Editorial Alaire

Atardecer con un brindis de labios
nutrido desde el temblor de una mirada,
tras una ventana generosa de luz
asoma un narciso, atrevido, alto como el sol de junio,
encendió mis ojos de luz y de mi alma en espiga nació
la sed de su boca amante.
Llegó a mi carne, desnudo en su hermosura,
para ungir mi vientre en el fulgor de la mañana.

Amago inquietante, este azul que adorna,
sensible pétalo suspendido, en este mi tronco, exaltado,
sediento de rocío, mi piel despunta, serena,
como el claroscuro otoño donde cae temprana la noche,
férvidas sus manos de ramas, doctas en su plegaria,
alterada su lengua de hiedra por los acantilados de mis muslos,
expectantes las insomnes cordilleras, erectas de su salvaje jerga, tierna,
desprovista de prisas y de pasados;
que no dejó ni un poro sin el recorrido de la savia
intrépida cabalgada que me desanudó infinita
hasta la declinación de nuestras nucas, descreídas.
Asalto asombroso el amor, sublime entrega,
donde quiero seguir así por siempre alucinada.



Con Amor a Óscar Bartolomé
( a la luz de mi faro)

Un precioso poema, amiga Mía. Siempre es gratificante acudir a la llamada de un grito de cariño enamorado.
Me alegra volver a leerte, compañera.
Recibe un cordial saludo.

Mía escribió:Atardecer con un brindis de labios
nutrido desde el temblor de una mirada,
tras una ventana generosa de luz
asoma un narciso, atrevido, alto como el sol de junio,
encendió mis ojos de luz y de mi alma en espiga nació
la sed de su boca amante.
Llegó a mi carne, desnudo en su hermosura,
para ungir mi vientre en el fulgor de la mañana.

Amago inquietante, este azul que adorna,
sensible pétalo suspendido, en este mi tronco, exaltado,
sediento de rocío, mi piel despunta, serena,
como el claroscuro otoño donde cae temprana la noche,
férvidas sus manos de ramas, doctas en su plegaria,
alterada su lengua de hiedra por los acantilados de mis muslos,
expectantes las insomnes cordilleras, erectas de su salvaje jerga, tierna,
desprovista de prisas y de pasados;
que no dejó ni un poro sin el recorrido de la savia
intrépida cabalgada que me desanudó infinita
hasta la declinación de nuestras nucas, descreídas.
Asalto asombroso el amor, sublime entrega,
donde quiero seguir así por siempre alucinada.



Con Amor a Óscar Bartolomé
( a la luz de mi faro)

Qué te puedo decir que no te haya dicho antes, mi Amor. Ha sido toda una alegría leerte en este foro con un poema tan espectacular como éste, que nunca me canso de leer. La influencia que ejerces en mí es tan grande que gracias a este poema escribimos un díptico del amor: 'Atardece en tus labios' y 'Atardece en tus ojos'. No hay nada más hermoso que el amor y la poesía cabalguen juntos, y se fusionen, como se fusionan nuestros cuerpos cuando el deseo hace efecto.

La segunda estrofa es maravillosa: sensual, provocativa, elegante, evocadora... Lo tiene todo, todas nuestras claves: el acantilado, los muslos, la savia, la nuca, etc. Esas "férvidas manos, doctas en su plegaria" son de un lirismo deslumbrante.

Espero que sigas alucinada por mucho tiempo. Para ti es mi amor, mis besos, mi corazón y mi poesía.

Te quiero, Sara Mía, como mujer y como poeta.

Rafel Calle escribió:Un precioso poema, amiga Mía. Siempre es gratificante acudir a la llamada de un grito de cariño enamorado.
Me alegra volver a leerte, compañera.
Recibe un cordial saludo.

Gracias Rafel por la cordialidad de tus palabras amables.

un abrazo

Óscar Bartolomé Poy escribió:

Mía escribió:Atardecer con un brindis de labios
nutrido desde el temblor de una mirada,
tras una ventana generosa de luz
asoma un narciso, atrevido, alto como el sol de junio,
encendió mis ojos de luz y de mi alma en espiga nació
la sed de su boca amante.
Llegó a mi carne, desnudo en su hermosura,
para ungir mi vientre en el fulgor de la mañana.

Amago inquietante, este azul que adorna,
sensible pétalo suspendido, en este mi tronco, exaltado,
sediento de rocío, mi piel despunta, serena,
como el claroscuro otoño donde cae temprana la noche,
férvidas sus manos de ramas, doctas en su plegaria,
alterada su lengua de hiedra por los acantilados de mis muslos,
expectantes las insomnes cordilleras, erectas de su salvaje jerga, tierna,
desprovista de prisas y de pasados;
que no dejó ni un poro sin el recorrido de la savia
intrépida cabalgada que me desanudó infinita
hasta la declinación de nuestras nucas, descreídas.
Asalto asombroso el amor, sublime entrega,
donde quiero seguir así por siempre alucinada.



Con Amor a Óscar Bartolomé
( a la luz de mi faro)

Qué te puedo decir que no te haya dicho antes, mi Amor. Ha sido toda una alegría leerte en este foro con un poema tan espectacular como éste, que nunca me canso de leer. La influencia que ejerces en mí es tan grande que gracias a este poema escribimos un díptico del amor: 'Atardece en tus labios' y 'Atardece en tus ojos'. No hay nada más hermoso que el amor y la poesía cabalguen juntos, y se fusionen, como se fusionan nuestros cuerpos cuando el deseo hace efecto.

La segunda estrofa es maravillosa: sensual, provocativa, elegante, evocadora... Lo tiene todo, todas nuestras claves: el acantilado, los muslos, la savia, la nuca, etc. Esas "férvidas manos, doctas en su plegaria" son de un lirismo deslumbrante.

Espero que sigas alucinada por mucho tiempo. Para ti es mi amor, mis besos, mi corazón y mi poesía.

Te quiero, Sara Mía, como mujer y como poeta.

Yo tampoco sé qué decir, bueno sí sé, pero no me parece el medio adecuado,Estoy de acuerdo que el Amor y la poesía unidas nacen poemas hermosos, sé que te gusta este poema especialmente por eso lo publiqué para que navegara al lado de tu atardece en tus ojos, gracias por existir y ser en mí Amor. Te quiero, Besos, todos...

Qué hermoso poema. Te felicito a ti y al receptor por recibir tanto amor
Un abrazo
Pilar

Pilar Morte escribió:Qué hermoso poema. Te felicito a ti y al receptor por recibir tanto amor
Un abrazo
Pilar

Gracias Pilar por pararte y dejar tu huella en este atardecer.

Un abrazo

Si te quedas alucinada en ese amor, yo me quedo alucinada en estos versos: "Atardecer con un brindis de labios", qué hermosa descripción que has logrado de un beso.
También me gustó mucho: "Llegó a mi carne, desnudo en su hermosura" me hizo respirar ternura, y ese toque de erotismo que es el complemento perfecto del amor.
Es sublime conjugar amor y poesía, y lograr que ambos lleguen a ser uno solo, y lo has conseguido divinamente.
Mi admiración.

Tristitia Marisol escribió:Si te quedas alucinada en ese amor, yo me quedo alucinada en estos versos: "Atardecer con un brindis de labios", qué hermosa descripción que has logrado de un beso.
También me gustó mucho: "Llegó a mi carne, desnudo en su hermosura" me hizo respirar ternura, y ese toque de erotismo que es el complemento perfecto del amor.
Es sublime conjugar amor y poesía, y lograr que ambos lleguen a ser uno solo, y lo has conseguido divinamente.
Mi admiración.

Generoso comentario Tristitia, gracias por dejar tu impresión a esta alucinada del amor.

saludos