Editorial Alaire

Antes de ti: rosa, cita célebre, cardenal.
Te follaba el cigomático mayor y
a la hipocondría le faltaba la hache.
Siempre hay un luego,
cada vez que me arrimaba el mar
lamía las lapas, contraía los músculos.
Los domingos están formados
por números neutrónicos
y strangelets vestidos de marinerito.
Y si te posicionas entre la poesía
o la física nuclear
nunca verás amanecer
sintiendo el miedo
de la inmensidad.
Te lo digo porque te escribía
coplillas y te invitaba a nécoras.
Te lo digo por todas las fórmulas
que te dejabas entre mis papeles.
Siempre he sentido un gran respeto
por los astrofísicos,
por sus melenas blancas como el viento,
y creo más en ellos que en el amor.
Por eso lloré tanto cuando te fuiste.
Dijeste: Adiós, te quiero.
Y estos dos ojos.
(Yo entonces no sabía nada sobre fotometría)

Uy, que buen poema! Me parece que has utilizado recursos magníficos y los versos fluyen con encanto.

Enhorabuena!!!!!!!!!!

Hallie

Me gustó leerte. Aplausos
Un abrazo
Pilar

Gracias muchachas, un abrazo

.


Otro poema fresco como un tomate recien cortado, objetivo, imparcial. Aquí no desaprovechas recursos, pero les das la vuelta para colocarlos a tu manera y queda como un baño en el mar. Vivificante.

Te felicito.


.

Ignacio García escribió: Y si te posicionas entre la poesía
o la física nuclear
nunca verás amanecer
sintiendo el miedo
de la inmensidad.

Un poema preciso y una comparación acertada, si nos posicionamos en la física, perderíamos el miedo a la soledad, pero la poesía seguiría siendo indispensable. Saludos.

Ignacio García escribió:Antes de ti: rosa, cita célebre, cardenal.
Te follaba el cigomático mayor y
a la hipocondría le faltaba la hache.
Siempre hay un luego,
cada vez que me arrimaba el mar
lamía las lapas, contraía los músculos.
Los domingos están formados
por números neutrónicos
y strangelets vestidos de marinerito.
Y si te posicionas entre la poesía
o la física nuclear
nunca verás amanecer
sintiendo el miedo
de la inmensidad.
Te lo digo porque te escribía
coplillas y te invitaba a nécoras.
Te lo digo por todas las fórmulas
que te dejabas entre mis papeles.
Siempre he sentido un gran respeto
por los astrofísicos,
por sus melenas blancas como el viento,
y creo más en ellos que en el amor.
Por eso lloré tanto cuando te fuiste.
Dijeste: Adiós, te quiero.
Y estos dos ojos.
(Yo entonces no sabía nada sobre fotometría)

Lo concreto y lo abstracto, fluye en este poema en forma encantadora, las ciencias duras, y la poesía, como vehículo para describir, lo indescriptible.
Porque el amor, se siente, (strangelets que se encuentran) y mil palabras, no alcanzan, aunque en este poema, se siente su presencia.
Te felicito por el ingenio para contrastar y complementar, y que no se sienta forzado.
Saludos, Luna de Nos.-