Editorial Alaire

A Sara



Nómbrate ciega,
táctil para mi voz ardida,
púbica, amadamente yámbica.
Arda en la noche el hueco de tu carne
y te nombre el amor de la serpiente:
mi célica, mi amanecida,
mi cebra devorada hasta la crin.
Corrompa tu materia al fondo
mi ser de luz silábica,
y la inocencia cruce tu gritar
en tu crujir las vértebras
o tu aspirar la edad de la semilla
que te fecunde o te alimente.
Forme el espejo el día
en la enumeración enrojecida de tus bragas
y en el carbón
o en los metales ásperos del mundo
donde la esdrújula divide tu vocablo,
y ya minúscula, te nombra.
Lleve la sal de todas las cucharas
mi corazón naciente
y te declare el átomo, su atmósfera o su edad,
la pálida república, mi hermosa del amor,
la médula y mecánica donde comienza el aire:
benditas seas tú, entre todas las hembras.

Vengo rápido, como no puede ser de otro modo cuando se trata de ti, de tu maravillosa forma de emocionarme . Tú tienes todos las claves para entrar en mi corazón y sobre todo tienes lo fundamental, el peso indiscutible que hace quedarse para siempre en él, en este vuelo juntos donde te debo muchas cosas, B, pero lo que más presente tengo es la risa, gracias por hacerme reir cada día, leoncillo y por el vuelo, ese vuelo juntos al despertar y siempre.
Un besito, amor, te amo

Sara

Pdt.- Gracias cielo, hoy no me pongo regañona lo prometo...

Haciendo abstracción de la persona a la que va dirigida el poema y que lo inspira, pueden valorarse estos versos en su sentido universal, con la validez que otorga una escritura de connotaciones de amoroso culto en un estilo desbordante, más pasional y apasionado que amoroso, casi rabiosamente provocador en su verbo sin mesura. Huele a pulsión liberada, a grito reivindicativo, a posesión con vocación de eternidad, de vida. Enhorabuena, Benjamín.
Salud.

Un poema excelso y tan definitivo como el Amor en la condición humana.

Felicitaciones y aplausos!!!!

Un abrazo fuerte para Sara.

Hallie

Jo, después de leer esos versos, me he quedado sin palabras. Y sin aliento.

Magnífico, Benjamín.

Blanca

Nómbrate ciega,
táctil para mi voz ardida,
púbica, amadamente yámbica.
Arda en la noche el hueco de tu carne
y te nombre el amor de la serpiente:
mi célica, mi amanecida,
mi cebra devorada hasta la crin.

Benjamín León escribió:
A Sara



Nómbrate ciega,
táctil para mi voz ardida,
púbica, amadamente yámbica.
Arda en la noche el hueco de tu carne
y te nombre el amor de la serpiente:
mi célica, mi amanecida,
mi cebra devorada hasta la crin.
Corrompa tu materia al fondo
mi ser de luz silábica,
y la inocencia cruce tu gritar
en tu crujir las vértebras
o tu aspirar la edad de la semilla
que te fecunde o te alimente.
Forme el espejo el día
en la enumeración enrojecida de tus bragas
y en el carbón
o en los metales ásperos del mundo
donde la esdrújula divide tu vocablo,
y ya minúscula, te nombra.
Lleve la sal de todas las cucharas
mi corazón naciente
y te declare el átomo, su atmósfera o su edad,
la pálida república, mi hermosa del amor,
la médula y mecánica donde comienza el aire:
benditas seas tú, entre todas las hembras.

Me ha encantado el comienzo del poema. Los tres primeros versos son de una arrolladora belleza. También lo es la expresión "luz silábica". No obstante, creo que a medida que avanza el poema pierde algo de intensidad, y esas "bragas" desentonan un tanto, a mi entender. Comoquiera que sea, una grata lectura.

Saludos, Benjamín.

Hermoso, muy hermoso, amigo mío. Como dice Julio, el poema va dedicado a Sara, pero bien podía dedicarse al amor en sí, a todas las mujeres a las que se ama.
Felicidades y un abrazo a ambos.
Mario.

He vuelto a leerlo, guajin, y sigo sin palabras, y mira que hoy tengo el día tonto... pues ni por esas.

go up!

Blanca

Iba a dejar que este poema se fuera a los rincones, ya sabes, pero vengo a agradecerte, no sólo tu lectura o tu presencia, sino tu vida en mí. Ojalá alguna vez pudiera escribir algo que sea digno de leer o que estè a la altura de lo que uno siente; pero acá, en este intento, te dejo mi corazón.

Un besito, Cê, Lyon.

Bendición que no deja resquicio alguno, no tiene pérdida este poema, alto y frondoso como el mejor de los pinos.

Un placer, siempre.

Marian

Un poema muy arriesgado, desde el punto de vista de la poesía erótica.

Está plagado de metáforas originales e inteligentes, la erótica es fuerte, drástica en algunos versos, pero el poema cuaja una idea de principio a fin, y la envuelve de sensaciones propias.

Alabo tu riesgo, amigo, y me quedo con esa sensación de fortaleza que desprende el poema.
Un abrazo, poeta.

Luis Oroz.