera remota
que borra las pisadas del día hasta convertirlas en barro
cayendo como una cascada de cadáveres por la cloaca.
Los sucios pensamientos y las bonitas palabras
que viajan en la parte de atrás de los taxis,
apurándolos para que no respeten los semáforos
con muestras esdrújulas de mal disimulada ansiedad.
Hay noches que no necesito salir
para saber que estáis haciendo,
ni de que habláis y, mucho menos, en que pensáis.