Editorial Alaire

El mañana me pesa como una promesa olvidada
y se deshace entre mis dedos como la baba de un caracol,
dejando un reguero de tristeza.

El presente es el eterno ausente;
cada vez que pienso en él,
desaparece.

El pasado es una quimera a la que corté la cabeza,
pero no sirvió de nada;
le creció una nueva,
y aún más fiera.

¿Quién me hará vivir cuando ya no quede nada más de mí
que el silencio que recubre de polvo el sarcófago del sueño?

Cuando yo ya no esté,
vísteme con los colores del momento
y recuérdame como un instante vivo,
en movimiento,
que el pasado es difunto
y el recuerdo flota muerto
en las oscuras aguas del Leteo,
donde la memoria agoniza entre gemidos lastimeros.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

Óscar Bartolomé Poy escribió:El mañana me pesa como una promesa olvidada
y se deshace entre mis dedos como la baba de un caracol,
dejando un reguero de tristeza.

El presente es el eterno ausente;
cada vez que pienso en él,
desaparece.

El pasado es una quimera a la que corté la cabeza,
pero no sirvió de nada;
le creció una nueva,
y aún más fiera.

¿Quién me hará vivir cuando ya no quede nada más de mí
que el silencio que recubre de polvo el sarcófago del sueño?

Cuando yo ya no esté,
vísteme con los colores del momento
y recuérdame como un instante vivo,
en movimiento,
que el pasado es difunto
y el recuerdo flota muerto
en las oscuras aguas del Leteo,
donde la memoria agoniza entre gemidos lastimeros.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

Oscar, me encanta este poema!! Lo único que tenemos es el instante este, y ya se fue...
Gracias por éste, que es (fue) movilizador, saludos, Luna de Nos.-

En alguna parte del mundo comienza a implementarse la práctica de cremar el cuerpo humano muerto y trasformarlo en una semi-esfera que irá a parar a los arrecifes de coral. La idea es no acabar dentro de un cajón asquerosamente enterrado sino servir como abono al descomponernos, al menos le debemos eso al mundo que nos soportó en él, creo yo. Pero aún más importante es la idea de cambio trascendental que -a mi ver- la opción plantea. La muerte es algo que genera miedo y sentimientos encontrados, pero mucho de lo que la idea de ella trasmite se debe, justamente, a esta visión terrible de ella que hemos heredado. No digo que quienes veían en ella la liberación y paz final en tiempos antiguos no sintieran miedo, pero veían el todo con algo más de serenidad. Creo que el problema es que nos han enseñado a temerle a algo que es inevitable. Y, si la naturaleza hace que los mecanismos de este mundo funcionen tan PERFECTAMENTE ¿por qué habría de crear algo errado como la muerte?
Amé sus reflexiones, caballero Bartolomé, siempre que vengo a sus letras salgo reconfortada.
Saludos.
.:Tati:.

Cuando ya no estemos, espero que se palabra, mi querido amigo Óscar. Una palabra sin tiempo, en los ojos de los que nos conocieron.

Bello poema

abrazos y gracias por compartir

Óscar Bartolomé Poy escribió:El mañana me pesa como una promesa olvidada
y se deshace entre mis dedos como la baba de un caracol,
dejando un reguero de tristeza.

El presente es el eterno ausente;
cada vez que pienso en él,
desaparece.

El pasado es una quimera a la que corté la cabeza,
pero no sirvió de nada;
le creció una nueva,
y aún más fiera.

¿Quién me hará vivir cuando ya no quede nada más de mí
que el silencio que recubre de polvo el sarcófago del sueño?

Cuando yo ya no esté,
vísteme con los colores del momento
y recuérdame como un instante vivo,
en movimiento,
que el pasado es difunto
y el recuerdo flota muerto
en las oscuras aguas del Leteo,
donde la memoria agoniza entre gemidos lastimeros.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

Es un paisaje muy triste imaginar por un momento por mínimo que sea, cuando tú ya no estés, el poema invita a la reflexión en su profundidad y rotundidad certera. Mientras viviremos( vivir, mi vida, vivir amando-te)

Luna de Nos escribió:

Óscar Bartolomé Poy escribió:El mañana me pesa como una promesa olvidada
y se deshace entre mis dedos como la baba de un caracol,
dejando un reguero de tristeza.

El presente es el eterno ausente;
cada vez que pienso en él,
desaparece.

El pasado es una quimera a la que corté la cabeza,
pero no sirvió de nada;
le creció una nueva,
y aún más fiera.

¿Quién me hará vivir cuando ya no quede nada más de mí
que el silencio que recubre de polvo el sarcófago del sueño?

Cuando yo ya no esté,
vísteme con los colores del momento
y recuérdame como un instante vivo,
en movimiento,
que el pasado es difunto
y el recuerdo flota muerto
en las oscuras aguas del Leteo,
donde la memoria agoniza entre gemidos lastimeros.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

Oscar, me encanta este poema!! Lo único que tenemos es el instante este, y ya se fue...
Gracias por éste, que es (fue) movilizador, saludos, Luna de Nos.-

Gracias por tu comentario, Luna de Nos. Me alegro de que te haya gustado tanto. Es cierto, sólo existe el instante, y el instante es efímero.

Saludos.

Maika Silva escribió:En alguna parte del mundo comienza a implementarse la práctica de cremar el cuerpo humano muerto y trasformarlo en una semi-esfera que irá a parar a los arrecifes de coral. La idea es no acabar dentro de un cajón asquerosamente enterrado sino servir como abono al descomponernos, al menos le debemos eso al mundo que nos soportó en él, creo yo. Pero aún más importante es la idea de cambio trascendental que -a mi ver- la opción plantea. La muerte es algo que genera miedo y sentimientos encontrados, pero mucho de lo que la idea de ella trasmite se debe, justamente, a esta visión terrible de ella que hemos heredado. No digo que quienes veían en ella la liberación y paz final en tiempos antiguos no sintieran miedo, pero veían el todo con algo más de serenidad. Creo que el problema es que nos han enseñado a temerle a algo que es inevitable. Y, si la naturaleza hace que los mecanismos de este mundo funcionen tan PERFECTAMENTE ¿por qué habría de crear algo errado como la muerte?
Amé sus reflexiones, caballero Bartolomé, siempre que vengo a sus letras salgo reconfortada.
Saludos.
.:Tati:.

Gracias por tu generosa opinión, Tati, que, como siempre, argumentas con buenas razones. Temerle a la muerte es algo natural e instintivo (incluso los animales, que no tienen consciencia o la tienen de una forma primitiva y poco desarrollada) la temen, dentro de su lucha por la supervivencia. Ahora bien, es cierto que en nuestra sociedad, al haber tantos avances científicos y prolongarse la esperanza de vida, ese temor es mayor que en otras épocas, pues antaño la muerte era aceptada por su cotidianeidad. Con eso y con todo, ningún ser humano está preparado para afrontar la noción de no ser nada, pues desde que nacemos somos algo. Lo que nos aterra no es la muerte del cuerpo, sino de la consciencia, la consciencia de existir.

Por cierto, había oído que algunos envían sus cenizas al espacio en sondas, pero eso que dices de las biosferas me parece harto curioso. El cuerpo nunca deja de ser abono. Polvo somos y en polvo nos convertiremos.

Saludos.

Hola Óscar B.

El pasado es una quimera a la que corté la cabeza,
pero no sirvió de nada;
le creció una nueva,
y aún más fiera.

Suele pasar, amigo mío, suele pasar.
Me gustó tu poema con esa reflexión sobre cuando no estemos. Realmente si se piensa con frialdad, dejar de existir es una cosa que nadie asume, mi jóvenes ni viejos.
Un abrazo.
Mario.

Me gustan tus reflexiones existencialistas, aunque a veces las matices con tonos melancólicos.
Me quedo con:
"El presente es el eterno ausente;
cada vez que pienso en él,
desaparece"
Algunas veces me he puesto a pensar en eso, que el presente es un instante tan corto que no existe.
Luego, te miras desde el futuro, no imagino lo espantoso que puede ser verse muerto (probablemente porque como bien dijiste, no puedo imaginar no ser nada)

"Cuando yo ya no esté,
vísteme con los colores del momento
y recuérdame como un instante vivo,
en movimiento,.."

El juego que haces entre momento y movimiento, es exquisito. Sin dejar de lado el contenido, 'recuérdame como un instante vivo'. Quizás uno de los versos más tristes que te he leído.

Un abrazo trístico.

Just Gafar escribió:Cuando ya no estemos, espero que se palabra, mi querido amigo Óscar. Una palabra sin tiempo, en los ojos de los que nos conocieron.

Bello poema

abrazos y gracias por compartir

La palabra tiene aquello de lo que el cuerpo carece: la inmortalidad. Gracias ti por fijar la atención en mi poema, Just.

Un abrazo.

Mía escribió:

Óscar Bartolomé Poy escribió:El mañana me pesa como una promesa olvidada
y se deshace entre mis dedos como la baba de un caracol,
dejando un reguero de tristeza.

El presente es el eterno ausente;
cada vez que pienso en él,
desaparece.

El pasado es una quimera a la que corté la cabeza,
pero no sirvió de nada;
le creció una nueva,
y aún más fiera.

¿Quién me hará vivir cuando ya no quede nada más de mí
que el silencio que recubre de polvo el sarcófago del sueño?

Cuando yo ya no esté,
vísteme con los colores del momento
y recuérdame como un instante vivo,
en movimiento,
que el pasado es difunto
y el recuerdo flota muerto
en las oscuras aguas del Leteo,
donde la memoria agoniza entre gemidos lastimeros.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

Es un paisaje muy triste imaginar por un momento por mínimo que sea, cuando tú ya no estés, el poema invita a la reflexión en su profundidad y rotundidad certera. Mientras viviremos( vivir, mi vida, vivir amando-te)

Sí, mi Amor, aún nos queda mucho por vivir y por escribir, así que viviremos escribiendo y escribiremos la vida en versos, ofreciéndole nuestro Amor a la poesía. Qué diferencia tan grande entre amar el té y amarte.

Éste es sólo un paréntesis. Pronto volverán los poemas de amor, sin dejar de lado la espiritualidad.

Te amo, Sara Mía.

Oscar buen poema nos dejas. Me llega el mensaje de tus versos con intensidad y sugerente estética literaria. Los disfruté leyendo.

Saludos, hoy primavarales, desde bien cerca de donde vives, concretamente Leioa. Supongo conocerás.

Raf.

Mario Martínez escribió:Hola Óscar B.

El pasado es una quimera a la que corté la cabeza,
pero no sirvió de nada;
le creció una nueva,
y aún más fiera.

Suele pasar, amigo mío, suele pasar.
Me gustó tu poema con esa reflexión sobre cuando no estemos. Realmente si se piensa con frialdad, dejar de existir es una cosa que nadie asume, mi jóvenes ni viejos.
Un abrazo.
Mario.

Y se asume peor cuando eres viejo, pues es entonces cuando ves la muerte más de cerca y te aferras más a la vida.

Me alegro de que te haya gustado mi poema. Un abrazo, Mario.

Tristitia Marisol escribió:Me gustan tus reflexiones existencialistas, aunque a veces las matices con tonos melancólicos.
Me quedo con:
"El presente es el eterno ausente;
cada vez que pienso en él,
desaparece"
Algunas veces me he puesto a pensar en eso, que el presente es un instante tan corto que no existe.
Luego, te miras desde el futuro, no imagino lo espantoso que puede ser verse muerto (probablemente porque como bien dijiste, no puedo imaginar no ser nada)

"Cuando yo ya no esté,
vísteme con los colores del momento
y recuérdame como un instante vivo,
en movimiento,.."

El juego que haces entre momento y movimiento, es exquisito. Sin dejar de lado el contenido, 'recuérdame como un instante vivo'. Quizás uno de los versos más tristes que te he leído.

Un abrazo trístico.

En la última estrofa es donde está el verdadero contenido del poema. Lo otro es sólo una introducción, como hay una introducción a la muerte. La viveza del recuerdo despoja al recuerdo de su naturaleza muerta, porque, por lo general, sólo se recuerda lo que ya no está, lo que se ha perdido, y eso es ineluctablemente triste. Nadie puede imaginarse en un estado de no-vida, porque no guardamos esa experiencia (la experiencia siempre, por definición, es vital).

Un abrazo tristónico, mi estimada amiga Tristitia.

Un poema que juega con la rima, con la sonoridad de la palabra y con su textura, un poema piramidal, donde el corazón reside en su base.

Un abrazo
Marian