Te quiero mucho...Como a la Luna.

[Billy MacGregor]

Serían las tres de la madrugada cuando sonó el teléfono.
Mi primo Carlos y yo, estábamos viendo una película de Superman, nuestro héroe favorito. Aquella habitación de hotel en Bilbao, además de televisión internacional vía satélite, tenía moqueta, lo recuerdo.
La cantante y su madre, dormían en el cuarto de al lado. No se si tenía moqueta.
Mi primo toca la guitarra, y yo, el piano.
La cantante, canta.
No me preguntes por su madre.
También recuerdo que no teníamos plata, y hasta que no cobráramos nuestras actuaciones en la sala de fiestas del hotel, la única diversión que mi primo y yo teníamos, era comer bocadillos de mortadela y ver como Superman salvaba el mundo, otra vez.
Total, que mi primo se me quedó mirando y yo me quedé mirando a mi primo. “Cógelo tu”. “No no, tú, cógelo tu”.
Lo cogió él.
Pero era para mí.
“-¿Para mí?”
Que yo supiera, nadie sabía donde estaba, los músicos de orquesta, somos así, unos tristes.
“-¿Quién es?”. Bajito, para que quien sea, no sepa que estoy allí.
Aunque si nadie lo sabe, quien sea tampoco, que absurdo, que quien sea, sea nadie.
Nadie, al final resulta que “Es Paco”, el recepcionista.
“-¿Y qué quiere?”
Con la mano extendida como si el teléfono quemara, mi primo lo agita delante de mí.
“-¿Si?”
Al otro lado del teléfono, Paco, me cuenta que no pasa nada; pero que tengo una llamada en espera, de alguien que quiere hablar conmigo.
Que si me la pasa.
Entonces yo le digo que aquí no conozco a nadie, bueno, que no conozco a nadie en ningún sitio, o no me acuerdo tanto como de las moquetas, o los olvido fácilmente, y que, no se, no se...
Mi primo Carlos tiene una bonita sonrisa, como de indio americano. Aunque no tiene ni idea de lo que me está diciendo Paco.
Lo que me está contando paco, yo, todavía no me lo creo.
Porque esas cosas sólo le pasan a...a otros. Pero a mí no. Y el caso es que me pasan. A lo mejor soy otro aparte de yo. ¿Quién seré?
“Se llama Concha...la conozco hace tiempo y te aseguro, que es un encanto de chica...”
Por lo visto Concha, nos había visto esa noche actuar, y quería tomar una copa conmigo.
Conmigo. Que por entonces no era más que huesos, un muchacho de párpados caídos sin otro sueño que ir tirando, de ciudad en ciudad.
“Tu tranquilo”, decía Paco, “Que no te va a comer hombre...Te la paso”
Me temblaban las manos.
Era joven...

Continuará...

[Sara Castelar Lorca]

Espectante estoy por conocer a Concha...espero que el miedo no esté justificado ... o sí.

Un abrazo, Manuel.

Sara