Te quiero
Publicado: Vie, 18 Ene 2008 18:42
Vos, que sos el instante mágico
que me confina al infinito,
que me vaciás de intenciones,
de buenos humores y barriletes.
Que suplís el vacío con mariposas,
duendes y amuletos,
que sin saberlo estás construyendo
en la esquina de mis memorias,
un imperio de jazmines,
de eclipses y mermelada.
Vos, que me llamás por mi nombre,
para que entre en tu cuarto,
para que apague las luces,
para que prepare la cena.
Vos, que sos una especie de especie,
extinguida y recordada,
una casualidad muy bien preparada,
una leche tibia, de madrugada.
Que no te falta el enojo,
ni la prisa, ni el canto,
que no te atrapa el cansancio
si de cansarme se trata.
Vos, que simplemente, te escondés,
como una niña mimada,
y de pronto aparecés,
como mujer hecha y derecha.
Que te vestís, coqueta,
a orillas de tu cama,
a orillas de tu mañana,
que te quitas tu ropa
manoseada por el día,
a orillas de mi cama,
a orillas de mi noche.
Vos, con esa cara de fin de semana,
de lunes feriado,
de verano inminente,
de desayuno en familia,
de sexo consumado.
Vos, que merodeas sigilosa,
con el seño arrugado,
mis palabras difíciles,
mis desacuerdos y oportunidades.
A vos, que untás,
sobre mis espaldas,
un aroma a pan recién horneado,
a vos,
a vos te quiero.
Christian Cejas
que me confina al infinito,
que me vaciás de intenciones,
de buenos humores y barriletes.
Que suplís el vacío con mariposas,
duendes y amuletos,
que sin saberlo estás construyendo
en la esquina de mis memorias,
un imperio de jazmines,
de eclipses y mermelada.
Vos, que me llamás por mi nombre,
para que entre en tu cuarto,
para que apague las luces,
para que prepare la cena.
Vos, que sos una especie de especie,
extinguida y recordada,
una casualidad muy bien preparada,
una leche tibia, de madrugada.
Que no te falta el enojo,
ni la prisa, ni el canto,
que no te atrapa el cansancio
si de cansarme se trata.
Vos, que simplemente, te escondés,
como una niña mimada,
y de pronto aparecés,
como mujer hecha y derecha.
Que te vestís, coqueta,
a orillas de tu cama,
a orillas de tu mañana,
que te quitas tu ropa
manoseada por el día,
a orillas de mi cama,
a orillas de mi noche.
Vos, con esa cara de fin de semana,
de lunes feriado,
de verano inminente,
de desayuno en familia,
de sexo consumado.
Vos, que merodeas sigilosa,
con el seño arrugado,
mis palabras difíciles,
mis desacuerdos y oportunidades.
A vos, que untás,
sobre mis espaldas,
un aroma a pan recién horneado,
a vos,
a vos te quiero.
Christian Cejas