Editorial Alaire

Es un espacio amarillo donde no entra el día,
un nido forrado de espejos o de puertas
cuyo cristal envejece como un zafiro.

Mira la esquina que agita sus alas,
la pared recubierta de ojos, pintada acaso
de manos celestes.

Alguien llama a la sonrisa, la piel testimonia belleza
dibujada en pasquines, perfumes, vestidos de alabastro.
También la música se vuelve amarilla al llenar el aire
de áspides rubios.

Juguemos a esconder el futuro
sin arrumbar las sillas medievales
que aliviaron el cansancio de largas piernas suicidas.

No quiero un mensaje escrito en el jardín azul,
las porcelanas se cubren de tiempo
cuando llueve la rueca del tejedor.

De pronto el hueso de las silabas anega la memoria,
en la senda el número mide al arlequín de las agujas.

Mi casa es una máscara, quizá un nido amamantado de flores.
Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino.

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

Me has recordado la casa encantada de Disney Paris.
¿La has visto?
Fue lo que más me gustó. No la olvidaré nunca.
Si tu poema es todo él una metáfora, te he de decir que se siente el desasosiego de una soledad angustiosa sin salida.
Una casa encantada debería ser esa en que los muebles se mueven con la imaginación y el sol entra por las ventanas a nuestro gusto, habitada sólo por la compañía que eligieramos en cada momento..........
Ha sido un placer disfrutar de tu casa encantada.
Un saludo

tiene el poema versos muy logrados, sugerentes siempre, pero esta estrofa está muy bien conseguida:

"Mi casa es una máscara, quizá un nido amamantado de flores.
Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino. "

mis aplausos Ramón

.

claudieta cabanyal escribió:Me has recordado la casa encantada de Disney Paris.
¿La has visto?
Fue lo que más me gustó. No la olvidaré nunca.
Si tu poema es todo él una metáfora, te he de decir que se siente el desasosiego de una soledad angustiosa sin salida.
Una casa encantada debería ser esa en que los muebles se mueven con la imaginación y el sol entra por las ventanas a nuestro gusto, habitada sólo por la compañía que eligieramos en cada momento..........
Ha sido un placer disfrutar de tu casa encantada.
Un saludo

No he estado en Disney París pero la imaginación es sorprendente y puede acercarnos, sin pretenderlo, a realidades. Me alegra que te haya gustado y sobre todo que te haya hecho pensar en lo que debería ser una casa "encantada". Un abrazo, Claudieta y gracias por comentar.

Es un espacio amarillo donde no entra el día,
un nido forrado de espejos o de puertas
cuyo cristal envejece como un zafiro.

Es casi un retrato de lo que somos 'por dentro'.

Magnífico, Ramón. Aplausos.

Blanca

Alonso de Molina escribió:tiene el poema versos muy logrados, sugerentes siempre, pero esta estrofa está muy bien conseguida:

"Mi casa es una máscara, quizá un nido amamantado de flores.
Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino. "

mis aplausos Ramón

.

Mi agradecimiento por tu comentario, Alonso. Un abrazo.

Hola Ramón
Un poema donde las imágenes hacen la lectura un tanto desasosegante, misteriosa, como si los versos en verdad estuviesen encantados. Un placer leerte. Abrazos.
Mario.

Iba a comentarte las partes que más me gustan de tu poema pero creo que me gusta todo
Es un placer pasar por tus versos, un gran placer.
Un abrazo
Joan

Ramón Carballal escribió:
Es un espacio amarillo donde no entra el día,
un nido forrado de espejos o de puertas
cuyo cristal envejece como un zafiro.

Mira la esquina que agita sus alas,
la pared recubierta de ojos, pintada acaso
de manos celestes.

Alguien llama a la sonrisa, la piel testimonia belleza
dibujada en pasquines, perfumes, vestidos de alabastro.
También la música se vuelve amarilla al llenar el aire
de áspides rubios.

Juguemos a esconder el futuro
sin arrumbar las sillas medievales
que aliviaron el cansancio de largas piernas suicidas.

No quiero un mensaje escrito en el jardín azul,
las porcelanas se cubren de tiempo
cuando llueve la rueca del tejedor.

De pronto el hueso de las silabas anega la memoria,
en la senda el número mide al arlequín de las agujas.

Mi casa es una máscara, quizá un nido amamantado de flores.
Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino.

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

Pues fíjate que yo veo en tu poema, con ese fastuoso despliegue de imaginación que es tu santo y seña, ecos de 'Alicia en el País de las Maravillas' (sólo faltan el conejo blanco, la madriguera y la Reina de Corazones), de 'El Mago de Oz' (ahí está el espantapájaros) y de 'El corazón delator', de Poe (en esa "pared recubierta de ojos"). Me ha encantado la sinestesia de esa música que se vuelve amarilla, algo que podría haber escrito perfectamente Nabokov.

Enhorabuena por el poema, Ramón. Un abrazo.

felicidades por el poema
Un abrazo pilar

me gusto tu poema, y estos ultimos versos.

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

javier

Blanca Sandino escribió:

Es un espacio amarillo donde no entra el día,
un nido forrado de espejos o de puertas
cuyo cristal envejece como un zafiro.

Es casi un retrato de lo que somos 'por dentro'.

Magnífico, Ramón. Aplausos.

Blanca

Es cierto, Blanca, podría ser una casa o podría ser nuestro interior. Gracias, amiga. Un abrazo.

Hermoso poema, querido amigo Ramón.
¿Sabes? Siempre he pensado que es una lástima que tus trabajos no sean más permeables. A mi juicio, tienes una gran imaginación metafórica y eso, querido colega, pienso que es lo más importante en un hacedor de versos. Eso no se puede enseñar, lo tienes o no lo tienes, es así de sencillo. Mucha gente escribe bien, con mucha pulcritud, pero carece del don de la metáfora. En tu caso, creo que la esencia de la poesía es un hecho.
Yo pregono el equilibrio de la obra, aunque, obviamente, puedo estar equivocado.
En fin, felicidades, por este poema donde consigues versos bellísimos.
Un fuerte abrazo.

Mi casa es una máscara, quizá un nido amamantado de flores.
Yo sobrevivo entre equinoccios, se mezclan el sueño del gato,
la zanahoria que latió tarde, el espantapájaros que en el otoño
fue albino.

No hay salida ni entrada en su silencio oscuro,
sólo el ajedrez de los días, su peso de plomo,
su infinita náusea.

Tu poesía, amigo Ramón, siempre está encantada; vuelan enseres, muebles e inmuebles desde los lugares más insospechadas para habitar tu cerebro poético, luego nos invitas a las estancias donde degustar los más raros y exquisitos sabores.

Además esta vez pareces ofrecer toda una declaración de intenciones del estilo que piensas aplicar a cada una de tus edificaciones.
Unha aperta

Mario Martínez escribió:Hola Ramón
Un poema donde las imágenes hacen la lectura un tanto desasosegante, misteriosa, como si los versos en verdad estuviesen encantados. Un placer leerte. Abrazos.
Mario.

Hola, Mario, mi agradecimiento por tu amable comentario. Un abrazo.