Editorial Alaire

Cuando miro un cerezo florecido
recuerdo aquella primavera norteña
y una fotografía donde el blanco-rosa
era techo, suelo, paredes y sueños
en medio yo, creyendo el paraíso

Cerezos en flor
parados en hileras como niños
matizando el paisaje a mis ojos incrédulos
que se extasiaban expectantes y atrevidos

Mixturas que evocaban al amor puro y claro
entre pétalos blanquecinos temblando dadivosos
flores que daban paso a drupas carmesí
jugosas y sensuales embriagando las tardes
en paseos repletos de románticos instantes

Recuerdos de un ayer que vuelve intermitente
me acerca a tu piel y aroma de cerezos
evocando violines y flautas de lugareños
que elevaban sus notas a cielo abierto

Recuerdos madurados con el tiempo
añejados en barricas de ilusiones
ágape en la memoria, festín de versos
plenos de recuerdos…


Antonietta Valentina/S.O.
2009

Los cerezos florecidos son preciosos. Tengo que preguntarle a Mario si en el lugar donde vive, ocurre como en el valle del Jerte. Es.., no sé si has estado en España en esa época en la que -en el valle- florecen los cerezos. Es inolvidable. Bueno, imagino que también hay otros lugares igual de bellos. Y es que la naturaleza, con frecuencia, nos conforta de tantos malos ratos como pasamos o nos hacen pasar.

Me alegra mucho leerte, Antonietta. Mucho.

Blanca

Què hermosa pintura nos dejas poeta!
Gracias por compartir tus letras en este espacio...
Felicidades y hasta un proximi recorrido de versos.
-angel