Gabriela duerme con mar
Publicado: Mar, 24 Mar 2009 8:12
Gabriela duerme con mar
Gabriela duerme y sus pies son mares
Gabriela duerme y le germinan patios en las manos y auroras en las puntas de los pelos
Gabriela duerme como una ardilla galáctica en una caja de luces
Gabriela duerme envuelta en el giro literario "franjas de viento", toda fresca
Y durmiendo recupera arandelas clavadas en el fondo de una gota de sudor
Y durmiendo va en puntillas por vigas de acero que se tocan cual campanas
Va en los hombros del gigante de la noche haciendo pompas color barco, mueve la biela del mundo
Toda ella es un muelle donde resuena un cristal oscuro, toda ella es bolsillo astral y reguero, temperatura del atardecer que ha quedado entre las alas
Gabriela duerme y durante el sueño fuma sentada sobre una piedra con forma de conejo —eso la asombra mucho
Gabriela duerme en forma de Dalila, que es una planta-gusano o un animalejo manso que dibujan los niños cada vez que se les pide un perro, o un pez, o un ave
Gabriela duerme como un beso, toda tapadita por la mancha submarina de los astros
Duerme semiótica y helénica, casi como la sombra de un dirigible que pasa sobre la techumbre de un cenobio
Gabriela duerme como una candela, como un parque con seis estatuas que inclinan las mejillas hacia el sol
Gabriela duerme en la veta de la madera del piano, en el zumbido de las uñas que muelen la letra como horneros
Gabriela duerme acurrucada en un cuento que cuenta la conversación de Alejo Carpentier y un cursillista en La Habana, en una casa hecha de miga de pan o de trueno color blanco
Gabriela no duerme mientras le miro las foto-células del lóbulo de la sonrisa —la mirada sostiene
Gabriela duerme como una hipótesis, como el músculo salino de la lluvia
Gabriela duerme como las llaves en el cuero, como la cola del día, o como el oro
Gabriela duerme con mar
Rafael Teicher
Gabriela duerme y sus pies son mares
Gabriela duerme y le germinan patios en las manos y auroras en las puntas de los pelos
Gabriela duerme como una ardilla galáctica en una caja de luces
Gabriela duerme envuelta en el giro literario "franjas de viento", toda fresca
Y durmiendo recupera arandelas clavadas en el fondo de una gota de sudor
Y durmiendo va en puntillas por vigas de acero que se tocan cual campanas
Va en los hombros del gigante de la noche haciendo pompas color barco, mueve la biela del mundo
Toda ella es un muelle donde resuena un cristal oscuro, toda ella es bolsillo astral y reguero, temperatura del atardecer que ha quedado entre las alas
Gabriela duerme y durante el sueño fuma sentada sobre una piedra con forma de conejo —eso la asombra mucho
Gabriela duerme en forma de Dalila, que es una planta-gusano o un animalejo manso que dibujan los niños cada vez que se les pide un perro, o un pez, o un ave
Gabriela duerme como un beso, toda tapadita por la mancha submarina de los astros
Duerme semiótica y helénica, casi como la sombra de un dirigible que pasa sobre la techumbre de un cenobio
Gabriela duerme como una candela, como un parque con seis estatuas que inclinan las mejillas hacia el sol
Gabriela duerme en la veta de la madera del piano, en el zumbido de las uñas que muelen la letra como horneros
Gabriela duerme acurrucada en un cuento que cuenta la conversación de Alejo Carpentier y un cursillista en La Habana, en una casa hecha de miga de pan o de trueno color blanco
Gabriela no duerme mientras le miro las foto-células del lóbulo de la sonrisa —la mirada sostiene
Gabriela duerme como una hipótesis, como el músculo salino de la lluvia
Gabriela duerme como las llaves en el cuero, como la cola del día, o como el oro
Gabriela duerme con mar
Rafael Teicher