Editorial Alaire

Rescátame de esta noche irreal,
trepan las luces como garfios y mueren las paredes
con ojos de vitriolo en los costados.

Se escuchan los pasos eléctricos del felino,
el murmullo de las sílabas de agua.

Es la noche, mi amor, la selva de agujas
que penetra en la ingle de las horas sin ti.

Es la penumbra que mata los espejos,
que mueve las articulaciones de espantosos artilugios
y nos dispara con pétalos de horror.

De acuerdo,
si tú quieres conduce mi mano
a tus delgadas nubes y susurra un hondo quejido
en mi músculo de rosas.

Tú me hablas como aquella niña
que perdió tres pechos entre frases de diluvio,
yo busco la virtud del topo,
su silencio inacabado en la alcayata del magma.

Juego con la moneda que me prestó el ruiseñor,
busco el orificio de las penúltimas esquinas,
la negra especie del almidón que suda en el crepúsculo.

Ahora miro la escueta interrogación de tu hombro
¿qué pueblos sobreviven en sus llanuras de albahaca?

Como una mariposa encendida de tuétano,
así tu fuerza cayó en mi trébol ,
esa noche yo vi mandrágoras que amanecían
en largos dedos de araña.

Me llevaste inútilmente sobre un río de ágatas
(por un momento fuimos guerreros del resplandor)
hasta el olivo imaginario donde se columpia tu sexo.

Casi maga de los eclipses
en tu púlpito los cabellos todavía preguntan.

Es un poema para disfrutarlo muy despacio.
Lo he leído varias veces y cada vez le descubro una nueva sensación.
Y sabes que a mí, me lleva mucho tiempo leerte. Lo que demuestra que yo te leo de verdad.......
Un beso,

Un poema impresionante y lleno de hondura lírica!

Enhorabuena, Poeta!!!!!

Y avanti siempre, pero siempre, eh!!

Besos.

Hallie

Ramón Carballal escribió:
Rescátame de esta noche irreal,
trepan las luces como garfios y mueren las paredes
con ojos de vitriolo en los costados.

Se escuchan los pasos eléctricos del felino,
el murmullo de las silabas de agua.

Es la noche, mi amor, la selva de agujas
que penetra en la ingle de las horas sin ti.

Es la penumbra que mata los espejos,
que mueve las articulaciones de espantosos artilugios
y nos dispara con pétalos de horror.

De acuerdo,
si tú quieres conduce mi mano
a tus delgadas nubes y susurra un hondo quejido
en mi músculo de rosas.

Tú me hablas como aquella niña
que perdió tres pechos entre frases de diluvio,
yo busco la virtud del topo,
su silencio inacabado en la alcayata del magma.

Juego con la moneda que me prestó el ruiseñor,
busco el orificio de las penúltimas esquinas,
la negra especie del almidón que suda en el crepúsculo.

Ahora miro la escueta interrogación de tu hombro
¿qué pueblos sobreviven en sus llanuras de albahaca?

Como una mariposa encendida de tuétano,
así tu fuerza cayó en mi trébol ,
esa noche yo vi mandrágoras que amanecían
en largos dedos de araña.

Me llevaste inútilmente sobre un río de ágatas
(por un momento fuimos guerreros del resplandor)
hasta el olivo imaginario donde se columpia tu sexo.

Casi maga de los eclipses
en tu púlpito los cabellos todavía preguntan.

Tú sí que ejerces de mago, Ramón. Por tus venas corre el don de la poesía, en una intensidad desmedida. Como te dicen mis compañeros, sabes crear sensaciones de todo tipo con tus elaboradas metáforas. Hay una que me ha encantado: "y susurra un hondo quejido en mi músculo de rosas".

Un placer leerte. Saludos, amigo.

claudieta cabanyal escribió:Es un poema para disfrutarlo muy despacio.
Lo he leído varias veces y cada vez le descubro una nueva sensación.
Y sabes que a mí, me lleva mucho tiempo leerte. Lo que demuestra que yo te leo de verdad.......
Un beso,

Gracias, Claudieta, sé que me lees con atención y eso es un lujo. Un abrazo, amiga.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Un poema impresionante y lleno de hondura lírica!

Enhorabuena, Poeta!!!!!

Y avanti siempre, pero siempre, eh!!

Besos.

Hallie

Gracias, Hallie. ¡Avanti siempre!, claro que si. Besos.

Ya sabes lo que pienso de este poema... Tal y como su nombre anuncia está lleno de magia...

Besotes,

Carmen

menudas imagenes Ramon...es un texto que me habria encantado escribir...con eso te lo digo todo...un fuerte abrazo poeta !!

imágen tras imagen avanzan las letras en intensidad y ciertamente magia

te aplaudo Ramón

.

Ramón Carballal escribió: Rescátame de esta noche irreal,
trepan las luces como garfios y mueren las paredes
con ojos de vitriolo en los costados.

Se escuchan los pasos eléctricos del felino,
el murmullo de las silabas de agua.

Es la noche, mi amor, la selva de agujas
que penetra en la ingle de las horas sin ti.

Es la penumbra que mata los espejos,
que mueve las articulaciones de espantosos artilugios
y nos dispara con pétalos de horror.

De acuerdo,
si tú quieres conduce mi mano
a tus delgadas nubes y susurra un hondo quejido
en mi músculo de rosas.

Tú me hablas como aquella niña
que perdió tres pechos entre frases de diluvio,
yo busco la virtud del topo,
su silencio inacabado en la alcayata del magma.

Juego con la moneda que me prestó el ruiseñor,
busco el orificio de las penúltimas esquinas,
la negra especie del almidón que suda en el crepúsculo.

Ahora miro la escueta interrogación de tu hombro
¿qué pueblos sobreviven en sus llanuras de albahaca?

Como una mariposa encendida de tuétano,
así tu fuerza cayó en mi trébol ,
esa noche yo vi mandrágoras que amanecían
en largos dedos de araña.

Me llevaste inútilmente sobre un río de ágatas
(por un momento fuimos guerreros del resplandor)
hasta el olivo imaginario donde se columpia tu sexo.

Casi maga de los eclipses
en tu púlpito los cabellos todavía preguntan.

Es hermoso Ramón, de principio a fin atrapa, ais esas meigas que hacen de las suyas¡¡¡

un placer como siempre entrar en tu poemas, un biquiño

Hola Ramón.
Lirismo y magia en un excelente poema que me ha complacido leer. Un abrazo.
Mario.

Óscar Bartolomé Poy escribió:

Ramón Carballal escribió:
Rescátame de esta noche irreal,
trepan las luces como garfios y mueren las paredes
con ojos de vitriolo en los costados.

Se escuchan los pasos eléctricos del felino,
el murmullo de las silabas de agua.

Es la noche, mi amor, la selva de agujas
que penetra en la ingle de las horas sin ti.

Es la penumbra que mata los espejos,
que mueve las articulaciones de espantosos artilugios
y nos dispara con pétalos de horror.

De acuerdo,
si tú quieres conduce mi mano
a tus delgadas nubes y susurra un hondo quejido
en mi músculo de rosas.

Tú me hablas como aquella niña
que perdió tres pechos entre frases de diluvio,
yo busco la virtud del topo,
su silencio inacabado en la alcayata del magma.

Juego con la moneda que me prestó el ruiseñor,
busco el orificio de las penúltimas esquinas,
la negra especie del almidón que suda en el crepúsculo.

Ahora miro la escueta interrogación de tu hombro
¿qué pueblos sobreviven en sus llanuras de albahaca?

Como una mariposa encendida de tuétano,
así tu fuerza cayó en mi trébol ,
esa noche yo vi mandrágoras que amanecían
en largos dedos de araña.

Me llevaste inútilmente sobre un río de ágatas
(por un momento fuimos guerreros del resplandor)
hasta el olivo imaginario donde se columpia tu sexo.

Casi maga de los eclipses
en tu púlpito los cabellos todavía preguntan.

Tú sí que ejerces de mago, Ramón. Por tus venas corre el don de la poesía, en una intensidad desmedida. Como te dicen mis compañeros, sabes crear sensaciones de todo tipo con tus elaboradas metáforas. Hay una que me ha encantado: "y susurra un hondo quejido en mi músculo de rosas".

Un placer leerte. Saludos, amigo.

Mi agradecimiento por tus palabras, Óscar. Uno intenta escribir como sabe o como puede. Un abrazo.

Hermoso poema, querido amigo Ramón.
Creo que eres de esos autores, más allá de los gustos de cada cual, que son reconocibles de inmediato. Tu estilo, trufado de elementos surrealistas, tiene la fuerza incontenible de la pasión creadora.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Un fuerte abrazo.

carmen iglesia escribió:Ya sabes lo que pienso de este poema... Tal y como su nombre anuncia está lleno de magia...

Besotes,

Carmen

Gracias, Carmen, siempre te acuerdas de dejarme un comentario y lo valoro. Un abrazote.

Un poema de corte surrealista que te mantiene enganchado del desenlace todo el tiempo, realmente la capacidad de imaginar crea estos pequeños momentos de magia, que se miran desde el asombro, Ramón.

Un abrazo

Sara