Con la rabia en los tacones
se suicida la neurona
de la buena voluntad.
Taconea esta fuerza
que me sale del talón
y me canta la verdad.
Esta espalda tan erecta
no me duele si no quiero
no se curva por la edad.
De un ataque de soberbia
de tacón a pierna suelta
se suicida mi humildad.