Página 1 de 5
CLAIRE - Geranios de otro mundo
Publicado: Mié, 18 Feb 2009 15:43
por J. J. Martínez Ferreiro
La mujer entrada, la mujer preludio,
la gran mujer en la revelación del verde tronco,
del triunfo de la piel bañada en la saliva
y en la humareda del sudor.
Ojos y sienes fuertemente sensitivos,
su gemido invadía el bosque,
vibrando las maderas de repente.
Su tormenta rompía el núcleo;
desviviendo la furia se invadía.
Vertida toda junta
se enamoraba del fulgor de las profundidades.
Mis ebrios dedos mimaban con candor
la mudez blanca de los muslos,
la carne ardida a fuego lento.
Acaricié sus pechos
como a dos aves coloradas
o a los geranios de otro mundo,
y fue por eso que la amé
con la esencia que viene de lo otro.
Publicado: Mié, 18 Feb 2009 18:50
por Jaume vendrell KYUSS
bella mujer...solo puedo decir eso...y bello poema amigo...me ha encantado desvirgarlo...al poema...un abrazo maldito...
Publicado: Mié, 18 Feb 2009 21:04
por Marian Ramentol Serratosa
Mi querido Mago, volver a ti es volver a meterse dentro de un cuadro, bucear por sus colores de versos y su disposición que imagino angulada, sinuosa, y dejarnos mecer, siempre he dicho que eras un pintor de versos, y lo reafirmo.
Un besazo
Marian
Re: La mujer alta, la gran mujer
Publicado: Mié, 18 Feb 2009 21:51
por Blanca Sandino
y fue por eso que pasado un tiempo
acaricié sus pechos como a dos aves coloradas o a los geranios de otro mundo
y fue por eso que la amé
con la esencia que viene de lo otro.
Los versos anteriores nos explican los motivos. A mí me parece que los has presentado de una forma tan bella, que son más que suficientes.
Blanca
Re: La mujer alta, la gran mujer
Publicado: Jue, 19 Feb 2009 12:23
por Julio Gonzalez Alonso
J. J. M. Ferreiro escribió:La mujer alta, la gran mujer en la revelación del verde tronco,
de la piel anegada en la saliva, en la humareda del sudor.
Su tormenta rompía el núcleo; desviviendo la furia se perseguía.
Dormida toda junta se enamoraba del fulgor de las profundidades.
Ojos y sienes fuertemente sensitivos, su canto golpeaba el bosque,
vibrando las maderas de repente,
los eléctricos dedos mimando con candor las flores blancas de los muslos,
la carne de la soledad ardida a fuego lento.
Y fue por eso que pasado un tiempo
acaricié sus pechos como a dos aves coloradas o a los geranios de otro mundo
y fue por eso que la amé
con la esencia que viene de lo otro.
Impactante poema de amor en el que avanza el poeta con rotundidad y sentimientos enraizados en la tierra y en lo hondo de uno mismo, en las visiones de la pasión ensimismada en su mundo. Pareces incansable.
Salud.
re: La mujer alta, la gran mujer
Publicado: Jue, 19 Feb 2009 12:30
por Pilar Morte
Precioso el discurrir del amor en tus versos.
Aplaudo el poema
Un abrazo
Pilar
Publicado: Jue, 19 Feb 2009 21:24
por J. J. Martínez Ferreiro
Jaume vendrell KYUSS escribió:bella mujer...solo puedo decir eso...y bello poema amigo...me ha encantado desvirgarlo...al poema...un abrazo maldito...
Gracias Jaume por desvirgar de forma tan encantadamente maldita estos versos.
Un abrazo.
Publicado: Vie, 20 Feb 2009 8:52
por J. J. Martínez Ferreiro
Marian Ramentol Serratosa escribió:Mi querido Mago, volver a ti es volver a meterse dentro de un cuadro, bucear por sus colores de versos y su disposición que imagino angulada, sinuosa, y dejarnos mecer, siempre he dicho que eras un pintor de versos, y lo reafirmo.
Un besazo
Marian
Gracias Maga Blanca, por pasear tus poderes poéticos por este sitio.
Un biquiño grande.
Re: La mujer alta, la gran mujer
Publicado: Vie, 20 Feb 2009 16:42
por J. J. Martínez Ferreiro
Blanca Sandino escribió:
y fue por eso que pasado un tiempo
acaricié sus pechos como a dos aves coloradas o a los geranios de otro mundo
y fue por eso que la amé
con la esencia que viene de lo otro.
Los versos anteriores nos explican los motivos. A mí me parece que los has presentado de una forma tan bella, que son más que suficientes.
Blanca
Gracias Blanca, celebro la degustación que haces de estos versos.
Biquiños.
Re: La mujer alta, la gran mujer
Publicado: Mar, 17 Mar 2009 20:40
por J. J. Martínez Ferreiro
Julio González Alonso escribió:J. J. M. Ferreiro escribió:La mujer alta, la gran mujer en la revelación del verde tronco,
de la piel anegada en la saliva, en la humareda del sudor.
Su tormenta rompía el núcleo; desviviendo la furia se perseguía.
Dormida toda junta se enamoraba del fulgor de las profundidades.
Ojos y sienes fuertemente sensitivos, su canto golpeaba el bosque,
vibrando las maderas de repente,
los eléctricos dedos mimando con candor las flores blancas de los muslos,
la carne de la soledad ardida a fuego lento.
Y fue por eso que pasado un tiempo
acaricié sus pechos como a dos aves coloradas o a los geranios de otro mundo
y fue por eso que la amé
con la esencia que viene de lo otro.
Impactante poema de amor en el que avanza el poeta con rotundidad y sentimientos enraizados en la tierra y en lo hondo de uno mismo, en las visiones de la pasión ensimismada en su mundo. Pareces incansable.
Salud.
Celebro que lo hayas disfrutado amigo Julio. Como ves mi incansable y enfermiza labor perfeccionista no se sabe "si para bien o para mal" anda a vuelta con este poema.
Espero que te gusten los cambios.
Un abrazo
re: La mujer entrada, la mujer preludio
Publicado: Mar, 17 Mar 2009 21:05
por Mario Martínez
Hola J. J.
Un poema con una musicalidad tan excelente que tal pareciera escrito en terminaciones consonantes. Belleza en sus imágenes y profundidad en todos y cada uno de sus versos.
Un verdadero placer, amigo mío. Abrazos.
Mario.
Re: La mujer entrada, la mujer preludio
Publicado: Mar, 17 Mar 2009 21:23
por Sara Álvarez
J. J. M. Ferreiro escribió:La mujer entrada, la mujer preludio,
la gran mujer en la revelación del verde tronco,
del triunfo de la piel bañada en la saliva
y en la humareda del sudor.
Ojos y sienes fuertemente sensitivos,
su canto golpeaba el bosque,
vibrando las maderas de repente.
Su tormenta rompía el núcleo;
desviviendo la furia se invadía.
Dormida toda junta
se enamoraba del fulgor de las profundidades.
Los eléctricos dedos mimaban con candor
las flores blancas de los muslos,
la carne de la soledad ardida a fuego lento.
Y fue por eso que pasado un tiempo
acaricié sus pechos como a dos aves coloradas
o a los geranios de otro mundo
y fue por eso que la amé
con la esencia que viene de lo otro.
La verdad los hombres cuando aman, creo, opinión humilde, pero sincera, que aman más que las mujeres, la has ensalzado de tal forma, que haces que la estimemos, así po las buenas, siento que mi comentario no sea muy ortodoxo, soy una empedernida lectora de poesía, y entiendo desde mí, mira y permíteme la osadía que hasta esos geranios que personalmente no me gustan, ( por la alergia que pasé d niña con ellos en la ventana y nadie sabía) me han prarecido tan agradables como esos ojos y sienes que desploman a cualquier humano,
igual me he pasado, si es así, pido disculpas, pero que sepas que para mí es un poema sensual y erótico, como pocos he leído en este foro, alguno, pero pocos.. esa rama me encanta.
un cordial saludo J-J. Ferreiro
Publicado: Mié, 18 Mar 2009 12:26
por Óscar Bartolomé Poy
J. J. M. Ferreiro,
Debo decir, siguiendo el comentario de Mía, que yo recuerdo haber leído algún que otro poema erótico y sensual en este foro, de una tal Sara (sonrío).
Entrando en materia, es verdad que resulta agradable leer poemas eróticos como el que aquí nos ofreces, con expresiones delicadas como "las flores blancas de los muslos" o "del triunfo de la piel bañada en saliva". También me gusta esa categoría de mujer que estableces: "mujer entrada" y "mujer preludio". Recuerdo que en otro poema que te leí hablabas de los "hombres-río".
Saludos, J. J. M. Ferreiro.
Re: re: La mujer alta, la gran mujer
Publicado: Mié, 18 Mar 2009 17:51
por J. J. Martínez Ferreiro
Pilar Morte escribió:Precioso el discurrir del amor en tus versos.
Aplaudo el poema
Un abrazo
Pilar
Gracias Pilar, celebro que lo hayas disfrutado.
Bicos.
Publicado: Jue, 19 Mar 2009 1:20
por Benjamín León
Magnífico poema JJ, lleno de velocidad y audacia de entrega y originalidad. La división estrófica, a mi entender, entrega una clara división también en la voz, a partir de eso que llamé velocidad, quizás por el imaginario que se sucede vez tras vez y ofrece el contexto al poema, ese agente vital que es más allá de la palabra y que se acerca, tal vez, por lo sinfónico. La primera parte me parece mayor, llena de una frecuencia que me acerca a Rojas en su descripción y vitalidad, en su hondura amatoria y la metáfora. Por otro lado, la segunda parte me parece que en su explicativa resulta prescindible, sin querer con esto menoscabar el trabajo, pero le noto tal altura a la primera estrofa que la segunda se torna terrenal en su expresión. Ha sido un gusto leerte, esta dualidad, esta amatoria forma de hacer temblar en su recreación la paz del lenguaje.
Un abrazo fraterno, Benjamín.