
He sentido hundirse en la zozobra
la única burbuja de cristal
que brillaba sobre el ciego mar de la distancia.
Refugiado tras los muros de un granítico silencio,
he recorrido a solas
las oscuras galerías de la noche
con sus cálidos remansos y sus rincones ocultos
obstinado en levantar las torres derruídas
que fueron atalaya de mi isla abandonada.
Bajo el cielo apagado de las velas,
con la mirada temblorosa y somnolienta,
he podido ver en brazos de las sombras
cómo un cuerpo desnudo de mujer
desprendía primaveras de pasión
agitando sin cesar el fanal de mis deseos.
Cauteloso,buscando las claves de tanta servidumbre,
quise seguir la voz de espejos transparentes
con el firme propósito de alcanzar la salida
de la ascética hormiga de ilusión
donde se asientan mis pacientes inquietudes.
Mas qué largo es el tránsito en este territorio:
Una mujer que espiga con su libre pensamiento
las raíces del recuerdo donde rielan églogas de mar
y un hombre,triste reflejo del llanto de la luna
buscando en el glaciar de las ausencias
el porqué de sus lágrimas heladas.
*Andros